Roma acogerá un congreso mundial sobre los cambios en el mundo marítimo y en los hombres de mar.
El Mensaje pide que se respeten los derechos humanos y laborales de la gente del mar y se refiere a la celebración del Domingo del Mar como a “una ocasión especial para aumentar la conciencia, en las comunidades cristianas y en la sociedad en general de lo indispensable que es el servicio realizado por los marinos, y para hacer conocer el ministerio que, desde 1920, los capellanes y los voluntarios del Apostolado del Mar desarrollan en muchos puertos del mundo”.
Este congreso sirve para dar un mensaje de esperanza para casi los 1’5 millones de marinos de más de cien nacionalidades (dos tercios de los cuales son de países subdesarrollados), que cotidianamente responden a las exigencias de la economía global, transportando el 90% del comercio mundial.
Entre estos, el congreso tocará, como en los años anteriores, lo temas de “la criminalización de la tripulación a causa de los accidentes marítimos (naufragios, contaminación, etc…), el abandono en puertos extranjeros sin alimentos ni dinero, las nuevas restricciones para desembarcar a tierra, la falta de seguridad y protección y los largos embarcos”.
Todo ello añade “más estrés y ansiedad no sólo a la vida de estos trabajadores, sino también a sus familias”.
El Apostolado del Mar, prosigue el texto, “conoce numerosas situaciones inhumanas que todavía persisten en el mundo marítimo y está al lado de la gente del mar para afirmar que sus derechos humanos y de trabajadores deben ser respetados”.
Del mismo modo, se destaca “la importancia de que el sector marítimo trabaje en contacto estrecho con Gobiernos y con organizaciones internacionales y de bienestar, para poner en práctica medidas preventivas con el fin de garantizar la seguridad de estas personas”.
“Para asegurar más protección a todos los que trabajan en el mar”, los firmantes se dirigen en particular, “a todos los Gobiernos para que adopten, cuanto antes, la Convención de la Oficina Internacional del Trabajo (ILO) sobre el Trabajo Marítimo (MLC) de 2006 y favorezcan su entrada en vigor”.
En caso contrario, la Convención “tendría únicamente un valor teórico, a pesar de ser uno de los resultados más significativos de toda la historia de los derechos de los marinos”.
“En su lucha por la justicia en el mundo marítimo”, continúa el Mensaje del Consejo Pontificio, “el Apostolado del Mar está dirigido por los principios evangélicos y por la enseñanza de la Doctrina Social de la Iglesia”.
Imagen: Fotógrafo Ali Nishan