A propósito de la realización del Primer Taller “Hacia una Agenda Adaptación al Cambio Climático para la Ciudad de Lima”, organizado por el Gobierno Regional de Lima y el Foro Ciudades para la Vida, ponemos a disposición un informe de Siemens sobre 17 ciudades de América Latina seleccionadas para la elaboración de un Índice de las Ciudades Verdes, coloca a Lima en las últimas posiciones en el análisis comparativo, siendo solo superada por Guadalajara. Curitiba en Brasil es la única que está ubicada en un nivel superior al promedio. Las ocho categorías usadas son: Uso de energía y producción de CO2, uso de la tierra y edificaciones, transporte, desechos, agua, saneamiento, calidad del aire, y gobernanza ambiental. Cada una de éstas categorías se subdivide en indicadores y se le asigna una ponderación.
El uso de energía y producción de CO2 tiene en cuenta únicamente las emisiones producidas por consumo de electricidad debido a la falta de datos confiables sobre el consumo general de energía por ciudad. En esta categoría América Latina anda bien por el gran uso de hidroeléctricas para la producción de electricidad. La ciudad con peor puntaje es Santiago, y la mejor ubicada es Sao Paulo. Lima se encuentra en el promedio dado que los niveles de consumo por habitante están por debajo del promedio, y que el 41% de la energía proviene de fuentes basadas en recursos no renovables. Produce 212 kg de CO2 por habitante algo por encima del promedio de la región que se ubica en 202 kg. Medidas como el cambio de lámparas de alumbrado público por LED, la incorporación del gas como combustible para el transporte urbano y el aumento en el uso del gas para proveer energía a la ciudad han contribuido a mejorar su eficiencia energética. Para mejorar aún más sería necesario que muchos de los instrumentos que se requieren estén al alcance del gobierno municipal.
Respecto del uso de la tierra y las edificaciones, muestra que en general las ciudades de esta parte del mundo si bien se preocupan por el asunto de las áreas verdes, no son cuidadosas respecto de la construcción de edificios ecológicamente responsables. Esto es más grave aún en ciudades como Lima y Montevideo (3,000 y 2,500 h/km2 respectivamente), ambas tienen una baja densidad poblacional respecto del promedio regional (4,500 km2). Lima tiene 2 metros cuadrados de áreas verdes por habitante (50 veces menos que Brasilia), la más baja de todas, le sigue Montevideo con 9m2. Asimismo, ambas ciudades carecen de políticas e incentivos para promover construcciones ecoeficientes.
Transporte. “Muchas ciudades latinoamericanas han establecido exitosamente extensos sistemas públicos de transporte, sin embargo, no han obtenido resultados en cuanto al desafío más sensible: que la gente se desprenda del uso de automóviles particulares.” Es interesante anotar aquí que en algunas ciudades como Lima, el problema no parece estar en la extensión de la red de transporte, sino en su calidad, así mismo el estudio advierte que lo que falta es una mejor red pública, hoy casi inexistente, y vehículos adecuados. Respecto del número de vehículos, Lima tampoco presenta un problema de cantidad, sino de calidad.
Desechos. “Las ciudades del Índice se desempeñan bien en los temas esenciales de eliminación de desechos. De acuerdo con datos oficiales, 14 ciudades recolectan y eliminan más del 95% de los desechos y para ocho ciudades esta cifra es de 100%. El promedio general para todas las 17 ciudades es del 96%. La aparente universalidad en la recolección de desechos sugiere que, en muchos casos, los desechos generados por residentes de asentamientos informales, no forman parte en estas cifras.” La que en peor situación esta es Brasilia no por la falta de recolección (95%), como ocurre con Lima (78,1%), sino por la gran producción de basura que más que duplica el promedio del resto de ciudades.
Agua. “Las ciudades de la región toman muy en serio la calidad del agua. Le prestan menos atención a la conservación de la infraestructura del agua ya que están dispuestos a pasar por alto ciertos problemas mientras que los habitantes obtengan agua limpia.” En Buenos Aires el problema es el manejo ineficiente, el consumo por habitante es de 669 litros, frente a un consumo promedio de 151,5 litros en Lima, y 150 en Curitiba.
Saneamiento. “La región establece una división muy clara entre el suministro de servicios de saneamiento y lo que las autoridades hacen con las aguas residuales tan pronto se recolectan. Si bien la carencia de acceso a servicios de saneamiento es un problema social y político, al igual que una preocupación ambiental, las aguas de desecho que se bombean a los ríos y al mar tienen menos impacto político que los barrios que carecen de estos servicios.” Aquí vale la pena estacar lo que hace Medellin, que a pesar de ser una de las ciudades con habitantes de bajos ingresos trata el 95% de sus aguas residuales (52% es el promedio, Lima tiene el 8,5%) y 100% de las personas tienen acceso a servicios de saneamiento.
Calidad del aire. “Las ciudades de América Latina reconocen sus obvios problemas de calidad del aire y tienen políticas activas para abordarlos. Sin embargo, la cultura del automóvil sigue siendo una dificultad permanente.”
Gobernanza medioambiental. Las ciudades del Índice tienen estructuras formales de gobernanza medioambiental instauradas, sin embargo en algunas, estas políticas están restringidas por otros departamentos o en jurisdicciones solapadas, lo que impide que puedan ser realmente efectivas.
(a) 25 de Marzo, de 8 a.m. a 5.15 p.m. en el Auditorio del Sistema de Administración Tributaria – SAT (Jr. Camaná 370, piso 9). Contacto: Milagros Carrillo – mcarrillo@munlima.gob.pe y/o Martha Barreto – mbarreto@ciudad.org.pe.