26.11.09 – MÉXICO

Ircamericas *

Adital –

Por Fabiola Torralba
Organizadora del Centro de Esperanza de Paz y Justicia en El Paso, Texas, EE.UU.
Disponible en la traducción: Gender and Labor

Nota: El 5-7 de junio se realizó el Foro Social de la Maquila para conmemorar el 20 aniversario de la Coalición pro Justicia en las Maquiladoras, una organización de trabajadoras y trabajadores que ha luchado dos décadas en defensa de sus derechos laborales. Había motivo para celebrarse-la Coalición no sólo había logrado sobrevivir en un contorno marcado por la crisis económica, el desempleo, la ofensiva contra los derechos laborales en México y la militarización, también había superado retos internos para enfrentar a los nuevos desafíos.

En el Foro, se abrieron nuevos temas de reflexión. Ejemplo de ello es el texto que se presenta aquí. Por primera vez en esta organización de trabajadoras y trabajadores de base, se discutió el tema de la sexualidad. La autora, una joven organizadora del Centro de Esperanza de Paz y Justicia en El Paso, presentó una versión del siguiente texto a los y las participantes, quienes retomaron los temas en sus conclusiones y resolutivos (ver recuadro abajo).

En la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas, el movimiento laboral dio un paso adelante poco percibido pero muy significativo-incorporó los temas de la inclusión y la equidad de género. Esperemos que este logro sirva de ejemplo para organizaciones laborales en todo el país de nuevos modelos para caminar juntos en diversas luchas, que en lugar de dividirnos, nos unen hacia una visión común e incluyente.

“Queer” constituye una forma de describir la identidad o el género y la orientación o sexualidad de personas que aman a otras personas del mismo sexo. Este término está a la vez dentro y fuera de las formas tradicionales de entender estas experiencias.

Entre los estadounidenses hay dos formas de identidad que dominan la conversación sobre la sexualidad: gay y lesbiana. El problema de estos términos es que sólo hablan de la identidad sexual y no del género. Creo que es importante hablar de los dos a un mismo tiempo. Uno no existe sin el otro. Necesitamos un término crítico para ambos que reconozca la relación entre el género y la sexualidad.

El segundo problema que plantean estos términos es que promueven el dualismo en la comprensión de sexualidad y género. El dualismo nos hace ver en blanco y negro, con un mínimo de referentes al contexto y la situación. “Gay” y “lesbiana” son palabras heteronormativas que apuntan, asignan y contribuyen al dualismo porque se basan en conceptos de lo que es ser mujer y lo que es ser hombre.

Pero también sabemos que nuestras formas de entender la sexualidad y el género son construcciones sociales, conceptos inventados, que finalmente pueden cambiar. Sabemos que los estadounidenses somos minoría cuando consideramos las formas de entender el género y la sexualidad entre diferentes culturas, principalmente comunidades indígenas y no europeas. Por ejemplo, hay comunidades que aceptan y piensan que la sexualidad y el género no son conceptos fijos, que pueden cambiar durante el curso de la vida de un individuo. Queer, entonces, se vuelve una forma de expresar la identidad y orientación por encima de conceptos de género y sexualidad. También es un método crítico que desafía al sexismo y al patriarcado.

El género es un instrumento para suprimir y controlar a las y los trabajadores de la maquila y a la sociedad en general. Por ejemplo, el requisito de algunos patrones de que las mujeres vistan falda es una norma de género injustificada. Si una mujer demanda laboralmente a su jefe o patrón, la puedan correr. Pero si lo hace una mujer a quien se cree homosexual porque se viste como hombre, con pantalón y camisa, los resultados pueden ser la agresión ó el asalto sexual. Para un hombre transgénero, las consecuencias pueden llegar a la muerte.

La vigencia de las reglas de género y el abuso del término es el resultado del heterosexismo, que nos afecta a todos. Al aprender a ver el mundo a través de la óptica queer y feminista, comenzamos un diálogo sobre las estructuras opresivas, cómo nos controlan y cómo podemos combatirlas como sujetos definidos por el género.

En el Centro de Esperanza de Paz y Justicia, organización dirigida por mujeres principalmente mexicana-americanas de la clase obrera que se identifican como lesbianas o queer, hemos entendido la importancia de reconstruir conceptos de ser mujer que nos permitan vivir lo que somos de una manera integral, más allá de sólo ser amas de casa y trabajadoras, y de considerar las realidades de nuestras vivencias o experiencias como fuentes de sabiduría y fuerza.

Como mujeres, hemos sido figuras centrales en el mantenimiento, la sobrevivencia y el desarrollo de nuestras familias, comunidades y sociedades en todos los sentidos: económico, espiritual, político, y cultural. Por el hecho de ser mujeres de color y mexicana-americanas, trabajadoras, lesbianas o queers y estar en lo más bajo de la jerarquía social, y porque nos entregamos completamente a nuestras comunidades, somos las primeras en sentir la violencia, desigualdad social e injusticia cuando sobreviene un cambio como una crisis económica, guerra, inmigración, y deterioro del medio ambiente.

Estas realidades nos impulsan a ser creativas en nuestras soluciones para no reproducir el daño que se hace ante nosotras. Pero también entendemos que estas formas de sobrevivir no sólo son resultados de las condiciones que enfrentamos, sino que también son las razones de nuestra existencia y resistencia. Es decir, estas formas de vivir se manifiestan en nuestros cuerpos, a raíz de la sabiduría que viene con nuestras propias experiencias y con la reafirmación de las costumbres de nuestros antepasados.

Como mujeres que tradicionalmente quedamos fuera del diálogo debido a nuestra sexualidad, entendemos que existen otras formas de familia, otras formas de vivir. Somos nosotras que hemos tenido que construir nuestras propias redes de apoyo. Algunas de nosotras hemos crecido en familias donde nuestras madres eran el único sostén de la familia, o vivíamos junto a tías o abuelas para compartir ingresos y responsabilidades. En México es costumbre que más de una familia vive en un hogar. Convivir así, construyendo formas de familia diferentes de la nuclear, es una forma de sobrevivencia económica y de ahorrar gastos, pero también de mantener las costumbres de la cultura indígena mexicana.

Aunque estas distintas formas funcionen bien-pareja con pareja, abuela con sobrina, hermana con hermana-la heteronormatividad no las reconoce. Este desconocimiento lleva a que las familias diferentes no pueden acceder a los mismos derechos concedidos a las familias constituidas por el tradicional matrimonio de hombre y mujer y sus hijos. Entre los beneficios así negados están el acceso a medicinas, jubilación, seguro, y hasta el derecho de obtener documentos migratorios en Estados Unidos, ya que “al otro lado”, no se reconoce la unión de individuos del mismo sexo.

Este estado de cosas daña por igual a dos mujeres que se quieren y a dos hermanas que se apoyan económicamente para sobrevivir. Es un ataque a las comunidades de mano de obra con tradiciones que difieren de la modalidad dominante.

El patriarcado hace que hasta cierto punto las mujeres dependan de un hombre, y de las costumbres seguidas por hombres, para que su trabajo sea reconocido y para tener acceso a empleos. Muchas adoptan el feminismo como forma alternativa de reconstrucción. Pero el problema del feminismo en Estados Unidos es que se concentra en buscar sobrevivir u obtener derechos iguales a los de los hombres, sin un análisis o crítica de los métodos empleados para llegar a esa meta, ya sea un mejor salario, mejor nivel educativo, prestaciones, etc. Es decir, no se toma en cuenta que se está adoptando las mismas costumbres que perjudican a las mujeres.

Lo que en realidad buscamos es una forma de convivencia que sea ampliamente inclusiva. Estas formas existen en las tradiciones de nuestras comunidades contemporáneas e indígenas. Ser una mujer que ama a otra es una forma de crear ese espacio porque para querer totalmente a otra mujer, una tiene que confrontarse en un espejo, y de-construir el sexismo y la heteronormatividad que tenemos internalizados.

Esta forma de reflexión les es útil a hombres y mujeres, heterosexuales u homosexuales, para recuperar lo que más nos ha negado una sociedad que enseña a devaluar y odiar a la mujer, a la madre, a la hermana, a la abuela. Tenemos que recuperar el amor por la mujer para amarnos a nosotras mismas y a nuestras parejas.

Esta forma diferente de reflexión se encuentra arraigada de alguna manera en las costumbres indígenas, en donde se aprende a ver al otro como uno mismo. Son variaciones de las costumbres que existen en culturas colectivas, mucho menos individualistas que la cultura contemporánea de Estados Unidos. Forman parte de nuestra sabiduría intuitiva, únicamente falta crear los espacios para practicarlas.

En la comunidad del Centro de Esperanza de Paz y Justicia, la reflexión nos ha llevado a trabajar en distintas formas. Cuando movilizamos a la comunidad, nos comunicamos directamente, cara a cara, y priorizamos este medio por encima del uso del teléfono ó del correo electrónico. Cuando trabajamos en comunidad, se entiende que cada persona es sabio y alumno, sin diferencias de edad, género, clase o sexualidad, y que el conocimiento que se da y se recibe surge de nuestras experiencias. Mediante un proceso consensual, tomamos en cuenta todas las opiniones en contra o a favor de una decisión como oportunidades para aprender y fortalecer el movimiento.

Este proceso es intenso y prolongado, pero necesario. Tenemos la firme convicción de que estas formas de crear nuevos procesos desde el punto de vista queer y feminista son el mejor modo de ser realmente inclusivo; de que ellas empoderan a nuestras comunidades y son una forma directa de combatir el neoliberalismo que viola nuestras comunidades, la tierra madre, la cultura, y el conocimiento propio de todo lo que es ser mujer y, en última instancia, todo lo que es ser humano.

[Recuadro]
Declaración del Foro Social de la Maquila

Considerando:

Que la crisis actual del capitalismo, profundizada por el proyecto neoliberal, no es solo una crisis económica sino es sistémica, es decir, de valores, ambiental, alimentaria, energética y del patriarcado.

Que esta crisis tiene impactos muy negativos en el nivel de vida de las mayorías y de sus expectativas, afectando sobre todo a los países pobres y dependientes, y afectando fundamentalmente a las mujeres, por generar desempleo, pérdida de poder adquisitivo, menor acceso a la educación y la salud, y atentar contra las garantías constitucionales y los derechos humanos.

Que, en los países de América del Norte la crisis ha generado mayores índices de desempleo debido en parte al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que subordina los intereses de los pueblos a los de las empresas transnacionales.

Que el TLCAN y la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) son parte de la estrategia de integración regional y seguridad nacional de Estados Unidos que busca controlar los recursos estratégicos, y la fuerza laboral de esta región, por medio de leyes de control social, de militarización bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, y la migración indocumentada.

Que estos y otros aspectos relacionados con la lucha de las trabajadoras y los trabajadores de la maquila, del campo, de la ciudad y la montana, y migrantes fueron ampliamente discutidos en los paneles, mesas de trabajo y plenarias realizadas en el FORO SOCIAL DE LA MAQUILA, actividad organizada por la Coalición pro Justicia en las Maquiladoras en el marco de su 20 aniversario, teniendo como sede la Ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas los días 5-7 de junio de 2009.

RESOLVEMOS:

I. Para generar y proteger fuentes de trabajo:

-IMPULSAR CAMPAÑAS de consumo de productos mexicanos; de no comprar productos manchados de sangre e injusticia; de establecer procesos productivos alternativos utilizando las remesas, frente al proyecto privatizador de las mismas; de crear talleres de promoción productiva en las comunidades; del intercambio de experiencias, capacitación y transmisión de conocimientos, tanto de pueblos originarios como de proyectos nuevos; acceder a microcréditos comunitarios; cambiar el régimen económico, político y social.
II. Para construir nuevos valores, equidad de género y formas alternativas de organización:

-IMPULSAR CAMPAÑAS de recuperación de valores ancestrales y creación de nuevos valores que se traduzcan en relaciones equitativas, libres y democráticas, que permitan formas de producción más racionales y humanas, con apego a los derechos humanos, con comercio justo y cuidado ambiental.
-Tener presente la situación específica de las mujeres, en contra de todas las formas discriminatorias hacia las mujeres, y en contra de la opresión y abuso de poder del patriarcado, incluyendo la perspectiva de género en todos los temas y acciones.
-Promover el respeto y el reconocimiento de la diversidad sexual y de opción de género, ejerciendo los derechos humanos de todas y todos, incluyendo a personas que se identifican como parte de una comunidad en elegir su opción sexual ya sea homosexual, queer, lesbiana, bisexual, transgénero, transexual, de “dos espíritus” y heterosexual.
-Promover la celebración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer en las maquiladoras, así como el 25 de noviembre Día de la No violencia hacia las Mujeres.
-Realizar talleres sobre migración y maquila, y el impacto en comunidades de origen, de paso y receptoras.
-Difundir y sistematizar las experiencias de lucha de las y los trabajadores/as, del campo, de la ciudad, de la montana, de la industria, de la agroindustria, de los servicios, del comercio informal, del trabajo domestico, del trabajo en domicilio, así como las/os trabajadores/as sexuales.
-Establecer alianzas permanentes con las diferentes expresiones de lucha, como parte de la solidaridad a nivel local, nacional e internacional.
-Fortalecer nuevas formas de organización en nuestras familias, comunidades, sindicatos, organizaciones y colectivos, así como en la sociedad en general teniendo como base la equidad, la libertad y la democracia.
-Construir, vincular y dar impulso a las fuerzas sociales que sustentan el movimiento democrático fronterizo.
-Formar comités de seguridad y solidaridad, denunciando las violaciones de derechos humanos de las mujeres y los hombres de los pueblos y comunidades.
-Difundir las experiencias exitosas de los pueblos de América Latina, como Bolivia, Venezuela, Brasil, Ecuador, etc.

Nos pronunciamos contra la militarización y la criminalización de la protesta social.

Nos pronunciamos por la evaluación independiente y participativa del TLCAN, y el establecimiento de normas laborales y ambientales en lugar de los acuerdos paralelos, buscando los beneficio para la gran mayoría de la gente expresado en una mejor distribución del ingreso y por tanto, mayor mercado interno y crecimiento económico, además de un adecuado cuidado del ambiente, con vista a la renegociación o derogación del TLCAN y tomando en cuenta la demanda de sacar el capitulo agropecuario del TLCAN sobretodo el maíz, frijol y leche.

Nos pronunciamos por la Soberanía Alimentaria y la reactivación del campo mexicano.

Nos pronunciamos por el rechazo a la privatización de la tierra comunal indígena y campesina y del territorio nacional.

Nos pronunciamos por una democracia participativa, por el impulso comunitario, por el desarrollo de los pueblos, por la economía justa y libre de abuso, por la defensa de la ecología y el medio ambiente.

Nos pronunciamos por el cuidado del planeta como parte fundamental de las agendas de nuestros movimientos, promoviendo nuevas tecnologías que apoyen la conservación del ambiente.

Nos pronunciamos por la libertad de las presas y los presos políticos de México y del mundo.

Nos pronunciamos contra la guerra a las comunidades y a los pueblos de México y el mundo.

Nos pronunciamos a favor de la libertad de expresión, de organización y de pensamiento.

Nos pronunciamos por la solidaridad entre los pueblos del mundo.

Para mayor información
Línea aborto: más información, menos riesgos
http://www.ircamericas.org/esp/6587
Audiencia sobre la situación de los derechos de las mujeres en Honduras en el marco del golpe de estado
http://www.ircamericas.org/esp/6586

* Programa de las Américas

Fuente: Adital

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