Desde el Vaticano frenan terapias de conversión gay
5:00 p.m. | 27 ago 21 (VN/LS).- La Santa Sede se ha manifestado en contra de las llamadas terapias de conversión de homosexuales, según informa la revista católica Vida Nueva. Ha sido a través del cardenal Beniamino Stella, quien envió una carta al episcopado español cuando era la máxima autoridad de la Congregación para el Clero. En el mensaje se rechaza este tipo de prácticas llevadas a cabo por la organización Verdad y Libertad (España), autodenominada católica, gestionada por civiles pero con la colaboración de fieles y sacerdotes. Además, se pidió que los obispos difundan a sus diócesis que estas actividades no cuentan con respaldo del Vaticano.
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Por primera vez en la historia, ha trascendido que la Santa Sede desautoriza las conocidas como terapias de conversión de la homosexualidad. Tras un período de investigación, la Congregación para el Clero ha desvinculado de la Iglesia las prácticas de la plataforma española Verdad y Libertad. Aunque se trata de una entidad civil y no canónica, no son pocos los creyentes que han participado en sus actividades. Además, sus promotores se amparan en fundamentos religiosos para justificar unos métodos considerados “sectarios”, tal y como han relatado a Vida Nueva afectados que han participado en el informe de Roma.
La realidad es que la homosexualidad no se cura, porque no es una enfermedad. Lo dictaminó la Organización Mundial de la Salud hace 31 años. La aprobación de leyes que sancionan estos programas y las denuncias públicas contra esta organización les ha llevado a actuar en la clandestinidad para esquivar las multas, pero no a desaparecer. Lamentablemente, quienes las respaldan desde su particular guerra permanente contra la ideología de género, lo hacen escudándose en la bienaventuranza de la persecución, y presentándose como mártires en defensa de la ley natural.
¿En qué consisten estos itinerarios de curación de la homosexualidad? Al parecer están dirigidos sobre todo a varones, a quienes les son recetados medicamentos, se les somete a falsas terapias de abrazos o se les obliga a bañarse desnudos en la misma piscina que otras personas del mismo sexo. Además, deben recitar una serie de letanías de masculinidad frente al espejo.
Con la toma de postura vaticana, solo cabe la firmeza por parte de los responsables de la formación de los consagrados y de quienes están al frente de procesos de acompañamiento y dirección espiritual, para que tomen cartas en el asunto con el fin de detectar y rescatar a quienes pueden estar atrapados en estas dinámicas. De igual manera, como reclama Roma, urge erradicar esta iniciativa antes de que el problema vaya a más. Basta escuchar a una sola víctima o al cofundador del grupo para constatar las secuelas que deja tras de sí. Una Iglesia madre no se lo puede permitir.
Educar en afectividad y sexualidad no es adoctrinar ni recetar, pasa por acompañar y discernir, para vivir la verdad de lo que uno es. Pero, sobre todo, implica acoger sin juzgar, desde una misericordia que tiene como base el hecho de que toda persona es hija de Dios, creada a su imagen y semejanza, y que el amor de Jesús se ofrece a todos sin excepciones. Aceptar y acoger la diversidad no es claudicar del catolicismo ni dejarse enredar por confusiones relativistas. Francisco, en su reciente carta al jesuita James Martin, volcado en la pastoral LGTBI, recuerda que “el estilo de Dios tiene tres rasgos: cercanía, compasión y ternura”. Fuera de estas máximas, cualquier intento de abordar a una persona por su orientación sexual, como si se tratara de un enfermo pecador al que exorcizar en aras de su salvación, no solo es discriminación y rechazo a un hermano. No es cristiano. No es de Dios. Y, además, es un delito.
La Santa Sede desautoriza a Verdad y Libertad
La actividad principal de Verdad y Libertad se concentraría en Granada, donde reside Miguel Ángel Sánchez Cordón el pediatra que se reconoció en sus orígenes como promotor de esta plataforma. Hasta allí se habrían desplazado jóvenes y adultos en busca de sanación. Se trata de la primera vez que el Vaticano se planta ante unas prácticas de este tipo en la que ha sido una de las últimas decisiones adoptadas como prefecto por el cardenal italiano Beniamino Stella, que se jubiló el pasado mes de junio dejando la cuestión resuelta a su sucesor, el surcoreano Lazzaro You Heung-sik.
Roma llega a este dictamen de rechazo de las iniciativas promovidas por esta institución que actúa en España y en la que habrían participado sacerdotes, religiosos y laicos, después de una exhaustiva investigación en diferentes fases, según ha podido corroborar Vida Nueva. Este proceso de estudio del caso culminó en la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, celebrada el pasado abril, cuando se dio a conocer el informe final de Roma en el que se insta a los obispos a no secundar, participar ni recomendar los tratamientos que se ejecutan desde Verdad y Libertad por la metodología y objetivo perseguido.
Seminarios, congregaciones, movimientos y parroquias se han convertido a lo largo de estos ocho años en un caladero de candidatos dispuestos a “curar” la homosexualidad, y luego llegan a la entidad a través del boca a boca de compañeros, directores espirituales o psicólogos afines. En este sentido, un grupo reducido de obispos –”unos cinco o seis”, aseguran exmiembros de Verdad y Libertad– habrían colaborado en sus retiros, compartiendo su testimonio y derivando a jóvenes y adultos. Incluso uno de estos pastores habría experimentado el “camino de sanación” y proclamado su experiencia en diferentes foros.
A la declaración romana de este mes de junio se llega después de un primer aviso de la Santa Sede que llegó en noviembre de 2019, cuando los participantes en la Plenaria abordaron un informe sobre esta sociedad que se había hecho llegar al cardenal Stella. El documento recoge los testimonios de varios clérigos que denuncian haber sufrido prácticas que tachan de “vejatorias” justificadas desde el concepto de “homosexualidad reversible”. Como respuesta a ello, Stella lo remitió directamente al Episcopado y pidió entonces a los obispos que tienen en su diócesis a sacerdotes o seminaristas que han tomado parte de las actividades de la entidad que lo investigaran.
Proceso de reconstrucción
En aquella reunión episcopal previa a la pandemia, se dio la palabra al autor del estudio, un religioso y sacerdote que expuso en primera persona el daño generado a seis consagrados a los que ha acompañado en su particular ruta de reconstrucción afectiva después de la experiencia traumática sufrida a su paso por Verdad y Libertad. Tras su alocución y después de que abandonara la sala de la Plenaria, los pastores abordaron el problema. Tan solo una contada minoría respaldaron el itinerario de “conversión” como algo “necesario” para combatir la ideología de género. Uno de ellos incluso negó “de forma beligerante” –rememoran quienes asistieron a la reunión– la veracidad del informe presentado, al que la Santa Sede no pondría después “pero” alguno.
“Para mí, supone un salto en mi recuperación que la Iglesia se haya pronunciado de forma oficial con esta condena. Me alegro de que no se mezcle a la Iglesia madre en lo que yo considero una secta, porque lo he sufrido, y, sobre todo, que nadie pueda decir que lo que allí se practica, se hace en nombre de Jesús”, expone un sacerdote que perteneció a Verdad y Libertad y que vio durante su estancia en Granada cómo el hecho religioso impregnaba aquellos encuentros con oraciones, meditaciones y jaculatorias del tipo “Dios no os ha hecho así”. Ahora ha logrado reconstruir su vida “aceptando que, desde mi afectividad y coherencia, soy fiel al Evangelio y a mi propia vocación”.
“Vivo conforme a mi fe –defiende a continuación–, tal y como le dice el Papa a James Martin en su reciente carta sobre su pastoral con el colectivo LGTBI”. Por eso, no duda en compartir que “me entristece que todavía haya algún pastor que siga empeñado en justificar este engaño e intenten argumentarlo considerando que si esta terapia sufre persecución es porque es auténticamente cristiana”. “Es más, desde hace tiempo se presentan como mártires del ‘lobby gay’, el relativismo, la secularización”, apostilla. Otro de los afectados alerta de que, más allá de esta entidad, “menos gente caería en estas garras como me ha pasado a mí, si desde la Iglesia acompañáramos verdaderamente de forma integral la afectividad, tanto de los curas como de los seglares”.
“Salí roto y deshecho de Verdad y Libertad, con la autoestima machacada”
Su inquietud religiosa le llevó a coquetear con los pentecostales a la par que aparecían las dudas sobre su afectividad hasta que con 18 años decidió hablar con sus padres. A medias. “Les planteo que tengo una crisis de identidad y vocacional, pero no hago alusión a la cuestión de la homosexualidad”. Decide marcharse a Cantabria, a vivir con el padre Santiago Omelda, promotor del grupo “Es posible la esperanza”. Allí siguió las pautas que marca el libro de Richard Cohen Comprender y salvar la homosexualidad, referente para quienes creen en los cambios de orientación sexual. “Santiago me envió a consulta a Madrid con el doctor Aquilino Polaino para que me tratara. Me decía que no estaba enfermo, pero salí de allí tomando tres pastillas”, rememora.
Con la mediación de unos y otros, Alberto se sintió “curado” y en 2012, durante la celebración del Congreso Mundial de las Familias de Madrid, ofreció su testimonio de conversión. A partir de ahí, se convirtió en protagonista de encuentros, foros y sesiones de formación para terapeutas “que aplican este tipo de intervenciones”. Cuando su historia saltó a internet, el pediatra Miguel Ángel Sánchez Cordón se puso en contacto con él y juntos crearon ‘Verdad y libertad’, la entidad ahora desautorizada por la Santa Sede.
-¿Qué le hace abrir los ojos?
Yo exploto en 2015 y se juntaron varios elementos. Por un lado, empiezo a retirar la medicación. Por otro, tenía novia, pero noto de nuevo que me siguen atrayendo los hombres. Tú estás convencido de lo que estás haciendo, pero hay un momento en el que sientes que estás hablando de una teoría que no corresponde con lo que realmente estás experimentando en tu corazón. Es ahí cuando entro en crisis y llego incluso a considerar el suicidio.
ENLACE. Entrevista completa
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Fuentes
Revista Vida Nueva (1, 2 y 3) / La Sexta / Video: Eh / Foto: OMS
Me parece coherente con las creencias católicas que el Papa haya desautorizado los tratamientos antigays que imparten en Verdad y Libertad, es un crimen que hagan ese tipo de terapia.
Más bien hay que dar apoyo, acompañamiento porque la sociedad no avanza mucho en la aceptación total de las diferencias
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