Habla la estudiante que denuncia haber sido violada por el director de la Escuela Técnica del Ejercito. Ella y su madre exigen justicia.

(1) “Iré hasta las últimas consecuencias”. (2) Madre dice que es deprimente.

“En ningún momento me le he ofrecido, no necesito venderme a nadie para obtener algo”, repite hasta el cansancio la estudiante de la Escuela Técnica del Ejército (ETE) Shirley Castillo Yarlequé, quien denuncia haber sido violada en ese centro de estudios castrense por el director, coronel Marco Vilela Seminario, quien recién la noche del martes fue retirado del cargo. A Shirley, quien aparenta ser una quinceañera, aunque tiene 20 años, se le ha quedado impresa en la mente el argumento que usan en el Ejército para tratar de deslegitimar su denuncia. “Este señor me está difamando diciendo que yo me le ofrecí”, continúa.

Junto a ella, su madre Enma Yarlaqué asegura que la acompañará hasta el final en busca de justicia porque lo que hicieron con su hija no va a quedar impune, aunque tenga que enfrentarse al mismo Presidente de la República. Porque no es justo que “un degenerado a quien las alumnas ven como un padre se aproveche de esto para abusar de mi hija”.

Esta madre indignada hasta lo más profundo de su ser sostiene que es mentira que el caso de su hija haya pasado desapercibido en el Ejército. Por el contrario, anota, viene recibiendo llamadas de la familia militar y de comités que se solidarizan con ella y con Shirley y y hasta ofrecen movilizarse y efectuar vigilias exigiendo justicia.

Con una “basta ya” afirma que los abusos que se cometen en las Fuerzas Armadas deben parar y espera que lo que pasó con su hija sirva par que otras jóvenes rompan su silencio.

Al escuchar el amargo relato de Shirley y el de su madre, es imposible dejar de evocar una película de terror o una de las peores pesadillas que alguien pudiera tener, pues, como si se tratara de un argumento de un clásico thriller. Ella ratifica que la noche del 8 de abril pasado fue sacada del tópico, a donde había sido llevada por una fisura por estrés en la pierna y conducida hasta el despacho del director de la ETE, por el capitán EP Hanz Cárdenas y por su jefa de sección, suboficial de 2da EP Vásquez, quienes se retiraron.

En ese lugar –asegura Shirley- la esperaba el denunciado en short, polo del Ejército y sandalias, sin el uniforme reglamentario como establecen las normas que deben vestir tanto la estudiante como el superior, durante una audiencia que ella jamás solicitó y que usualmente son en las mañanas o tardes y nunca a las ocho de la noche.

Recuerda que éste le tocó el hombro y le dijo que la ayudaría a resolver algunos problemitas. Su madre enojada interviene para decir que el director, además, la acusó de ser lesbiana y dijo que la ayudaría.

Shirley refiere que luego su director, al que veía como un padre, la besó, la cogió de los brazos y a empellones la condujo hasta la habitación que tiene en su despacho, donde la violó, aprovechándose de su metro ochenta de estatura y de su considerable corpulencia, ante una disminuida muchacha que apenas alcanza 1.50 de estatura y 40 kilos de peso.

Luego, presa de un shock traumático, la jovencita fue internada en el pabellón siquiátrico del Hospital Militar junto a pacientes esquizofrénicos, sin que sus padres supieran nada. Su madre relató a LA PRIMERA que recién conoce que su hija estaba en este hospital tres días después de los hechos, es decir el sábado 10 de abril, luego de exigir que se le informe en la ETE su paradero, pues Shirley solo logró comunicarse con ella, sin darle detalles, a través de un celular que le alcanzó una conocida con quien se topó en Emergencia antes de su internamiento. Esta mujer la reconoció y apenas pudo conversar con ella, pues el contacto fue interrumpido por uno de los galenos que la resguardaban.

“Cuando la encontré estaba dopada, pero luego, al verme por fin, mi hija rompió en llanto y me confesó que fue violada por el director de la Escuela”, agrega la señora Enma, quien confiesa que sólo pensó en buscar al acusado para hacer justicia con sus manos presa del dolor y la impotencia.

Precisa que en ese momento, además Shirley le comenta que tiene miedo que la vean en ese estado porque podían nuevamente doparla o hacerle algo.

La señora Enma recuerda con amargura que tuvo que esperar 45 días para que su hija retorne a casa, lo que consiguió luego de amenazar al comandante médico siquiatra de apellido Maguiña que lo iba a denunciar. Este le dijo que Shirley es una persona inmadura y fantasiosa.

Pero no sólo eso, sino además, este galeno -según denuncia Shirley- “me manifestaba que no haga nada en contra del coronel Vilela, pues era muy amigo del comandante general del Ejército, Otto Gibovich y tiene mucho poder en el gobierno y podrían dar de baja a mi padre (Jorge Castillo), quien es técnico de 2da EP”.

Así consta en la denuncia formulada por Shirley ante la Fiscalía Provincial de Lima en contra del coronel EP Marco Vilela, el capitán EP Hanz Cárdenas y la suboficial de 2da EP Vásquez, por el delito de violación sexual y contra la libertad individual.

Precisamente uno de los acusados, el capitán Cárdenas -según cuenta la madre de la cadete- la busca para convencerla que no siga con sus denuncias y que, a cambio, su hija podría regresar a la Escuela y continuar estudiando.

En los precisos momentos en que esta redactora entrevista a madre e hija, personal de LA PRIMERA Fiscalía Provincial Penal de Lima llega al despacho de su abogado, Miro Toledo, para notificar a Shirley a fin de que rinda su declaración indagatoria y lleve consigo la única prueba que posee sobre su denuncia que la constituye, la trusa que llevaba el día de los hechos y que entregó a su madre en el hospital.

Sin embargo, este pedido no cae muy bien a la señora Enma ni al doctor Toledo, pues temen que algo pueda sucederle a esta prenda como, por ejemplo, perderse o ser manipulada, toda vez que contiene restos del semen del presunto violador por lo que exigen que sea sometida a la prueba de ADN.

Dudan de investigación
LA PRIMERA tuvo acceso a la notificación de inicio de proceso de investigación Nº 43 COEDE/ U enviada a la cadete de II Año Shirley Castillo Yarlaqué. La pesquisa está dirigida por el general de Brigada, inspector Coede, Javier Lindo Zárate.

El documento le fue entregado el lunes 14, lleva la rúbrica de dicho inspector y contiene como marco legal la ley Nº 27444 “Ley de Procedimiento Administrativo General”, Reglamento Interno de los Centros de Formación de las FF.AA y la ley Nº 29131 “Ley del Régimen Disciplinario de las FF.AA”.

El texto informa a la joven el inicio de un proceso de investigación por el Sistema de Inspectoría, por la presunta transgresión de la Ley Nº 29131 Régimen Disciplinario de las FF.AA anexo III infracciones Muy Graves indicado en III.14.4 (valerse del cargo o grado para dar implícita o explícitamente un trato preferencial o beneficios a cambio de favores sexuales), por parte del coronel EP Vilela Seminario, director de la Escuela Técnica del Ejército, en agravio de Shirley.

El inicio de esta investigación, el pasado viernes, fue informado por el ministro de Defensa, Rafael Rey cuando la prensa le preguntó sobre la denuncia de la estudiante.

Rey dijo que, de ser hallado culpable, se sancionará al oficial, pero alegó que la joven tiene antecedentes de conducta no ejemplar que se negó a revelar y dijo que hay que verificar el grado de veracidad de la acusación.

“Vamos a esperar el plazo máximo que consideren las normas para la investigación. Luego se tomará una decisión”, aseveró.

Las palabras del ministro en torno al posible antecedente que tendría Shirley, provocaron el enérgico rechazo de su madre, quien defendió con uñas y dientes a su hija, la cual, a lo sumo habrá sido amonestada por poseer un celular sin permiso, y señaló que Rey, por no ser padre, no sabe lo que es que un vástago sea agredido. “Primero que aprenda a ser padre para referirse a mi hija”, dijo la madre.

“Hay mucha gente que me está apoyando que conoce a mi hija desde que ella hizo el servicio militar en Iquitos, entonces que vayan a Iquitos y pregunten cómo era mi hija y la verdad ha de salir. Tal vez como adolescente ha tenido sus altos y sus bajos, pero ¿acaso eso le da derecho a este degenerado a abusar de mi hija? No, y ante eso voy a ir hasta las últimas consecuencias”.

Luego insistió en que la familia militar está indignada y apoya a su esposo. “Esto no puede quedar así, alguien parará a ese demonio (Vilela) porque yo no le tengo miedo y voy a aceptar que las esposas de técnicos y subalternos hagan una vigilia como me pidieron”.

A su vez, el abogado de la joven, Miro Toledo agrega “lo que diga el ministro de defensa, Rafael Rey me tiene sin cuidado, y si habla idioteces es porque llama a proteger a sujetos inmorales y si él los defiende, quiere decir que es un protector de la inmoralidad.

La madre de Shirley y el abogado defensor expresan su seguridad de que esta investigación militar no será imparcial, sino que buscaría favorecer al acusado por ser éste amigo del Comandante General del Ejército.

El doctor Toledo, además puso en tela de juicio la solvencia moral del inspector a cargo del proceso, pues afirma que tiene varias denuncias en su contra en casos, por ejemplo, de sustracción, ocultamiento y destrucción de pruebas, abuso de autoridad y peculado en la 24º Fiscalía Provincial en lo Penal de Lima, así como por apropiación ilícita, estafa, ocultamiento de verdadera situación, falsedad ideológica y falsedad genérica en la 41º Fiscalía Provincial en lo Penal de Lima.

Por tal razón, el abogado Toledo recusó al inspector Lindo Zárate ante la Inspectoría General del Ejército y pidió su cambio, pero además, exigió que la diligencia militar sea efectuada en su despacho y no en la inspectoría, tal como sucedió en el caso de otra cadete violada.

Plantón
Cuando escribo esta nota, el doctor Toledo me informa que personal militar y policial , así como empleados civiles y militares están indignados e incluso planean realizar un plantón en solidaridad con Shirley.

Que otras víctimas rompan su silencio
“Hay muchas chicas que vienen de provincia que yo he visto, he palpado en la Escuela que son dejadas por la madre o por el padre. Usted sabe lo que es venir desde Puno, padres que viven en las chacras, pero que buscan que sus hijos sean profesionales, entonces uno los deja en la escuela con la esperanza que salgan por la puerta grande.

Pero acaso todos los padres que viven en lo más recóndito del país pueden darse el lujo de venir a ver a sus hijas mensualmente , no lo van a hacer. Yo me daba ese lujo y mire lo que pasó con mi hija en sólo unos meses que no vine, entonces qué pasara con otras chicas que no tienen el carácter suficiente para defenderse en el momento. Hay abuso, pero a la hora de la hora no lo quieren decir, las escuelas se tapan. Falta la valentía de la chica, yo sé que la hay, que salga, que ese sea el primer paso para que de una vez se acaben los abusos”, puntualiza al borde del llanto la madre de Shirley.

Por último, adelanta que recurrirá a organismos defensores de la Mujer para que la ayuden a encontrar justicia para su hija.

Vilma Escalante
Redacción
Fuente: La Primera

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