Juan Pablo Viscardo y Guzmán

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No solo en el Perú, sino también en el amplio marco hispanoamericano del siglo XVIII, es singular el pensamiento y el ideal de Juan Pablo Viscardo y Guzmán . Sin embargo, ¿qué de especial tiene Viscardo para el pensamiento de dicha centuria? Juan Pablo Viscardo y Guzmán nació en Pampocolca, distrito de la Provincia de Castilla- en la intendencia de Arequipa- el 26 de junio de 1748 . Viscardo procedía de una antigua familia avecindada en el valle de Camaná hacia más de un siglo y enlazada con la flor y nata de los vecinos de aquella villa, cuna de hombres ilustres.
Viscardo ingresó a la Compañía de Jesús, desarrollando en el Cuzco sus estudios eclesiásticos. El Real Colegio de San Bernando del Cuzco fue, desde su fundación en 1619, el centro adonde acudían los jóvenes de todo el sur del Perú que deseaban seguir estudios mayores. Un acontecimiento inesperado vino a dar un rumbo definitivo a la vida de Viscardo y Guzmán.
Hacia 1760, fallecía su padre, Gaspar Viscardo y Guzmán, dejando por tutor y albacea de sus menores hijos a su hermano Silvestre. Su madre, con siete hijos a su cargo, no estaba en condiciones de poder afrontar la situación que se le presentaba, aún cuando entonces los bienes de la familia hubieran bastado. Así, en 1761, tanto Juan Pablo como su hermano Anselmo, decidieron entrar a la Compañía de Jesús, en el Noviciado del Cuzco. Su ingreso, venía a solucionar por lo pronto el problema económico de su educación y, además, aliviaba a la madre de uno de sus más graves cuidados .
Como ya se mencionó previamente, Juan Pablo había nacido el 26 de junio de 1748 y, por consiguiente, en 1763 y en idéntica fecha, cumplía los quince años de edad. Sin embargo, en el registro del Noviciado se le escribe el 24 de mayo de 1761, cuando aún le faltaban dos años y días para llegar a la edad canónica . Sobre este tema, Pacheco anota que frente al tema de la vinculación de Viscardo con la Compañía de Jesús, hay una clara discrepancia en las interpretaciones de sus dos principales biógrafos, ambos jesuitas.

“Vargas Ugarte encuentra muy explicable y comprensible la actitud de los hermanos Viscardo, tanto por la corta edad a la que ingresan a la Compañía, cuanto por las posteriores y definitivas circunstancias del destierro, abolición de la orden y prohibición de retorno a su patria. El P. Batllori, en cambio, no encuentra del todo clara la conducta de los hermanos Viscardo y considera interesados y no plenamente sinceros los argumentos que ellos alegan para solicitar su desvinculación de la Compañía.”

En 1767, con casi veinte años de edad, sufre los efectos de la expulsión de los jesuitas, suceso considerado injusto que dejaría una huella imposible de borrar en este pensador. Todos aquellos a quienes no detenía la enfermedad o la calidad de su cargo, debían partir el día 16 de septiembre –ocho días más tarde-, rumbo a la villa de Moquegua.

Él se pregunta en diálogos con amigos y en íntima reflexión personal por las razones de algo que responde a la crisis y a las contradicciones intelectuales del tiempo, y que se muestra, a la postre, sin fundamento lógico . Tras la expulsión, se muda a Europa, desconcertado y sin arraigo. Posteriormente, corta su vínculo jurídico con los jesuitas. Siempre con la mirada puesta en el Perú y en Hispanoamérica, alienta la esperanza de servirla .
En sus cartas de 1781 al cónsul británico en Livorno, aparece su voluntad “de informar a V.E. completamente sobre la situación y desordenes del Perú”; añadiendo posteriormente: “No hay ninguna duda sobre la gran revolución acaecida en el Perú (…) Digo pues que los vejámenes inferidos a esos pueblos no han hecho más que acelerar una revolución.” En palabras de De la Puente Candamo, “en 1781 Viscardo vive una clara decisión separatista. La rebelión de Túpac Amaru lo conmueve y es esperanza e ilusión que alienta en sus años de soledad europea.

Pacheco, en el estudio preliminar a la obra de Viscardo y Guzmán de la Colección Documental de la Independencia, sostiene que
“En los decenios finales del siglo XVIII resulta claro, que el fervor regionalista, la introspección de lo vernáculo, el patriotismo nacional que florece en el clima de la Ilustración, alcanza, con todas las limitaciones, a las sociedades hispanoamericanas en un estadio de inquietudes políticas y de reformas administrativas y económicas que precisamente la rebelión [de Túpac Amaru] acelera y profundiza.”

En septiembre de 1783, los hermanos Viscardo piden un subsidio para retornar a su patria; subsidio que tardará en llegar. En ese mismo mes, se firmará en Versalles la paz entre Inglaterra, Francia y España. Por este motivo, no eran las circunstancias propicias para los planes revolucionarios de Viscardo y de otros criollos hispanoamericanos.

Tras una estancia en Londres, Francia y nuevamente en Inglaterra, su ocaso vino a ser tan doloroso como lo había sido el curso de su vida. Sin un amigo que en sus últimos momentos le sugiriera unas palabras de consuelo, pasaba sus días en Londres. Dándose cuenta de su fin, resolvió confiar sus papeles a un ministro norteamericano y entre ellos figuraba su célebre Carta a los españoles americanos , que Viscardo no llegó a ver publicada. Poco tiempo después, en 1798, moriría.

Fuentes:
BELAUNDE RUIZ, Javier de
2002 Juan Pablo Viscardo y Guzmán: ideólogo y promotor de la Independencia
hispanoamericana. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2002

BRANDY, David A.
1999 Juan Pablo Viscardo y Guzmán (1748-1798) :el hombre y su tiempo. Lima: Fondo Editorial
del Congreso del Perú: Consorcio de Universidades

PACHECO, César
1975 Los ideólogos. Juan Pablo Viscardo y Guzmán. Lima: Colección Documental de la
Independencia del Perú

PUENTE CANDAMO, José Agustín de la
1971 Notas sobre la causa de la Independencia. Lima
1993 La Independencia. Lima: Brasa S.A.

VARGAS UGARTE, Rubén
1954 La carta a los españoles americanos de Don Juan Pablo Vizcardo y Guzmán. Lima:
Editorial del CIMP

VISCARDO Y GUZMÁN, Juan Pablo
s/f Carta a los españoles americanos. s/d

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