Publicado el : 7 Enero 2011 – 4:10 de la tarde | Por Belinda van Steijn (Foto: el finisimo jarritos)
Lloriquear, sollozar, gemir. Todos lloramos distinto, pero ¿porqué? El profesor holandés Ad Vingerhoets, psicólogo de la Universidad de Tilburgo, experto en emociones, consultó a 5 mil 500 personas en 37 países, desde Islandia a Australia, desde Chile a Nepal y desde Kenia a Japón. Su conclusión es que las diferencias en el llanto son culturales.
“En el ochenta por ciento de los casos, lloramos en casa” asegura Vingerhoets, “no importa si se trata de un iglú, una choza o un chalet. Ahora bien, las diferencias culturales son más marcadas en los espacios públicos, donde a menudo se observan reglas no escritas.”
“Con las lágrimas,” agrega el experto, “pedimos que se nos proteja, buscamos crean un vínculo social o aplacar una amenaza o una agresión, o mostramos emoción en rituales como un matrimonio o un entierro.”
Impresionar a Dios
Vingerhoets menciona una vieja tradición española: una procesión de gente llorando para prevenir la sequía. “La relación entre el llanto y la sequía la podemos encontrar también entre los antiguos aztecas,” explica, “en primavera, hacían ofrendas de niños que debían producir muchas lágrimas para evitar la sequía. En Túnez se celebran todavía rituales para combatir la sequía, estimulando llanto de los niños.”
Los pequeños son separados de sus padres o les ponen una soga al cuello. Una vez que comienzan a llorar, los adultos los imitan, con la intención de que las lágrimas de los menores impresionen a Dios.
Que las mujeres lloran más que los hombres era algo que ya sabíamos, pero el psicólogo holandés descubrió también diferencias culturales. “En los países más emancipados, las mujeres lloran más que en los países con menor emancipación,” asegura. En su opinión, en los primeros las mujeres sienten mayor presión social.
Países fríos
Las diferencias culturales van todavía más allá: contra lo que se pudiera creer, en los países de clima frío se llora más que en los cálidos. “Tendíamos a creer que donde se lloraba más era en países conocidos por su emocionalidad como Italia o España. Pero no, se derraman más lágrimas en países como Islandia, Noruega y Suecia. Holanda hace también un aporte de importancia,” precisa Vingerhoets.
La libertad de expresión parece ser determinante en la frecuencia del llanto. Pero esto también se puede explicar a la inversa, porque en culturas donde hay gran libertad para llorar, la gente se siente más feliz y reina más prosperidad.
Prohibido llorar
También existen pueblos donde es prohibido llorar. En la tribu Toraja, en Indonesia, los adultos no pueden llorar de manera audible, salvo en funerales. Las mujeres también pueden sollozar cuando no pueden quedar embarazadas. Junto a otras mujeres, pueden hacerlo junto a una roca donde viven los espíritus que podrían curarla de su infertilidad.
En Turquía se llora mucho en los funerales, pero está prohibido en el momento del entierro. Entre los maoríes, en Nueva Zelanda, el llanto es prueba de lo mucho que uno siente que alguien haya muerto, y limitarse a expresarlo meramente con palabras se considera una grosería. En Nepal, el llanto en público es tabú, y como alternativa se cantan melodías tristes.
Calmantes
Los médicos holandeses en Afganistán han comprobado que en ese país la gente llora mucho menos que en Occidente. Para los facultativos, se trata de un fenómeno complicado, porque el llanto es una señal del dolor del paciente y, dado que no derraman lágrimas, no es fácil saber si necesitan calmantes.
En Etiopía, los estudiantes varones se echaron a reír viendo un documental en el que un holandés a quien se le anuncia que tiene un cáncer avanzado, rompe a llorar. Los etíopes no parecían entender la reacción del paciente holandés, y opinaban que exageraba, porque “un hombre no hace eso.”
Fuente: radio Nederland