Vie, 28/05/2010 – 20:58

Por Rossina Guerrero
Psicóloga de Promsex

Una amiga, muy preocupada por las posibles consecuencias de la actividad sexual de su joven hijo, me contó que había comenzado a dejar condones en el cajón de su mesa de noche.

Yo pensé que era una muy buena idea, ¡que al fin estábamos teniendo cambios! Normalmente, se cree que la única persona responsable de evitar un embarazo no deseado es la mujer. Esto, por ejemplo, se refleja en la gran cantidad de métodos anticonceptivos dirigidos a nosotras versus las opciones que los hombres tienen. Y, por supuesto, si el embarazo se da, la única culpable es la mujer, y la víctima el pobre muchacho.

Me alegró constatar que algunas personas adultas pensamos que nuestros hijos hombres también tienen que poner de su parte para evitar efectos no deseados de una relación sexual y que, además, podemos hacer algunos esfuerzos para que ellos tengan acceso a métodos anticonceptivos que les permitan regular su fecundidad.

Sin embargo, en esta misma conversación, pregunté si le había explicado al muchacho cómo se usaba el condón y qué hacer ante un accidente, y me respondió: “No he llegado a tanto”. Ahí caí en la cuenta de que en realidad todavía es sumamente difícil romper las barreras que impiden hablar de temas sexuales con nuestros hijos.

Por supuesto que algo muy importante para los y las jóvenes es tener acceso a métodos para prevenir un embarazo, el contagio del VHI/Sida u otras enfermedades de transmisión sexual, pero no olvidemos que el éxito en la prevención dependerá del buen uso del método.

Los cambios son paulatinos, es cierto, pero la información a medias es también protección a medias, y el mal uso de los métodos anticonceptivos es un causante importante de embarazos no deseados y proyectos de vida truncos.

Los y las jóvenes deben saber que si ocurre algún mal manejo o accidente, tienen por lo menos dos opciones fundamentales a las cuales recurrir lo más pronto posible: el uso de la AOE para prevenir un embarazo no deseado y el uso de antirretrovirales para prevenir el VIH/Sida.

Ante la ausencia de una política de educación sexual en las escuelas o universidades, las madres y padres debemos asumir un rol mucho más activo, que nos lleve a facilitar espacios de intercambio de información y con ello los insumos que se necesiten. Un reto no pequeño, pero que seguro nos dejará dormir mucho mejor.

e-mail: rossina@promdsr.org

Fuente: La Republica

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