Un artículo que vale la pena de leer, pues aborda aspectos importantes sobre la problemática de los y las indígenas amazónico.
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Insurgencia Constitucional Amazónica
Por: Alejandro F Loarte
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”Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador, ni a quienes asumen funciones públicas en violación de la constitución…’ (Art. 46. Constitución Política del Perú -CPP, 1993)
”Son deberes primordiales del Estado defender la soberanía nacional…’ (Art. 44. CPP. 1993)
”Todos los funcionarios y trabajadores públicos están al servicio de la Nación. El Presidente de la República tiene la más alta jerarquía en el servicio a la Nación…” (Art. 39. CPP. 1993)
Nada más patético para ilustrar la violación de la Constitución Política del Perú por parte del gobierno y su carácter entreguista a la voracidad salvaje del capital imperialista que la actual insurgencia constitucional de más de 800,000 indígenas amazónicos del Perú. Representados en la Asociación Inter-étnica de Desarrollo de la Amazonia (AIDESEP) y su presidente Alberto Pizango, los más de 60 grupos étnicos libran la verdadera lucha por la soberanía nacional peruana. ”Los pueblos amazónicos no [luchamos] solo por la derogación de unos decretos, sino ‘para defender un modelo de vida’. La extracción de gas y petróleo, la tala de madera y el dragado de los ríos en busca de oro, ‘están destruyendo en pocos años estructuras sociales, costumbres y estrategias de convivencia que tienen miles de años”’, manifestó Pizango.
El indígena amazónico se ha levantado contra un gobierno que al no estar al ”servicio de la Nación” ni defender la ”soberanía nacional”, viola la constitución, por tanto, es un ”gobierno usurpador”. En uso de facultades extraordinarias otorgadas por la Ley 29157 del Congreso en Enero 2008, en su condición de ser el ”de más alta jerarquía en el servicio de la Nación”, Alan García, aprobó normas y regulaciones contenidas en 102 decretos supremos. El Acuerdo de Promoción Comercial que la administración Toledo firmo con EEUU en Abril 12 del 2006 no había sido suficiente.
El gobierno del Apra tuvo que firmar un Protocolo de Enmiendas en Junio 25 del 2007 comprometiéndose a modificar aun más la estructura legal y técnica tal como requería el gobierno de EEUU para la implementación plena del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países. Decretos como el 1015 y 1073 promovían y facilitaban la privatización de tierras tanto de propiedad indígena como las consideradas patrimonio nacional a favor de intereses transnacionales; con el decreto 1090 o Ley Forestal y de Fauna Silvestre se permite ampliar a 60% (45 millones de hectáreas) el área de bosques vendibles en perjuicio del patrimonial nacional.
Según el Apra y Alan García con estas leyes se promueve el interés nacional; para los indígenas, propietarios comunales ancestrales de parte de la amazonia, ellas atentan contra todos sus derechos. En reconocimiento de sus flagrantes irregularidades anticonstitucionales, la comisión de constitución del congreso derogo los decretos 1015 y 1073 en Agosto del 2008, y recientemente, en medio de las protestas indígenas que llevan cerca de 45 días, ha derogado el decreto 1090.
La insurgencia constitucional de los indígenas amazónicos cristaliza así la diferencia entre quienes defienden los intereses nacionales y quienes lo trafican. La secuencia de eventos y los decretos supremos adoptados revelan que el Apra y Alan García han actuado con premeditación y alevosía en la entrega de la Nación a la voracidad del capital imperialista norteamericano bajo el pretexto de adecuar la puesta en marcha plena de un TLC que ”beneficiaria al país”.
TLC Perú-EEUU: ¿Qué hay detrás?
El TLC con el Perú se propone después del fracaso del ALCA (Alianza de Libre Comercio de las Américas) en Buenos Aires, en Noviembre 6 del 2005, que habría abierto el mercado de toda la región a los EEUU. A partir de este fracaso, EEUU puso énfasis en los TLC bilaterales con países proclives a aceptar la continuación del modelo neoliberal de comercio externo. El Perú fue uno de los pocos.
Estrictamente hablando, EEUU no necesitaba firmar un TLC con el Perú. Todos los gobiernos en el Perú a partir de 1980 (Fernando Belaunde, 1980-1985, Alan García, 1985-1990, Alberto Fujimori, 1991-2000, Alejandro Toledo, 2001-2006, y la actual administración del García, 2006 al presente) adoptaron y aplicaron las recetas neoliberales del Consenso de Washington (léase FMI y BM), en diverso grado y estilo, siendo el más consecuente (a despecho de Mario Vargas Llosa) Alberto Fujimori.
Como resultado de la aplicación de recetas neoliberales el mercado interno peruano se liberalizo paulatina y constantemente a favor de EEUU. Esa era una condición que el FMI imponía para que el gobierno accediera a capitales multinacionales frescos. Como se observa en el cuadro adjunto, el comercio exterior refleja un balance absoluto negativo para el Perú en su intercambio con EEUU durante el gobierno de Fujimori, desde 1991 hasta 1998. Hasta entonces no había la necesidad de firmar tratado alguno.
La balanza comercial se inclina a favor del Perú y en contra de EEUU a fines del periodo Fujimori, 1999, y continúa durante la administración de Toledo y los 2 primeros años de la actual administración del Apra y Alan García. Este déficit consecutivo fue la causa inmediata de la reorientación de la política de comercio exterior de EEUU. Había que establecer una formula más estructurada que garantice la estabilidad de comercio bilateral. El TLC era la fórmula para revertir esa tendencia deficitaria. Mas importante aun, con el TLC EEUU busco garantizar estabilidad a la tendencia creciente de sus exportaciones al Perú. Las exportaciones de EEUU al Perú crecieron constantemente en casi el 300% de $1,564.2 millones en 2001 a $6,184.1 millones de dólares en 2008 (www.census.gov/foreign-trade/balance). El Perú se convirtió en el país latinoamericano con mejor rendimiento comercial a favor de EEUU: del 2007 al 2008, las exportaciones de EEUU al Perú crecieron en 51.10% -Chile fue el segundo con 49.40% (www.usitc.gov).
Así, la historia oficial de que un día EEUU se mostro benevolente y decidió firmar un tratado comercial justo con el Peru es puro cuento, como cuento es que se diga que con el TLC ”se benefician todos los peruanos”.
TLC: al rescate de la acumulación del capital
La idea de que un TLC es un modelo de intercambio virtuoso, que abre mercados nacionales, fomenta el intercambio y flujo de bienes y capitales, expande oportunidades económicas y promueve la competencia justa es pura metafísica. Lo mas distintivo del TLC es su carácter reglamentarista, según el cual se deben establecer leyes, regulaciones, y procedimientos ”transparentes, abiertos y no-discriminatorios”, y eliminar paulatinamente todos los aranceles. Como cualquier pensante podría concluir, esto es una tautología absoluta: ¿cómo se puede clamar la liberalización del intercambio por un lado, y regularlo por el otro?
Una breve perspectiva histórica nos da la respuesta. Los TLC modernos nacieron a comienzos de los ’90 como política suplementaria al concepto de intercambio comercial neoliberal propiciado por el Consenso de Washington (léase FMI y BM). El NAFTA (Tratado de Libre Comercio de Norte América, entre EEUU, Canadá y México) que entro en vigencia en Enero de 1994 fue su primer y más grande experimento. ¿Por qué a comienzos de los ’90? Porque las reformas del Consenso de Washington que se aplicaban en la región desde los ’80 comenzaban a dar señas de su fracaso amenazando con reducir los márgenes de ganancia de los capitales transnacionales que invertían merced a liberalización. Los TLC se propusieron para garantizar la acumulación del capital en un momento cuando ya la ”mano invisible del mercado” resultaba incapaz de ello.
Por eso no es casual que en su realización entre naciones concretas con economías tan dispares y urgencias tan diversas, el TLC traiga resultados y beneficios desiguales. Siendo la economía de EEUU la más desarrollada de todas en la región la única conclusión es que ella se lleve los mayores, por no decir todos, los beneficios del tratado.
TLC despierta lucha patriótica
La declaración del líder indígena amazónico, Alberto Pizango, de que ”no luchamos solo por la derogación de unos decretos… sino para defender un modelo de vida”, expresa tanto el carácter amazónico como el carácter nacional de sus acciones políticas.
Los decretos supremos del Apra y Alan García son un atentado contra las formas comunitarias de organización y decisión autónoma de los indígenas amazónicos, contra la propiedad comunitaria sobre la tierra, contra el medio ambiente donde los indígenas reproducen sus modos de vida desde antaño, contra el patrimonio público (agua y tierras), contra el presente y el futuro de esta riqueza nacional que es social, cultural y natural. Por otro lado, con decretos explícitamente formulados para implementar un modelo de intercambio comercial como el TLC, el beneficiario mayor (EEUU) que radica mas allá de las fronteras nacionales es insensible al sufrimiento de los indígenas amazónicos.
La actual lucha de los indígenas amazónicos representa pues la defensa de la integridad tanto de su hábitat local como de la nación peruana. Solo un partido (Apra) y presidente (Alan García) que no aman a su Nación (Perú) pueden entregar las riquezas nacionales a manos foráneas, y, criminalizar y reprimir a los verdaderos patriotas.
Fuente: http://www.telesurtv.net/noticias/opinion/956/insurgencia-constitucional-amazonica/