Los gays rusos obligados a llevar una doble vida
Geert Groot Koerkamp
16-05-2009
La mayoría de los homosexuales en Rusia llevan una doble vida, a falta de alternativa: apenas el tres por ciento de la población afirma no tener objeciones sobre el tema. Las manifestaciones del Orgullo Gay siempre se enfrentan a una violenta resistencia. Activistas por los derechos gays harán un nuevo intento en Moscú. El cantante holandés Gordon que, con su grupo, representó el pasado jueves a Holanda en la semifinal del Festival de la Canción de Eurovisión, ha manifestado que no participará en la manifestación.
El funcionario del registro civil en Moscú quedó evidentemente sorprendido cuando las dos Irinas, en trajes de fiesta y con un ramo de rosas blancas cada una, se presentaron a mediados de mayo para inscribir su matrimonio – el primer casamiento entre lesbianas en Rusia. “Imposible”, respondió decidido el funcionario, porque los formularios oficiales se refieren exclusivamente a la unión entre un hombre y una mujer.
Finalmente, las dos mujeres presentaron una petición redactada en sendos documentos, solicitando la inscripción de su matrimonio. El rechazo oficial no se hizo esperar: la ley rusa no lo permite, insistió el funcionario, lo cual no era ninguna sorpresa. ahora, ambas Irinas esperan intentarlo nuevamente, esta vez en Canadá, donde el matrimonio homosexual está legalizado y se permite también a los no residentes.
Los “Toppers”
Irina Fet es una de las organizadoras de la manifestación Orgullo Gay programada para el sábado, el día que se celebra la final del Festival de la Canción de Eurovisión. Las autoridades municipales moscovitas no han concedido autorización para la manifestación. El cantante holandés Gordon, quien se declara abiertamente homosexual, que representa a Holanda con su trío The Toppers en el Festival, había anunciado que se manifestaría a favor de los derechos de los homosexuales rusos. The Toppers no ha logrado clasificarse en el concurso y el propio Gordon afirma ahora que no participará en la marcha gay porque no quiere arriesgarse a ser detenido.
Es la cuarta vez consecutiva que se intenta organizar una marcha Gay en la capital rusa, pero cada vez encallan los intentos contra la férrea resistencia del alcalde moscovita, Yuri Luzhkov, en cuya opinión, los homosexuales ejercen una influencia perniciosa sobre la juventud en Rusia. Además, según la versión oficial del gobierno municipal, no se puede garantizar la seguridad de los manifestantes en un acto de esa naturaleza. No son vanas palabras: las manifestaciones pro-homosexuales van invariablemente acompañadas por protestas de grupos radicales de derecha y agrupaciones religiosas que buscan la confrontación. Califican de “sodomitas” a los homosexuales, y consideran la homosexualidad como un fenómeno ajeno a la idiosincrasia rusa, impuesto por la cultura occidental. Muchos participantes de las acciones gay, inclusive simpatizantes extranjeros, han sido víctimas de certeros golpes en esos enfrentamientos.
Doble vida
En la Unión Soviética, la homosexualidad era un delito que podía ser castigado con cinco años de prisión. La draconiana ley sólo fue modificada en 1993, después de la caída del imperio. La emancipación de las personas con una orientación sexual no tradicional es un proceso sumamente dificultoso. La mayoría de los homosexuales llevan una doble vida, y se encuentran en algunos clubes, o en parques. En Moscú, la ciudad de más de diez millones de habitantes, existe apenas una tienda especializada para homosexuales.
Manifestar públicamente la condición de homosexual puede ser un arriesgado asunto. Las organizaciones gays tienen una existencia prácticamente clandestina, y se hace difícil el contacto telefónico para evitar ser abrumadas con llamadas agresivas. La presencia de homosexuales en la televisión es casi nula, y el único ruso conocido que no oculta su naturaleza es el extravagante cantante Boris Moshejev, aunque con ello reafirma, en realidad, la imagen de que los homosexuales son extrañas personas que conviene mantener a distancia.
Inaceptable
Para la mayoría de los rusos, la homosexualidad sigue siendo un fenómeno desconocido y es extremadamente difícil salvar esa brecha. Así se desprende también de las encuestas de opinión. Un reciente estudio realizado por el centro Levada en Moscú indica que un 84 por ciento de los encuestados considera “moralmente inaceptable” la homosexualidad. Apenas el tres por ciento afirma no tener prejuicios al respecto.
Fuente: radio Nederland