Este es un artículo muy interesante y a la vez paradójico, mejor denle una lectura
Delito de solidaridad
Anna Karina Rosales
15-04-2009
Un número creciente de franceses considera que en su país disminuyen cada vez más sus derechos y libertades. Los ciudadanos no son sólo objeto de registro, vigilancia y señalamientos por las autoridades, sino también de detenciones si, por ejemplo, son solidarios con inmigrantes ilegales.
De hecho, la Liga de Derechos Humanos (LDH, por sus siglas francesas), que denunció esta constatación en un informe, ha llegado a decir que los franceses han entrado “a la era de las torres de vigilancia invisibles, en la que abundan los chips, las cámaras, los detectores de huellas y ficheros”, entre otros registros de datos personales. A la organización le preocupa que todos los franceses estén bajo vigilancia, y en particular los defensores de los derechos de los ciudadanos.
Solidarios delincuentes
La semana pasada, esta misma organización formó parte de una convocatoria social en toda Francia para salir a manifestarse en contra de una disposición que, en la práctica, fuerza a los franceses a no prestar asistencia por ejemplo a inmigrantes indocumentados. Quienes cometan este llamado “delito de solidaridad” podrían ser detenidos por las autoridades.
Con evidente descontento y en tono desafiante, los manifestantes, que se movilizan por toda Francia durante estos días, declaraban a los medios que “si la solidaridad se convierte en un delito, pedimos ser perseguidos por este delito”.
“El llamado delito de solidaridad y la criminalización de toda contestación está alcanzando niveles que van más allá del problema de los indocumentados,” comenta Miguel Venasayán. Según este sicoanalista y filósofo, residente en París, la limitación de los derechos y libertades en Francia está causando manifestaciones y rechazo en varios sectores, y podría afectar la estabilidad social de los franceses.
“Existe resistencia y miedo entre la población francesa,” agrega, “sobre todo porque la época de crisis no ayuda a que uno sea solidario, y hace que uno se repliegue a una posición individualista y egoísta. El aumento de las medidas de control empeora esta crisis social, y se crea un ambiente muy desagradable, articulado con el aumento de la vigilancia de la población”.
Lógica reacción
A juicio del analista, las recientes manifestaciones sociales en contra de algunas medidas gubernamentales, sobretodo las que tienen que ver con seguridad y lucha antidelincuencia, pueden ser vistas como una lógica reacción de los ciudadanos, a pesar de que muchos de ellos están conscientes de que la intención de las autoridades es protegerlos.
“Es siempre en nombre de los ciudadanos, que se cortan precisamente las libertades a ellos mismos. El problema es que se está pasando de un Estado de derecho a uno de disciplina y de control, y esto no es bien recibido por la sociedad”. Venasayán opina que el caso de los franceses que ayudan a inmigrantes y que responden a las autoridades diciendo que no les importa “delinquir” siendo solidarios denota, más que una rebeldía al sistema impuesto, un espíritu social, que a pesar de todo conservan los franceses.
“Y no solamente eso,” precisa el filósofo, “la sociedad francesa conoce las fronteras de lo que es permeable y lo que es legítimo.” A tal respecto, cita el caso del aborto, y explica que “practicando abortos que no eran legales pero legítimos, los franceses han reivindicado su legitimidad”. Y siendo solidarios, a pesar de ir en contra de la legitimidad, podrán quizás más adelante cambiar la actual situación de control.
Fuente: Radio Nederland Wereldomroep