Colombia: retazos de vidas de mujeres
Publicado el : 28 Julio 2009 – 2:05de la tarde | Por Redacción Informa RN
Al Foro “Verdad, Justicia y Reparación Integral: una deuda pendiente con las mujeres víctimas de las violencias”, llegaron desde todos los rincones de Colombia 320 delegadas para compartir sus historias de dolor y sus experiencias de reconstrucción personal y colectiva.
María Isabel García/Bogotá
Fue manifiesta “la fortaleza para compartir testimonios y presionar por la construcción de una memoria histórica del proceso derivado de la aplicación de la Ley de Justicia y Paz -que dio marco jurídico a la desmovilización de los grupos paramilitares entre 2003 y2007-, que hasta ahora no les está dejando a las mujeres ni verdad, ni justicia , ni reparación”, dijo a Radio Nederland María Eugenia Sánchez, de la Corporación Casa de la Mujer, una de las entidades convocantes, junto con Ruta Pacífica de las Mujeres, Vamos Mujer y Fundación Santa Rita.
El encuentro fue apoyado por la Unión Europea y la confederación de 13 organizaciones que convergen en Oxfam.
Los relatos de Morelia y Nelsy, son apenas dos de los muchos retazos de vida que las mujeres entregaron en un auditorio del centro de la capital, y revelan la presión del conflicto en las comunas populares de las ciudades donde las armas o las amenazas veladas atraviesas la vida cotidiana de la gente.
Cuando el dolor se ensaña
Morelia tiene 39 años y ha sido desplazada recurrente en su propia ciudad, Medellín. Ella da cuenta de la fragilidad de las condiciones de vida en las zonas marginales donde para caer en desgracia basta con oír lo que no toca, mirar sin querer o hablar cuando los señores de la guerra mandan callar.
Desde cuando sus dos hijos gemelos, un varón y una mujer que hoy tienen 19 años, estaban pequeños, Morelia se enfrenta a la vida sola. Su compañero la abandonó y donde vivían, los grupos armados retuvieron a su niño de 7 años. El episodio fue tan traumático que aún mantiene en reserva el nombre del barrio porque siente que las amenazas persisten aunque se haya mudado varias veces a otras comunas.
Desde entonces se vinculó al activismo social: grupos juveniles, coros en la parroquia y acciones comunitarias. Recuerda que negarse a participar en un acto organizado por la banda armada que controlaba el sector le significó amenazas de muerte. “Aténgase a las consecuencias” le mandaron decir. Tanto le pesó que cuando supo que el muchacho que la amenazó fue asesinado, “sentí alivio”, dice.
Cuando recuerda que “allá se abusaba y sometía sexualmente a las mujeres y a las niñas”, como su hija, el dolor aflora con la intensidad de entonces.
En cada nuevo vecindario las cosas eran iguales o peor. En uno, rememora, desde el balcón se veían “los muertos de los paramilitares regados por todas partes (…) no les importaba nada, ellos hacían la famosa ‘limpieza social”. Fue por esa época que Morelia sintió que el activismo en solitario no bastaba para enfrentar tantos fantasmas y enemigos reales y se mudó de nuevo; organizó un pequeño taller de calzado, se articuló a la parroquia y a las organizaciones sociales. Ahora se siente más fuerte, pero su trasegar no se detiene. Cree que sobre ella se cierne un sino y cuando habla de su vida siente que la palabra tan pronto la sana como le abre de nuevo las heridas. Y llora.
Mujeres con voz propia
Nelsy Ariza es pedagoga, activista de los barrios populares de Cartagena, esos donde la mayoría de la población es negra y que no aparecen en las guías turísticas. Allí, cuenta, los paramilitares que se dicen desmovilizados imponen toque de queda a las mujeres y controlan su vida cotidiana. Contra esa violencia se levanta la Fundación Santa Rita para la Educación y la promoción FUNSARED, de la que es integrante y con la que aspira a que se haga realidad lo que escribió en un poema compuesto en medio de las deliberaciones del foro: “Quisiera que llegase el día en que con convite y mingas y encuentros en los plantones/ las mujeres nos reunamos por la vida y en gozones/ Quisiera que llegara el día que nosotras compartamos lo bueno que lo pasamos”.
En el proyecto Mujeres con Voz Propia, del que esta maestra hace parte, busca la participación política de las mujeres para que “nuestras voces se escuchen y nuestros cuerpos se visibilicen”. Por eso, encabezan procesos comunitarios, se insertan en las Juntas de Acción Comunal y lograron incidir en el diseño de la Política Pública de Mujer y Género de la Alcaldía de Cartagena:
Radio Nederland: ¿Cómo toca el conflicto armado a su ciudad que se conoce por el turismo y su valor arquitectónico e histórico?
Nelsy Ariza: El conflicto atraviesa los barrios populares de Cartagena. Es allí donde los llamados desmovilizados (de los grupos paramilitares) tienen controlada la vida de toda la población, pero sobre toda la de las mujeres que a determinadas horas no podemos cruzar las calles ni sentarnos libremente en un parque porque nos asechan esas personas
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RN: ¿Y cómo han reaccionado, qué han hecho?
NA: Trabajamos los miedos; nos hemos tomado las plazas colectivamente como una forma de simbolizar el derecho a habitar la ciudad, mandamos derechos de petición a instancias como la Defensoría del Pueblo y mensajes directos a esas personas (que imponen el toque de queda) diciéndoles que nosotras, nuestros hijos y nuestras hijas tenemos derecho a transitar libremente por nuestras calles.
RN: ¿Han tenido eco en las autoridades?
NA: Sí, en la Defensoría del Pueblo y en otras organizaciones de mujeres de la ciudad. Nos hemos articulado a movimientos nacionales y creo que hemos logrado tener un poquito menos miedo de habitar nuestras calles.
Fuente: http://www.rnw.nl