Globalización, interculturalidad y exclusión, a debate en I Encuentro Iberoamericano de Teología
11:00 a m| 8 feb 17 (AGENCIAS/BV).- La teología latinoamericana ha sido factor en el proceso de renovación eclesial que lleva adelante el Papa Francisco. Es clara la impronta sociocultural que conlleva sus escritos y gestos, y su clara opción por los pobres, a pesar de las resistencias e indiferencia en distintos ámbitos a nivel global. Y si se habla de América Latina, es pertinente recordar Aparecida, que invitó a releer los signos de los tiempos actuales desde una reflexión teológica abierta al diálogo interdisciplinar; lo que permitió dar un nuevo impulso al paradigma misionero de la Iglesia.
Con ese contexto surge una iniciativa internacional -hospedada por el Boston College-, el Primer Encuentro Iberoamericano de Teología, que se celebra del 6 al 10 de febrero, bajo el tema: “El presente y el futuro de una teología iberoamericana inculturada en tiempos de globalización, interculturalidad y exclusión”. Más de 40 teólogos de América Latina, España y Norteamérica -entre los que destacan Gustavo Gutiérrez OP, Juan Carlos Scannone SJ, Carlos Galli, Pedro Trigo SJ y Víctor Codina SJ- expondrán sobre el estado actual de la teología y el rumbo de la Iglesia en tiempos del Papa Francisco. Recogemos información del evento y entrevistas previas a dos protagonistas.
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En estos días cerca de cuarenta teólogos protagonizan el Primer Encuentro Iberoamericano de Teología. Serán cinco días de diálogos y exposiciones, reflexiones y conferencias con el propósito fundamental de analizar los desarrollos que se han producido en la teología de América del Sur y del Norte “en tiempos del Papa Francisco”, según especifica el programa.
La delimitación temporal resulta significativa y se refleja en el título de las principales exposiciones, que comenzarán con “Crisis del cristianismo en un mundo globalizado y en una Iglesia fracturada” e “Iglesia y reforma”, siguiendo la línea que se plantea en los documentos de Aparecida y Evangelii Gaudium. También se abordará “El aporte de la teología del pueblo o teología de la cultura” a la teología universal, como se denomina la corriente de pensamiento teológico “frecuentada” por Bergoglio durante sus años en Argentina.
Seguirán en orden de tiempo otros dos temas relevantes en el momento histórico actual: “El discernimiento sociopolítico y la geopolítica pastoral de Francisco” y “Los pueblos pobres ante el drama de la inequidad y la exclusión”. El encuentro concluirá con trabajos sobre “La evangelización en perspectiva profética y liberadora ante el reto de la interculturalidad”.
Descarga aquí el programa del evento (PDF).
Un elemento importante a considerar será la presencia del representante papal, el arzobispo de Mérida (Venezuela), Baltazar Porras Cardozo, uno de los últimos cardenales creados por el Papa Francisco para premiar al país más atormentado del continente americano.
Rafael Luciani: “Uno de los objetivos del Encuentro es apoyar el proceso de cambios que el Papa lleva adelante”
Como uno de los organizadores del evento, Rafael Luciani reconoce abiertamente que su objetivo es “apoyar el proceso de cambio que el Papa lleva adelante” desde las claves de la “globalización, exclusión e interculturalidad”. Un proceso en el que Francisco se está encontrando con “resistencias” entre la jerarquía y, previsiblemente, llegará hasta la confrontación con Donald Trump.
-¿Cómo surgió la idea de montar este ‘Primer encuentro iberoamericano de Teología?
Conversando con varios amigos y teólogos, entre ellos Carlos María Galli, Juan Carlos Scannone SJ. y Félix Palazzi, hemos coincidido en la necesidad de hacer pausa para analizar el momento presente y tratar de discernir, como comunidad teológica latinoamericana, por dónde pasa Dios hoy en nuestra historia y cómo estamos respondiendo a los desafíos del presente. Hemos querido insertar este momento de reflexión como parte de la contribución teológica y pastoral de teólogos y pastoralistas al actual pontificado.
Esto nos llevó a la idea de realizar un primer encuentro que permitiera reunirnos y pensar esta época global a la luz de los cambios que el Papa Francisco ha iniciado, y que son parte de ese espíritu del Concilio Vaticano II que a veces hemos olvidado. Lo que soñamos hace casi dos años hoy se hace realidad y esperamos que sea una contribución para seguir impulsando los cambios de mentalidades y estructuras eclesiales que se necesitan hoy.
-¿Qué objetivos persigue?
Este encuentro internacional será el momento oportuno para repensar el papel de una teología iberoamericana, que busque el diálogo intercultural y pueda responder a los nuevos signos de los tiempos de nuestra época global, como son la exclusión y la pobreza a las que siguen sometidas las mayorías de este mundo. Por ello, en este primer encuentro abrimos la reflexión al aporte que ha hecho la producción teológica en español en nuestra querida Iberoamérica.
-¿Por qué en Boston y en la facultad de Teología del Boston College de los jesuitas?
Los jesuitas han sido un factor importante en la conversión de la Iglesia al mundo de los pobres. No olvidemos que el padre Arrupe situó esta opción en el marco concreto de las relaciones entre fe y justicia. Esto caracterizará a las obras de la Compañía a nivel global, especialmente en la llamada tercera época que se abrió luego del Concilio Vaticano II. El Boston College es una universidad jesuita que es consciente de su misión e identidad ignaciana, de crear puentes y construir vínculos con otras realidades, y aún más en esta época de tanta incertidumbre sobre el futuro y el bienestar de una gran mayoría de la humanidad.
De ahí que la Universidad haya apostado por hospedar este diálogo teológico internacional, que ya no se limita a la comunidad teológica latinoamericana, sino que se enmarca en el contexto más amplio de Iberoamérica. De modo que hemos incluido a teólogos españoles y a latinos de los EE.UU. que hoy en día tienen el gran reto de vivir en medio de sociedades fracturadas y carentes de esperanza. Basta pensar en los inmigrantes que hoy ven su futuro amenazado en los EE.UU. Una de las líneas de acción y formación más importantes del Boston College es la fe y la justicia, y la condición pluricultural que caracteriza a su Escuela de Teología y Ministerio es un símbolo de esa necesidad de encontrarnos, de hacer un diálogo teológico mayor, en conjunto, entre culturas y que responda a los tiempos de Francisco.
-¿Qué figuras teológicas y eclesiásticas van a asistir al Encuentro?
Seremos más de 40 teólogos de América Latina, España y EE.UU., entre los cuales contamos con la presencia de Gustavo Gutiérrez OP, fundador de la teología de la liberación, y Juan Carlos Scannone SJ, fundador de la filosofía de la liberación. Hemos invitado a personas que puedan aportar sus investigaciones teológicas y experiencias pastorales locales en función de ayudarnos a discernir el momento que vive la Iglesia y la sociedad en Iberoamérica.
La lista con todos los teólogos la pueden ver junto al programa en PDF que está disponible en línea. Otros teólogos como Pedro Trigo SJ., Víctor Codina SJ. y José Ignacio González Faus SJ. también han enviado su contribución. Podremos ver los videos de las conferencias algunos días después del encuentro en el portal de la Escuela de Teología y Ministerio del Boston College.
Entre las figuras eclesiásticas que asistirán está Mons. Raúl Biord Castillo, quien se ha dedicado a estudiar la condición misionera de la Iglesia, y el Cardenal venezolano Baltazar Porras Cardozo, miembro de la Pontificia Comisión para América Latina y muy cercano al Papa. Todos conocemos su experiencia en la Iglesia Latinoamericana, a través del Celam y otras instancias locales y regionales, en su calidad de historiador y pastoralista. También nos visitará el Cardenal Sean O`Malley, colaborador de Francisco en el proceso actual de reformas y Arzobispo de Boston, quien ha manifestado todo su apoyo al evento y ofrecerá, junto al Cardenal Porras, sus palabras de cercanía y apoyo.
-¿Puede ser el primero de una serie de encuentros a celebrar en diferentes partes de América?
Esa es la intención. Los que estamos en el equipo organizador queremos poner en marcha un proceso que permita generar otros encuentros locales, regionales y continentales, y que abran paso a nuevas generaciones de teólogos. Esta es una de las metas que buscamos. Pero también está el espíritu de colaboración entre Universidades, especialmente jesuitas, que queremos fomentar para que puedan surgir otros proyectos y espacios de colaboración con el proceso iniciado por el Papa Francisco.
Este espíritu de colaboración interuniversitaria es algo que el padre General de la Compañía, Arturo Sosa SJ, quiere fomentar. De hecho, la Escuela de Teología y Ministerio del Boston College ya comenzó con la creación de un programa de formación continua en teología en unión con otras Universidades jesuitas como la Alberto Hurtado en Chile y Comillas en España, y el Celam. El primer curso sobre los aspectos sociales y políticos del pontificado de Francisco contó con miles de inscritos de toda Iberoamérica y hemos decidido dejar un link abierto para que otros puedan acceder a los videos y las clases de forma abierta.
-Después de la Teología de la Liberación y de la Teología del Pueblo, ¿cuál puede ser la aportación latinoamericana a la teología en el momento actual?
Los tres grandes temas que definen a este encuentro -globalización, exclusión e interculturalidad- hablan de los grandes retos que queremos mirar como comunidad teológica. La teología latinoamericana tiene el valor histórico de haberle dado voz a los pobres y luchado por su reconocimiento a todos los niveles. Algo meritorio que hoy ha sido asumido por toda la Iglesia universal y que tiene su origen en la celebración de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrado en Medellín en 1968. Esa Iglesia pobre y para los pobres que Francisco nos pone como meta.
Hoy se presenta el reto de cómo llegar a ser sujetos, pues no basta con tener algo para comer, si me quedo sin posibilidades de tener posibilidades. Esta es la mayor pobreza. Por ello, debemos reconectar a la teología con la pastoral, a la academia con la realidad de las personas. Esto es algo que la teología en EE.UU. y en Europa debe siempre recordar. No hay teología sin praxis. Por lo tanto, el carácter profético de la teología latinoamericana es hoy más que necesario, en medio de tantas realidades eclesiales y sociales que viven en burbujas artificiales o falsos academicismos, sin contacto personal y cotidiano con los pobres y excluidos de cada sociedad. No olvidemos que la teología no es hecha sólo por académicos que se encierran en sus oficinas sino, ante todo, por creyentes que apostamos con nuestro propia ejemplo por transformar el mundo y hacerlo más humano.
-¿Hay relevo teológico para las grandes figuras latinoamericanas, como Gutiérrez, Boff, Sobrino, etc.?
En este encuentro contamos con la presencia de distintas generaciones de teólogos latinoamericanos, desde sus fundadores hasta otros muy recientes, que trabajarán sentados unos al lado de los otros como hermanos y como colegas. Todos con la intención de buscar darle continuidad a lo que se comenzó con los cambios que trajo el Concilio Vaticano II. Esperamos que este encuentro sirva de plataforma para nuevas voces, y que aquellos que se han quedado en sus regiones y localidades eclesiales pueden ser conocidos en otros lugares y generar futuros intercambios.
-¿El Papa Francisco, con su magisterio, está relanzando desde Roma esta nueva teología iberoamericana?
No se trata de una nueva teología, sino de un modo de hacer teología en diálogo con las culturas y los pueblos, y en el respeto por las diferencias e identidades. Nos hemos acostumbrado a que cada quien trabaje lo suyo y en su país, y a veces no sabemos lo que están haciendo en otros países. O también tenemos como normal el esquema de los Congresos de teología donde algunos van a dar conferencias y la mayoría sólo escucha. En este caso estamos haciendo un encuentro de trabajo en conjunto.
La teología tiene que entrar en la dinámica del diálogo intercultural actual, del intercambio académico y de la inserción pastoral. Esto es algo que Francisco impulsa y mueve, y que debe inspirar a cualquier teólogo. De otro modo sólo caeremos en la gran tentación de ser teólogos corporativos, sentados en nuestras oficinas, hablando de grandes temas pero sin conexión alguna real con las personas y sus problemas. Sí creemos que el Papa se mueve dentro de una clara opción teológico-pastoral. Yo he escrito muchos sobre eso. Este encuentro tiene como una de sus finalidades ofrecer claridad y apoyar el proceso de cambios que el Papa lleva adelante.
-¿Es previsible que Trump vaya a chocar con Francisco, el único líder global con la suficiente autoridad moral como para hacerle frente?
Sí, de hecho ya sucedió con relación a la frontera entre México y EE.UU. cuando el Papa visitó a los EE.UU. Ahí denunció el drama migratorio que se vive y que lleva a la muerte a tantos jóvenes que buscan un futuro mejor. Es que son dos lógicas muy distintas, dos visiones de ser humano y de mundo. Una que promueve barreras y muros, separación y un uso instrumental de las personas. Y otra que está ayudando a entender que no podemos hacer las cosas solos, que necesitas construir puentes, dialogar, sanar las heridas, o sólo caminaremos hacia nuestra propia muerte como sociedad. Habrá muchas confrontaciones con el Papa en los temas de ecología, inmigración y respeto a los derechos civiles, pero se no podrá deslegitimar la estatura moral del Papa Francisco.
-Es usted venezolano y profesor de Teología en una Universidad americana, ¿un signo de que lo hispano se está abriendo camino en EE.UU.?
Soy un teólogo latinoamericano que he trabajado siempre en Universidades confiadas a la Compañía de Jesús. En Venezuela, fundé el programa de estudios de teología para laicos y lo coordiné durante muchos años, y también fui director de Teología en la Facultad. Mi presencia actual en Boston College se debe a una apuesta de los jesuitas por abrirse a la realidad de los hispanos, en lo teológico y pastoral, así como por vincularse más con los proyectos de la Compañía de Jesús en América Latina y España.
Pero mi experiencia pastoral en los EE.UU. (aunque muy reciente, porque llevo poco tiempo aquí, y me muevo entre Caracas y Boston), me ha mostrado el grado de dificultad y muchas veces exclusión que padecen los hispanos en las parroquias cuando no se les entiende en su identidad cultural propia ni se les da espacio para que puedan compartir los problemas que viven desde la fe y la solidaridad eclesial.
-¿El papel de los hispanos, con su religiosidad y su teología, está suficientemente reconocido y valorado por parte de la Iglesia USA?
No lo está aún. Se sabe teóricamente del reto que representan para la Iglesia en EEUU porque en pocos años serán la mayoría de los católicos, pero en la práctica, aún no están preparados para afrontar masivamente esta realidad. Especialmente la formación en los seminarios no toma en cuenta esta realidad de los inmigrantes hispanos, como sí se hizo en su momento con otros inmigrantes que vinieron a EEUU como los irlandeses y los italianos, entre otros.
Hay iniciativas muy importantes que lidera el Boston College. Entre ellas, los estudios del profesor Hosffman Ospino sobre el impacto de la realidad hispana en la Iglesia de EEUU, y la profesora Rocío Calvo que hizo el primer programa de formación de líderes sociales latinos en los EEUU. Pero a nivel de práctica teológica y pastoral falta mucho. Se suele etiquetar a todo el que viene de América Latina de un mismo modo y eso hace que no se aprecie el valor de cada una de las culturas latinoamericanas, y el modo como pastoralmente podemos atenderlas y teológicamente pensarlas desde sus diferencias y particularidades.
-El cardenal de Boston, O’Malley, pasa por ser amigo y partidario de las reformas de Francisco. ¿Se puede decir lo mismo de la mayoría de la jerarquía estadounidense?
El Cardenal O´Malley ha sido uno de los aliados más importantes en el proceso de reformas que lidera el Papa y es una de las voces más creíbles en los EEUU por su ejemplar sencillez de vida y su claridad ante los problemas que tiene la Iglesia norteamericana. Todos conocemos las distintas actitudes que hay en torno a Francisco, especialmente entre miembros de la estructura eclesial. Por ejemplo, en Europa sigue habiendo una resistencia en el orden de las ideas, en los EEUU una confrontación pública y abierta, y en América Latina aún hay indiferencia frente a los cambios.
Pero creo que eventos como estos que estamos haciendo justo en los EE.UU. podrán colaborar a generar un diálogo sincero con la jerarquía sobre la base de argumentos claros y sólidos, para que se pueda lograr una mejor comprensión de lo que está sucediendo en la Iglesia. Porque, al final de cuentas, se trata de regresar a la praxis de Jesús, a un cristianismo con sabor a evangelio y talante misericordioso, que sea adulto para discernir y tomar postura frente a los grandes dramas de nuestros países. En fin, el Papa quiere recuperar el espíritu del Concilio Vaticano II que a veces hemos olvidado. Una Iglesia que está llamada a ser Pueblo de Dios en medio de los pueblos de esta tierra, pero a partir de los sufrimientos y dramas de su gente, para dar esperanza y devolver las ganas de vivir.
La teología latinoamericana cruza el muro
En el encuentro de Boston estará en primera fila el sacerdote argentino Juan Carlos Scannone, jesuita de 86 años y exprofesor del Papa Francisco. En efecto, en 1957 el prof. Scannone enseñaba griego y literatura en el seminario de Villa Devoto, donde Jorge Mario Bergoglio dio sus primeros pasos en el camino del sacerdocio. Scannone es considerado el mayor exponente vivo de esa “Teología del Pueblo” cuyas principales figuras fueron Lucio Gera, Gerardo Farrel y el uruguayo Methol Ferré.
-Una teología que ocupará un lugar relevante en las jornadas del Boston College, padre Scannone.
No podría ser de otra manera, considerando que se habla del aporte de la teología latinoamericana.
-¿Cómo definiría en pocas palabras el aporte de la Teología del pueblo?
Prefiero remitir a un artículo que escribí en 1982 por pedido del padre Neufeld de la Gregoriana, para el libro “Problemas y perspectivas de la ideología dogmática”. Este aporte mío fue publicado inicialmente en italiano y luego traducido al alemán y al español. En el artículo distinguía cuatro corrientes y una de ellas era la que hoy se denomina “Teología del pueblo”. En esa época yo representaba una de las corrientes de la teología de la liberación. Dos años después, en 1984, la Congregación para la Doctrina de la Fe presentó el primer documento sobre algunos aspectos de la teología de la liberación, la Libertatis nuntius. Antonio Quarracino, que luego sería arzobispo de Buenos Aires y en aquel momento era secretario general del Celam, confirmó la existencia de estas cuatro corrientes. Por lo tanto se puede decir que fueron reconocidas como líneas dentro de la teología de la liberación. Gustavo Gutiérrez confirma, de manera explícita, que es una corriente con características propias.
-¿En qué consiste la característica más destacada?
En el hecho de que no se utilizan ni el método ni las categorías del análisis marxista de la realidad, sino que, sin negar la raíz social, se prefiere un análisis histórico-cultural. En la Teología del pueblo el aspecto histórico-cultural toma la delantera sin restarle importancia al histórico-político.
-Como en el caso de la religiosidad popular.
Sin duda la religiosidad popular es fuertemente valorizada por la Teología del pueblo e incluso se llega a hablar de “espiritualidad y mística popular”. El Papa Francisco, en la Evangelii Gaudium le da mucha relevancia al tema de la espiritualidad popular y lo trata dos veces, por la importancia que reviste la inculturación en la cultura latinoamericana. La cultura popular se evangeliza a sí misma y va evangelizando a las siguientes generaciones.
-El título del encuentro en el Boston College es largo “El presente y el futuro de la teología iberoamericana inculturada…”. ¿Qué significa?
El simposio de Boston buscará comprender y evaluar el presente de la teología iberoamericana inculturada y los desafíos para el futuro “en tiempos de globalización, interculturalidad y exclusión”, como dice la segunda parte del título, a continuación de la que usted cita.
-Tres palabras que se repiten frecuentemente en boca de los teólogos latinoamericanos, casi una marca de fábrica de esta teología.
Diría que son palabras que caracterizan la época actual antes que la jerga de los teólogos latinoamericanos. Por un lado nos encontramos en vías de una mundialización cada vez mayor, y no solo de la economía sino de todas las dimensiones sociales; por el otro, como la globalización se ha realizado según una ideología neoliberal, la consecuencia ha sido la exclusión de los pueblos pobres y de los pobres de los pueblos, por la crisis estructural de las tres “t” de las que habla el Papa: tierra, techo y trabajo. Una respuesta importante a esa situación –en la línea de una globalización alternativa– se está dando en el diálogo intercultural, que desafía a las teologías inculturadas.
-¿Por qué un congreso de este tipo precisamente en Boston y precisamente en este momento?
Porque queríamos intensificar el diálogo entre la teología latinoamericana y la teología de matriz hispana en Estados Unidos, que ha encarnado su reflexión teológica en la cultura propia sin perder por eso la dimensión universal tanto de la fe como de la teología, cuya universalidad es situada y analógica.
-El programa del encuentro de Boston anuncia que se intentará identificar “el rumbo de la Iglesia en tiempos del Papa Francisco” ¿Hacia dónde apunta el timón de la nave?
El Papa Francisco está hoy liderando un cambio evangélicamente radical en la Iglesia y en la sociedad mundial, en fidelidad creadora con respecto al Vaticano II y a los Papas desde el Concilio. La teología iberoamericana debe acompañar ese nuevo rumbo, que está señalado por la misericordia, la conversión pastoral y misionera, la opción por una Iglesia pobre, para y de los pobres, y el discernimiento de los signos de los tiempos.
-¿Cómo imagina el futuro de la Iglesia sin Francisco o después de Francisco?
Tengo la impresión de que muchos de los pasos dados por Francisco con respecto a la reforma y las reformas en la Iglesia, son irreversibles. Además, confío en la Divina Providencia con respecto a la elección de su sucesor, que -espero- podrá seguir con fidelidad creadora la tarea de una Iglesia “semper reformanda” y al servicio de una humanidad en camino de globalización, para que ésta sea más equitativa, justa y solidaria.
Fuentes:
Religión Digital / Radio Vaticano / Vatican Insider