Don Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, cuarto Conde de Chinchón, había nacido en Madrid el 20 de Octubre de 1589 y era hijo de don Diego Fernández de Cabrera y de doña Inés Pachecho, hija del Marqués de Villena. Por muerte de su padre, ocurrida el 23 de Septiembre de 1608, heredó el título y las cuantiosas posesiones de su mayorazgo e hizo su ingreso en la fastuosa corte de Felipe III. Allí conoció a su primera esposa, doña Ana de Osorio, hija de don Pedro Álvarez Osorio, Marqués de Salinas, don Luis de Velasco.
No obstante, no fue duradera su felicidad, pues a poco moría su esposa, sin haberle dejado descendencia. Pensó entonces en contraer nuevas nupcias y no mucho tiempo antes de su elección como Virrey del Perú, en 1528, se desposó con doña Francisca Enríquez de Rivera.
Nombrado Virrey el Conde, salió de Cádiz el 7 de Mayo de 1628 y, con feliz navegación aportó a Cartagena el 19 de junio. De aquí pasó a Panamá, lugar en donde hubo de detenerse algún tiempo y el 25 de Septiembre volvía a hacerse rumbo al sur. Tras llegar a Paita, decidió continuar su viaje por mar., dilatando su entrada a Lima hasta el 14 de Enero de 1629. Con el Conde, vino un séquito numeroso de criados y servidores y no poco personajes provistos para algún oficio.
Chinchón, en plena madurez, se entregó a las labores propias de su cargo con decisión y buen tino. Su periodo de gobierno no se señaló por ningún hecho sobresaliente. Fue un gobernante discreto y acertado, celoso del cumplimiento de sus deberes e inclinado a hacer justicia a sus subordinados. En los diez años que le tocó gobernar el Virreinato del Perú, nada vino a turbar la tranquilidad del Reino; sin embargo, es importante mencionar que los tiempos no eran los de mayor prosperidad.
Fuente consultada:
Vargas Ugarte, Rubén. Historia General del Perú. Tomo III. Lima: Editor Carlos Milla Batres, 1966