Para los de espíritu pesimista el artículo de George Monibot comentarista en The Guardian describe el resultado de Rio + 20 puede ser inspirador, para él este es el mayor fracaso del liderazgo colectivo posterior a la segunda guerra mundial. Los sistemas de vida del planeta colapsan y las grandes potencias no se ponen de acuerdo. A los gobiernos les interesa más defender la maquinaria que destruye la tierra que defender la vida en ella.
Ni siquiera piensan que pueden equivocarse y que es necesario imaginar no en reparar el sistema, sino en sustituirlo… tal vez para no persistir en el error.
Rio + 20 marca el fin de los esfuerzos multilaterales para proteger la biósfera. Lejos estamos del espíritu del protocolo de Montreal para eliminar el uso de sustancias que afecten la capa de ozono en 1997, cuando ni Tatcher ni Reagan, a pesar de su liberalismo, se oponían a la intervención del mercado.
Por otra parte en otro artículo del mismo diario Economic climate has not affected views on global warming – poll se sugiere que si la opinión pública dictase la política, esta se mantiene en el convicción de que es el hombre el causante del CC (57%), que si se suma a los fatalistas (30%) que consideran que ocurre, pero la causa no es humana, alcanza al 98% de los británicos.
Preguntados sobre Rio + 20 directamente y lo que debe hacerse, los encuestados señalan que el CC es importante, pero también lo es la prosperidad, lo que sumado a los que dicen que hay un pánico exagerado, da un 67% de respaldo a los políticos que como Cameron optan por satisfacer los sueños internos en lugar de pedir a lo Churchil “sangre sudor y lágrimas”.
El New York Times, reseña en “Progress on the Sidelines as Rio Conference Ends” los resultados incluyendo una nota de Pew Environment Group que no es tan pesimista como CARE o Greenpeace, sosteniendo que no es ni un fracaso ni un éxito.
Para algunos el fracaso es el de las posiciones europeas al respecto, así André Correia -encargado de las negociaciones por Brasil- dice: “Es probable que aquellos que están más frustrados, y que dicen que se sienten frustrados, son los europeos… Ellos piensan que todavía puede indicar caminos que otros deben seguir.”
Expertos como Jeffrey Sachs señalaron que los tratados no resuelven los problemas, que lo que se requiere es de objetivos inspiradores que guíen las acciones de las naciones.
Todos esperaban más, aunque no es claro de qué se trataba. Pedir a los capitalistas un suicidio es poco serio. Soñar con un capitalismo que se contiene a si mismo es imaginar a un drogadicto contenido por su voluntad. Qué pueden hacer entonces los ambientalistas, sino insistir en sus espacios de influencia por construir alternativas con las empresas, los gobiernos y las poblaciones interesadas. Asimov diría que ha llegado la hora de Fundación.