¿Cuántos de nosotros nos sentimos cómodos por los privilegios que otorga el modelo hegemónico de masculinidad?, porque para muchos hombres los privilegios como el poder es la base de su existencia o fuente para vivir, el poder emplea para subordinar a otros(as), ya sea de manera sutil o descaradamente, por ello se siente celosos y están en constante vigía, considera a otros como potenciales rivales que puede quitarle todo o parte de los privilegios, para defender los privilegios otorgado por el modelo hegemónico de masculinidad emplean cualquier argumento o medio para doblegar o derrotar.
Pero también tenemos oportunidades para cambiar esta forma de actuar, una de las tantas formas de cambiar, pero el proceso de cambio es doloroso, tal como lo afirma el buen amigo Astalo García en el siguiente párrafo:
“porque en nuestro proceso de ir renunciando a privilegios otorgados por la masculinidad tradicional, nos vamos quedando en el vacío y también nos genera mucha soledad porque los nuevos referentes tardan en llegar, cuando vamos identificando un nuevo lugar en donde se nos quiere y se nos acepta con otro sistema valorativo, volvemos a recuperar autoestima, una nueva forma de poder que nos otorga privilegios distintos…”