Publicado el : 19 de mayo 2010 – 3:21 de la tarde
| Por Remco Andersen (www.flickr.com)
Claude (nombre ficticio a petición del entrevistado) intenta construir una vida digna y morir “cuando llegue la hora”. Por otra parte, según el Dr. Haytham Sweidan, se han logrado avances en Siria gracias a las medidas adoptadas.
Claude residía en el extranjero, en otro país árabe, cuando fue detenido por desórdenes durante una fiesta. La policía local lo sometió a un examen rutinario de SIDA e inmediatamente después fue deportado a su país, Siria. Claude sólo supo que era portador del virus del SIDA cuando el militar que lo conducía comentó al funcionario sirio de aduana: “a este joven no lo queremos ver nunca más por aquí, es enfermo de SIDA.”
Imposible olvidar
Claude fue transferido a la policía judicial siria y retenido durante tres días, esposado y encerrado en un calabozo. “Durante el interrogatorio pedí un vaso de agua, y los agentes me dijeron que podía beber directamente del grifo,” cuenta Claude con un hilo de voz. “Nunca olvidaré ese día”. Finalmente fue liberado gracias a los oficios de un médico del programa nacional del SIDA (NAP), el instituto estatal sirio responsable de la prevención y tratamiento del VIH y el SIDA. El médico alegó ante el juez que Claude no era un delincuente sino un paciente que precisaba atención médica. Sin embargo, estuvo encarcelado por una semana.
Castigo
En Siria pesa un gran tabú sobre el VIH y el SIDA, y los prejuicios están muy extendidos. Por ejemplo, la idea de que el SIDA es un castigo por haber mantenido relaciones sexuales extra matrimoniales, que la enfermedad ha sido traída a Siria por Occidente, o que sólo afecta a homosexuales, aun cuando de este tema apenas se habla. “Incluso los propios médicos y asistentes sanitarios se niegan a tratar a pacientes de VIH y SIDA,” afirma el Dr. Haytham Sweidan, jefe del Programa Nacional del SIDA.
La organización del Dr. Sweidan, en colaboración con el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), ha puesto en marcha una serie de iniciativas orientadas a prevenir la propagación del HIV, incrementar la toma de conciencia y corregir la imagen distorsionada. El resultado más reciente es un folleto informativo para periodistas sirios. La publicación contiene información científica y una exposición sobre las obligaciones y los derechos de los periodistas, tal como el derecho a la información (que también fue respetado para la redacción de este artículo).
Relativamente bajo
Según la publicación, en Siria se conocen 557 casos de contagios de VIH o SIDA. El país cuenta con un bajo consumo de droga – los drogadictos son un grupo de riesgo – y escasa promiscuidad sexual. El Dr. Sweidan sospecha que el número real de enfermos es mayor, y calcula unos 5000 casos entre la totalidad de la población en Siria, que asciende a 20 millones. A modo de comparación: en Holanda, con 16 millones de habitantes, se calcula en 21.500 el número de personas infectadas.
Haytham Sweidan, quien está decidido a impedir el incremento de esas cifras, sintetiza una serie de medidas “centros de análisis y tratamiento en los establecimientos penitenciarios,” cuenta con entusiasmo mientras ojea el plan anual 2010 de su organización. Y pronto organizaremos talleres para periodistas y asistentes sociales de la salud, para eliminar los temores y prejuicios que existen sobre el VIH y el SIDA.” Además, este año se publicará un segundo folleto informativo dirigido especialmente a sacerdotes e imams.
Dos lados
Es difícil estimar el efecto de estas medidas. Por un lado, el Dr. Sweidan se refiere a las investigaciones que prueban que los talleres y las campañas tienen un efecto positivo sobre los grupos receptores, ya que la gente cuenta con mayor información sobre las formas de transmisión del virus y puede mencionar dos maneras de evitar el contagio. Por otro lado está Claude, que se lamenta por el hecho de que aún hay médicos y dentistas que se niegan a atender a las personas infectadas de VIH o SIDA; por el hecho de que ningún canal de televisión en Siria haya mencionado la enfermedad en el Día Mundial de Lucha contra el SIDA; y que ya no se atreva a revelar más a nadie su condición de portador del VIH por temor al rechazo.
A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades, la sociedad siria aún no avanza a igual paso. La propia conducta de Claude ilustra los obstáculos que se deben superar. Hace cinco años, lo declararon portador del VIH, pero no podía aceptar la enfermedad y en todo ese tiempo estuvo arrojando sus píldoras a la basura. No temía que, por portar el VIH, fuera a contraer el SIDA, ya que eso era un designio de Dios. Pero consumía alimentos orgánicos y mucha miel, porque creía que eso tenía un efecto positivo.
Una vida digna
Hace un tiempo, Claude comenzó a ingerir sus medicamentos, nos cuenta, y espera que la sociedad le brinde la oportunidad de volver a llevar una vida normal. Eso es todo lo que ambiciona: “trabajar, tener una vida digna, y morir cuando me llegue la hora.”
Fuente: Radio Nederland