Publicado el : 26 Diciembre 2010 – 8:00 de la mañana | Por Hans Jaap Melissen (http://www.rnw.nl/espanol)

Con once años uno está justamente en el medio. Ya no eres un niño pequeño, pero tampoco eres un adulto. Radio Nederland habló con algunos niños de once años de todo el mundo. Acerca del pasado, del presente y de las expectativas para el futuro en un siglo que tiene la misma edad que ellos.

Una de las grandes ilusiones a los once años es llegar a ser futbolista. Esto, en todo caso, es común para el holandés Ilyas y para el surinamés Jason, aunque para ambos ya suena un poco como sólo una ambición infantil.

Ilyas, concretamente, también quiere ser hombre de negocios y Jason militar. Con eso se puede llegar muy lejos en Surinam. “Si soy un alto oficial del ejército”, dice Jason, “los demás tienen que obedecerme. Un atractivo pensamiento para alguien que se ha criado entre sus primos y primas en el campo en Surinam y que los mantiene su madre desde Paramaribo.

Colaborar en la casa
Las niñas de once años de Marruecos, México e India no comparten las ambiciones de los muchachos. Además, en sus países ya están suficientemente desarrolladas como para colaborar en la casa y aportar dinero. Como es el caso de la mexicana Yanei. Después de la escuela, la niña vende pantuflas y calcetines en la calle, junto a su madre, También Ouiam de Marruecos se queda gustosamente cerca de su madre. Le ayuda después de volver de la escuela en la cocina. Sólo más tarde tiene tiempo para mirar televisión.

A la india Adithi le gusta leer las novelas escritas hace más de 50 años por la escritora inglesa Enid Blyton. Y también busca la acogedora paz de su casa en Bombay: “Después de los atentados, (de noviembre de 2008) estaba muy preocupada”, dice. También la mexicana Yanei está preocupada por la seguridad, tanto en la escuela, donde los niños se tratan con bastante brutalidad, como en el país en general. Yanei espera no tener que ser testigo de tanta violencia en México en 2011.

Contraste
Los problemas que tienen esas niñas, contrastan fuertemente con el mundo en que vive la holandesa Ilyas. El chico no tiene temor por atentados de bomba o por el futuro financiero de su familia. El solamente está preocupado de que su gato vaya a morir algún día. “Eso lo encontraría muy malo”, dice.

Lo que más quiere Ilyas es ser rico, “ o de otro modo voy a tener que trabajar duro hasta los 65 años”. Pero está consciente que otros niños de su edad, en otras partes del mundo, tienen otras preocupaciones. Él tiene medio hermanos que viven en Burkina Faso. “Dentro de un año iré a visitarlos”, nos cuenta.

Todos los niños de once años son ambiciosos a su manera. La mexicana Yanei no espera tener que vender también calcetines en la calle como su madre. “Cuando sea grande, seré enfermera o boticaria”.

Canción
Los corresponsales de Radio Nederland que hablaron con estos niños, les pidieron a todos que cantaran su canción favorita.
Esto no le vino bien a Ilyas. Le gusta Eminem pero no se le da tan bien cantar. Las niñas, por el contrario, lo intentaron enseguida.

La gran sorpresa del improvisado coro mundial es el surinamés Jason. Él canta sobre Surinam, el país que ama. “País en el que los asesinatos de diciembre son un baldón”. Si no llega a ser un futbolista podrá, como oficial del ejército, intentar borrar esa mancha.

Fuente: radio nederland

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