Escrito por OLIVIA CARBALLAR
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La falsa idea de igualdad y el desconocimiento del término marginan un movimiento todavía muy necesario.
Fuesen 50.000 o dos millones de personas, con desavenencias o sin ellas, las asociaciones antiabortistas salieron a la calle hace dos semanas para protestar contra lo que consideran una aberración. Lo mismo hicieron hace tres décadas miles de mujeres para lograr que el Gobierno despenalizara los tres supuestos vigentes. Pero ¿dónde están hoy las jóvenes que pueden interrumpir su embarazo con la ley en la mano? ¿Dónde están esas jóvenes que sacan mejores notas que los hombres, las que van a trabajar sin ser consideradas bichos raros, las que prefieren tener hijos con 30 años que con 20? ¿Por qué no salen a la calle? Una de dos: o la batalla está ganada, algo que desmiente la realidad, o el feminismo asusta a los más jóvenes. La pregunta, por obvia que resulte, es: ¿Por qué?
Según varias asociaciones de jóvenes feministas, la responsabilidad de ese supuesto rechazo recae directamente en el sistema. Primero, por las molestias que el movimiento genera a un mundo dominado por los hombres y el capitalismo. Y segundo, porque ese mismo sistema se ha encargado de difundir una idea falsa de igualdad. “Nos han hecho creer que tenemos derechos, libertad sexual, que podemos trabajar, votar, ser hasta vicepresidentas del Gobierno, pero ésa no es la realidad, porque nos quieren ocultar las renuncias que aún tenemos que soportar para trabajar o ser políticas; somos víctimas de esa falsa igualdad”, explica Lourdes Pastor, presidenta de Jóvenas Feministas, un colectivo que reivindica, además, el lenguaje no sexista. Y pone un ejemplo: “Estar en una discoteca y tener relaciones sexuales con un hombre y luego con otro y luego con otro más es reproducir los roles masculinos que tanto daño nos han hecho a las mujeres durante muchos años, eso no es libertad, ni que nos eduquen con series como Física o Química”, afirma.
Desigualdad en las aulas.
Una encuesta de la Universidad de Sevilla a alumnos de secundaria evidencia que el camino por la igualdad aún es pedregoso: un tercio de los chicos consideran normal “vengarse de sus novias si les ponen los cuernos”. Y creen, además, que los que son infieles son “más machos”, afirmación que también suscribe el 17% de las adolescentes. Ese mismo porcentaje de chicas opinan que “tiene más ventajas ser hombre que mujer”.
No son los únicos datos preocupantes. Dos de cada tres jóvenes admiten que las tareas del hogar son realizadas en su mayoría por las mujeres, según el Informe Juventud en España 2008, elaborado por el Ministerio de Igualdad.
La presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes, Virginia Olivera, apunta directamente a la raíz del problema: “Los feminismos, porque son más de uno, son un conjunto de teorías filosóficas y prácticas políticas que promueven la libertad de la mujer y critican la desigualdad entre sexos; el problema es que este movimiento está políticamente denostado porque cuestiona todo el sistema, resulta incómodo”, denuncia.
A ello se suman las connotaciones negativas de quienes consideran el feminismo como el término contrario al machismo. “Ese sistema dominante, que es masculino, entiende el mundo de acuerdo a las dicotomías, o blanco o negro, y eso no es así; en todo caso, el antónimo del machismo sería el hembrismo”, matiza Olivera.
Belén Zurbano, estudiante de Periodismo, ahonda también en esta causa: “El feminismo genera rechazo entre los jóvenes por falta de información, porque no se conoce su reivindicación real, que los dos sexos sean iguales, algo totalmente opuesto al machismo y el hembrismo, que defienden la superioridad de un solo sexo”. Su compañera de clase, María Velázquez, no cree necesario, sin embargo, usar ninguna palabra: “Quiero tener los mismos derechos que cualquier persona, sin etiquetas, y creo que la mayor desigualdad está en tratarnos a todos por igual, porque una mujer puede ser peor que un hombre o al contrario, somos diferentes independientemente del sexo”.
Francisco Gómez, otro estudiante de 25 años, no está de acuerdo ni con la pregunta inicial. “El feminismo no asusta a los jóvenes. Me parece un movimiento necesario para acabar con el patriarcado y es normal que las mujeres se organicen para continuar con esa lucha”, zanja. La mayoría de los jóvenes consultados en la última encuesta elaborada por el Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ) sitúa la lucha por la igualdad como su mayor prioridad junto a la consecución de la paz, por encima incluso de la protección del medioambiente.
“No nos consta que el feminismo genere rechazo, tenemos muchísimos voluntarios que trabajan por la igualdad, y no sólo mujeres, hay muchos hombres; los jóvenes tienen que ser protagonistas fundamentales en ese cambio de valores”, asegura el director del IAJ, Raúl Perales. La campaña Por los buenos tratos, emprendida en 2005 por el organismo en colaboración con Acción en red, ha atendido a más de 25.000 chicas. Es quizá, otro feminismo, el que no molesta. El que no se ve.
Fuente: Público.es 02/11/2009
Fuente: http://www.redjovenes.es/