Los expertos señalan que los residuos se concentran más en determinados lugares del océano. Los daños a la biodiversidad marina y a la economía son cada vez mayores.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha publicado un informe en el que se alerta por primera vez sobre el “problema global creciente de la basura marina”. Los plásticos, sobre todo las bolsas y las botellas, son el principal residuo encontrado en los océanos de todo el mundo (más del 80% del total). Preocupa porque es un problema duradero y acumulativo: se estima que el plástico tarda cientos de años en degradarse.
El informe también destaca los restos de cigarrillos, en especial los filtros y los paquetes de tabaco, que en el Mediterráneo y en las zonas ecuatoriales costeras estudiadas suponen hasta el 40% y más del 50% de la basura marina, respectivamente.
La cantidad total de basura oceánica es desconocida, debido a la falta de estudios y a que buena parte de los residuos no se ven. Acaban en el fondo o ingeridos por los seres vivos marinos. Greenpeace estima que el 10% de la producción mundial de plástico se deposita en los océanos. El PNUMA calcula que la fabricación global es de 225 millones de toneladas al año. En cuanto al origen de los restos, un 20% procede del tráfico marino y el 80%, de tierra firme.
En algunas partes del mundo, el problema de la basura marina es más acusado. El informe del PNUMA, que analiza 12 regiones marinas de todo el planeta, alude a los mares de Asia Oriental, con una población de 1.800 millones de personas, el 60% en zonas costeras. El aumento de la actividad pesquera e industrial y la falta de sistemas de tratamiento de residuos han convertido al Océano Índico, los mares del sur de Asia y el sur del mar Negro, entre otros, en un enorme basurero flotante.
Las aguas del Pacífico, frente al archipiélago de Hawai, se han transformado en un vertedero de tamaño similar al de Europa. La corriente giratoria de este océano transporta la basura arrojada desde Canadá, EE.UU., Japón y China a esta zona, descubierta en 1997 por el marino Charles Moore. No es una mancha compacta o una isla flotante, como se ha afirmado en algunos medios. Según Moore, es una especie de sopa con desechos diseminados de todo tipo y tamaño, desde trozos pequeños de plástico hasta televisiones o frigoríficos, que gira con la corriente oceánica.
El Mediterráneo es otro de los puntos negros denunciados por científicos y ecologistas. Tras varios años de trabajo en el Mare Nostrum, Stefano Aliani, investigador del Instituto de Ciencias Marinas del Consejo de Investigación Nacional de Italia (CNR), afirma haber encontrado todo tipo de residuos flotantes, incluidas puertas y camas.
La basura superficial podría ser la punta del iceberg. Un estudio de 1994 en la costa española, francesa e italiana localizaba en el fondo marino 1.935 unidades por kilómetro cuadrado, la mayor parte bolsas de plástico. No resulta extraño ya que España es el principal productor europeo de estas bolsas desechables: unos 16.000 millones al año.