El papel que cumplen las mujeres frente al Cambio Climático

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Las mujeres de Sarayacu se organizaron y dijeron que si los hombres decidían dejar entrar a las empresas petroleras, estos debían empezar a buscarse otras mujeres… pero en otro territorio. Las madres, hermanas, abuelas hicieron saber al Ecuador y al mundo que no permitirán que los hijos y jóvenes de Sarayacu se conviertan en peones y esclavos de las grandes empresas petroleras. Es una decisión no negociable que nació de las mujeres kichwas amazónicas.

El enemigo principal, ¿cuál es? ¿La dictadura militar?

¿La burguesía boliviana? ¿El imperialismo?

No, compañeros.Yo quiero decirles estito: nuestro enemigo principal es el miedo.

Lo tenemos adentro.

Domitila, Bolivia

Compañeras, Hermanas,

El cambio climático está en todas las agendas, nacionales e internacionales, y por supuesto en la vida cotidiana de la gente. Dejó de ser una especulación o amenaza, para convertirse en una realidad que afecta a millones de personas en el mundo, pero impacta principalmente a las mujeres en los países del Sur.

La injusticia climática, que es la desigual distribución de los impactos del cambio climático, tiene un enorme componente de género.

Ante esta realidad, los gobiernos no están tomando medidas suficientes, las Naciones Unidas tampoco dan soluciones verdaderas, más bien, son los pueblos, y en particular las mujeres las que están dando pasos gigantescos, los que debemos reconocer y premiar.

Las mujeres principales víctimas del cambio climático

El cambio climático está provocando graves impactos en el mundo, pero sobre todo en el Sur, ya que el cambio climático castiga doblemente a nuestros países, como Perú, Ecuador, Bolivia o cualquier otro del área andino amazónica, de África, o el sudeste asiático.

Algunos de los impactos ya se sienten y otros llegarán indefectiblemente. Estos son:

Las reservas de agua contenidas en los glaciares y la cubierta de nieve disminuirán vertiginosamente y con ellas el agua dulce disponible, por lo que se reducirá significativamente la disponibilidad para el consumo humano, la agricultura de al menos 1/6 parte de la población mundial. Sudamérica es una de las regiones más afectadas. Las mujeres son quienes tendrán que recorrer mayores distancias para encontrar agua. A su vez, las sequías serán más frecuentes y prolongadas y las mujeres tendrán que desplazarse mucho más para recoger la leña.

En los bosques tropicales, el aumento de las temperaturas y la pérdida de agua subterránea reducirá la biodiversidad, lo cual tendrá un impacto sobre los medios de vida de muchas comunidades indígenas. La Amazonía se convertirá en una gran sabana. Las mujeres mantienen las chacras y viven directamente de los productos de la selva por lo que su soberanía alimentaria y sus culturas se verán afectadas.

En las zonas áridas, las tierras agrícolas se volverán arenosas y salinas, disminuirán las cosechas y la productividad del ganado, amenazando así la seguridad alimentaria. Declive de las cosechas principalmente en África.

Un último informe señala que en algunos países africanos el impacto es tan espeluznante que se espera una reducción del 50% en la producción agrícola para el 2020 y del 90% hasta el 2100; un 30% en Asia para el 2050 y 30% en América Latina en el 2080. Millones de mujeres indígenas y campesinas son las que se encargan de los cultivos y de la alimentación para la familia, las mismas que se verán más afectadas pues complicará la producción de alimentos para consumo doméstico, así como la pesca y la ganadería. En los países del Sur todas estas actividades están realizadas en un 90% por mujeres.

Cientos de millones de personas que viven en las zonas costeras se verán afectadas por el aumento del nivel del mar. También los fenómenos habituales como el Monzón o el Niño, serán más bruscos y fuertes. Estos desastres siempre impactan más a las mujeres, pues cuando estos ocurren las mujeres suelen estar en sus casas, muchas veces aisladas, lo que dificulta que obtengan instrucciones de evacuación o información que les permita protegerse de los desastres, las mismas que suelen darse en lugares públicos. Cuando hay evacuaciones inminentes, las mujeres no pueden siempre abandonar sus casas pues son responsables en un 90% del cuidado de las personas mayores y de los niños pequeños. Por ejemplo, en el tsunami del Océano Indico el 70-80% de las víctimas fueron mujeres o en el ciclón de Bangladesh el 90% de las muertes fueron mujeres.

Aumento de las muertes por hambrunas y malnutrición o por enfermedades debidas al frío y al calor extremos, así como aumento de casos por enfermedades tropicales (malaria, dengue, etc.) y presencia en otras latitudes. No solamente que las mujeres acceden menos a servicios de salud, sino que son ellas las que que cuidan a los niños y a los enfermos, por lo que sufrirán más las enfermedades y tendrán más trabajo y responsabilidades al cuidar a quienes padecen estos males.

Se puede decir que ahora ya existen más de 25 millones de refugiados climáticos, que corresponden a personas que han tenido que forzosamente migrar por los cambios en el clima, que ha perdido sus cosechas por las inundaciones, por sequías, etc. Se calcula que esta cifra alcanzará los 200 millones de desplazados, de los cuales, según Naciones Unidas un 80% son mujeres y niños.

Bajarán los indicadores sociales (escolaridad, alimentación, salud, etc.) siendo las mujeres las primeras en sentir estos problemas. Por ejemplo, el acceso a la información en casos de desastres climáticos es fundamental para poder enfrentarse a ellos y las mujeres constituyen el 64% de las personas analfabetas del mundo y tienen mucho menor acceso a los medios de comunicación.

Una constelación de conflictos, posibles guerras y violencia generalizada en donde las mujeres son víctimas directas como suele ocurrir en la mayoría de los conflictos bélicos.
Sin embargo, aun cuando ya se sabe que lo que causa el calentamiento global es principalmente la quema de petróleo, gas y carbón y también la deforestación, no se hace nada o casi nada para detener esto. Al contrario, se sigue sacando más hidrocarburos, y se siguen talando los bosques. En lugar de tomar acciones concretas e inmediatas para frenar el aumento del efecto invernadero, se deja en manos de los gobiernos y de los mecanismos de mercado la búsqueda de soluciones. Pero estas han fallado en su objetivo, como el Protocolo de Kioto, y peor aún, conllevan más y peores impactos para las poblaciones locales.

Debemos mencionar además que el tema de género no es mencionado ni una sola vez en el Protocolo de Kioto. A pesar de que el caos climático es inminente, en la toma de decisiones sobre como enfrentar este problema, tanto en la prevención, en la mitigación, en las soluciones o en los planes de adaptación al cambio climático jamás se las toma en cuenta. Las mujeres tienen mucho que aportar.

Las mujeres resisten a las actividades petroleras

El cambio climático no es un fenómeno natural, es provocado por los gases con efecto invernadero que emiten los países y las industrias del Norte. Estos gases vienen primordialmente de quemar combustibles fósiles y por la tala de árboles. Para evitar que esto siga sucediendo hay que evitar que más petróleo llegue a la atmósfera y detener la destrucción de los bosques.

Por eso, las mujeres indígenas y campesinas que, por ejemplo, luchan para evitar que se siga sacando petróleo, o gas de los territorios, deben ser reconocidas por el mundo entero porque su resistencia es un aporte a la humanidad y al planeta. Además, así también las mujeres protegen a sus comunidades de los impactos locales que significan las actividades petroleras.

El petróleo ha constituido el eje fundamental de la economía de muchos países y su papel sigue siendo central. Sin embargo es también el ámbito en el cuál han existido mayores conflictos sociales y ambientales. En las zonas de donde se extrae el crudo se violan los derechos humanos, se contaminan los ríos, el aire, el suelo. En estas zonas, la pobreza afecta a todas las personas, pero es peor puesto que las mujeres constituyen el 70% de las personas en condiciones de extrema pobreza en el mundo.

Además, las mujeres padecen más la contaminación petrolera, pues están en permanente contacto con el agua, lavan la ropa, acompañan al río para que los niños se bañen, preparan los alimentos. En el Ecuador, por ejemplo, las mujeres se han llevado la peor parte, pues la incidencia de cáncer en zonas petroleras es 3 veces mayor que el promedio nacional afectando sobre todo a mujeres.

Las mujeres en las zonas petroleras están agobiadas por más trabajo, pues no solo las condiciones empeoran sino que también se quedan solas al partir sus compañeros a integrarse al circuito de demandas de las petroleras en calidad de jornaleros. En el Ecuador, por ejemplo, en las provincias petroleras el 65 % de las madres son solteras o cabeza de hogar.
Estas son las zonas más marginalizadas, no tienen acceso a la energía y su soberanía alimentaria esta afectada por las propias operaciones de la industria. La gente se convierte en mendiga de las petroleras, siendo las más afectadas las mujeres.
Por estas razones, en diversas comunidades indígenas, son ellas las que han tomado la decisión de evitar que nuevos pozos petroleros sean abiertos, y han logrado iniciar un camino de re-estructuración social en favor de la defensa de la cultura y de la sustentabilidad local. Casos emblemáticos son las mujeres kichwas de la comunidad Sarayacu en Ecuador, la misma que hace tiempo hubiera sido sometida por las petroleras si no fuera por sus mujeres que no han parado de resistir. Las mujeres de Sarayacu se organizaron y dijeron que si los hombres decidían dejar entrar a las empresas, estos debían empezar a buscarse otras mujeres… pero en otro territorio. Las madres, hermanas, abuelas hicieron saber al Ecuador y al mundo que no permitirán que los hijos y jóvenes de Sarayacu se conviertan en peones y esclavos de las grandes empresas petroleras. Es una decisión no negociable que nació de las mujeres kichwas amazónicas.

También las mujeres huaorani en la Amazonía ecuatoriana se han organizado, al igual que otras mujeres en América Latina están construyendo soberanía alimentaria y energética en sus comunidades.
Pero también son las mujeres las que se mantienen firmes en la defensa de los bosques, frente a la industria maderera, frente a los agrocombustibles, frente a la usurpación de tierras. Esto es sobre todo porque las mujeres han sido durante siglos las recolectoras de leña y de productos menores del bosque. Son las herbalistas y las ritualistas conocedoras de la biodiversidad. Su vida y la de la comunidad depende de los bosques y por eso lo defienden.

Un ejemplo muy bello es el de algunas mujeres que viven en los pueblos de las montañas del Himalaya en India que ven al bosque como a un amigo. Les proporciona leña para el fuego y comida para los animales. Las raíces de los árboles ayudan a la tierra a retener el agua de lluvia durante todo el año y así las mujeres la pueden recoger de las fuentes y arroyos. Desgraciadamente otra gente ve el bosque como un negocio y por eso varios empresarios querían darle un uso industrial. Pero las mujeres pusieron sus brazos alrededor de los árboles para prevenir que los cortaran. De ahí nació el movimiento Chipko que significa “abrazo” en hindi hace varias décadas.

Las mujeres rurales son en muchas ocasiones las usuarias principales de los bosques sino también sus protectoras más eficaces sus custodias y guardianas.

Las mujeres sabias

Desde hace miles de años, han sido las mujeres las que más se han preocupado por el bienestar y buen vivir de las familias y las comunidades. Las mujeres son quienes ahorran recursos, como la energía, el agua, se encargan de mantener el ambiente sano; son educadoras de los niños y niñas y ciudadoras de la familia y la naturaleza.

Las mujeres son portadoras de un bagaje de saberes que deben ser conocidos, escuchados y aprendidos para construir soberanía local o inclusive para detener el cambio climático.

Las mujeres tienen conocimientos amplios sobre los recursos del bosque y saben como mantenerlo, las mujeres saben también manejar la biodiversidad silvestre y las semillas de cultivos tradicionales que se adaptan a las distintas condiciones del clima. Son las mujeres quienes más trabajan por la soberanía energética y enfrentando el cambio climático de manera radical.

Basta de ignorar los conocimientos y el arduo trabajo que hacen las mujeres en defensa de las sostenibilidad, de las economías campesinas, de proteger los bosques!

Es necesario avanzar hacia una crítica profunda al modelo basado en la explotación de la naturaleza, del ser humano y en particular del trabajo de las mujeres.

Hay que seguir sentando bases para reconocer a la “economía del cuidado” como un eje que debe ser protegido y reconocido. Una agenda que construya soberanía desde las comunidades y desde las mujeres es la única manera de lograr una verdadera transformación económica de nuestros países.

Dado que la manera de relacionarse con la naturaleza, de alguna manera viene dada por el genero, y los impactos son sentidos de diferente forma por hombres y mujeres, así también la manera de ver el mundo, las respuestas y alternativas pueden ser muy disimiles entre los hombres y las mujeres.
Es importante ahora poder contar con respuestas femeninas a una problemática que necesita de muchas voces, palabras y manos!

“somos como los granos de quinua si estamos solos, el viento nos lleva lejos.

Pero si estamos unidos en un costal, nada hace el viento.

Bamboleará, pero no nos hará caer”

Dolores Cacuango, Ecuador

Fuente :http://www.ecoportal.net/content/view/full/84727

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Acerca de Cambio Climatico

Este blog nació bajo la idea de un grupo de profesores de la PUCP de distintas especilidades interesados en promover la problematica de cambio climatico que actualmente nos preocupa a todos. El objetivo del Blog es simple, difundir noticas nacionales e internaciones, investigaciones, articulos, etc, relacionados al tema, sin tratar de tomar parte de alguna posicion en particular, solo informar.

Un pensamiento en “El papel que cumplen las mujeres frente al Cambio Climático

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