Vaticano: Se necesita un debate no ideológico sobre la protección de la vida

11:00 a.m. | 2 jul 22 (LN/AM).- La Santa Sede consideró que es “importante” reabrir un “debate no ideológico” sobre el lugar que tiene la protección de la vida en la sociedad civil tras aplaudir el fallo de la Corte Suprema de EE.UU. que revocó el derecho constitucional al aborto. Mons. Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, señaló la necesidad de mantener un diálogo constructivo en este tema y que se asuma la responsabilidad de “superar las desigualdades y las injusticias que favorecen la elección del aborto”. Pero por encima de todo, Paglia insistió en que “los católicos deben defender el derecho a la vida más allá del aborto”. Además, un análisis de America Magazine observa lo importante de dialogar sobre el aborto más allá del ámbito legal.

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Como no podía ser de otra manera, en sintonía con la Conferencia Epsicopal estadounidense, el Vaticano reaccionó con satisfacción a la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de revocar el derecho constitucional al aborto, práctica desde siempre condenada por la Iglesia católica. Aunque, consciente de la fuerte repercusión y polarización que ese fallo generó en todo el mundo, también llamó a “reabrir un debate no-ideológico” sobre el lugar que tiene la protección de la vida en la sociedad civil. En un comunicado, la Pontificia Academia para la Vida –el ente del Vaticano que se ocupa de estos temas delicados- destacó especialmente uno de los párrafos de la declaración difundida por el episcopado norteamericano:

“Ahora es el momento de curar las heridas y reparar las divisiones sociales; ahora es el momento de reflexionar y dialogar civilmente, y de unirnos para construir una sociedad y una economía que apoye a los matrimonios y a las familias, y en la que cada mujer tenga el apoyo y los recursos que necesita para traer a su hijo al mundo con amor”. Al margen de subrayar la importancia de ese párrafo de la declaración de los obispos estadounidenses, el Vaticano consideró que “el hecho de que un gran país con una gran tradición democrática cambió su posición en esta cuestión también representa un desafío a todo el mundo”.

“La protección y la defensa de la vida humana no es una cuestión que puede quedar confinada al ejercicio de los derechos individuales, sino que, en cambio, es una cuestión de amplio significado social”, indicó la Pontificia Academia para la Vida. “Después de 50 años, es importante reabrir un debate no-ideológico sobre el lugar que la protección de la vida tiene en la sociedad civil y preguntarnos qué tipo de coexistencia y sociedad queremos construir”, urgió.

En este marco, la Pontificia Academia para la Vida, que dirige el arzobispo italiano Vincenzo Paglia, manifestó la importancia de no caer en “posiciones ideológicas a priori”. “Esto significa asegurar una educación sexual adecuada, garantizando el acceso a la salud para todos y preparando medidas legislativas para proteger a la familia y la maternidad, superando las desigualdades existentes”, indicó. “Necesitamos una asistencia sólida a las madres, parejas y niños no nacidos que involucre a toda la comunidad, alentando la posibilidad de que las madres que tienen dificultades sigan su embarazo y confíen su niño a los que pueden garantizar su crecimiento”, siguió.

ENLACE. Comunicado completo de la Pontificia Academia para la Vida

Ser provida no es solo estar en contra del aborto

Los católicos estadounidenses han jugado un papel imprescindible para que la sentencia fuera posible. Pero la Pontifica Academia para la Vida les pide que no renuncien al diálogo con quienes se oponen a esta decisión. “Que la sentencia haya provocado un debate tan fuerte indica que este es un tema que interpela profundamente la conciencia de las personas y el tejido social. Es necesario seguir hablando de este tema del modo más calmado y pacífico posible. Sé que es muy difícil, pero el diálogo constructivo es esencial. Me pregunto si esta se convertirá en una ocasión para reflexionar con mayor profundidad sobre un tema tan crucial”. El presidente de la Pontificia Academia para la Vida, el arzobispo Vincenzo Paglia, dice que uno de los efectos de esta sentencia es que impulsará a la sociedad a apoyar más a las mujeres y a luchar contra los factores que las empujaban al aborto.

“Se trata de despertar y mantener la responsabilidad de la sociedad ante los derechos de las mujeres. Su deseo de maternidad y promover las condiciones que se lo permitan a partir de la educación en la afectividad, cómo vivir la sexualidad siendo conscientes de todas sus implicaciones. Y cómo superar las desigualdades y las injusticias, a veces gravísimas, que favorecen la elección del aborto”. Pero por encima de todo, el presidente de la Pontificia Academia para la Vida insiste en que los católicos deben defender el derecho a la vida mucho más allá del aborto y asegurándose de que todas las personas viven con dignidad.

ENLACES. Diversas reacciones de católicos ante la decisión de la Corte Suprema

 

Por la vida (provida), siempre

La sentencia del Tribunal Supremo, que después de medio siglo anula la legalización federal del aborto en EE.UU. devolviendo a cada Estado la potestad de legislar, puede ser una ocasión para reflexionar sobre la vida, la protección de los indefensos y los descartados, los derechos de las mujeres y la protección de la maternidad. Una reflexión seria y compartida sobre la vida y la protección de la maternidad requeriría salir de la lógica de los extremismos opuestos y de la polarización política que, a menudo, lamentablemente, acompaña a la discusión sobre este tema, impidiendo un verdadero diálogo.

Ser provida, siempre, significa preocuparse, por ejemplo, si aumentan las tasas de mortalidad de las mujeres a causa de la maternidad: en Estados Unidos, según datos del informe de la agencia federal Centers for disease control and prevention, se pasó de las 20,1 mujeres muertas por cada 100.000 nacidos vivos en 2019 a 23,8 mujeres muertas por cada 100.000 nacidos vivos en 2020. Y sorprendentemente, la tasa de mortalidad materna de las mujeres negras en 2020 fue del 55,3 muertas por cada 100.000 nacidos vivos, 2,9 veces la tasa de las mujeres blancas.

Ser provida, siempre, significa preguntarse cómo ayudar a las mujeres a acoger una nueva vida: según una estadística en Estados Unidos, cerca del 75% de las mujeres que abortan viven en la pobreza o tienen salarios bajos. Y sólo el 16% de los empleados de la industria privada tiene acceso a un permiso parental remunerado, según un estudio publicado en la Harvard Review of Psychiatry el 9 de marzo de 2020. Casi una de cada cuatro madres recientes que no tiene derecho a un permiso remunerado se ve obligada a volver al trabajo a los diez días de haber dado a luz.

Ser provida, siempre, significa también defenderla contra la amenaza de las armas de fuego, que lamentablemente se han convertido en una de las principales causas de muerte de niños y adolescentes en Estados Unidos. Es de esperar, por tanto, que el debate sobre la sentencia del Tribunal Supremo de EE.UU. no se reduzca a una contraposición ideológica, sino que ofrezca la oportunidad de cuestionar, en cualquier lugar del mundo, lo que significa acoger la vida, defenderla y promoverla con legislaciones adecuadas.

Sobre el aborto: El problema de concentrar la problemática solo en lo legal

El 24 de junio, en un fallo histórico de 6-3, el Tribunal Supremo ratificó una ley de Mississippi que restringía el aborto después de las 15 semanas de gestación. Los cinco jueces que coincidieron en la opinión mayoritaria en el caso Dobbs contra Jackson Women’s Health Organization sostuvieron que “la Constitución de los EE.UU. no contempla ningún derecho al aborto”. Esta decisión anula los precedentes del tribunal tanto en el caso Roe contra Wade, decidido hace casi 50 años, como en el caso Planned Parenthood contra Casey, decidido hace 30 años. El 2 de mayo de 2022, Politico publicó un borrador filtrado de la opinión mayoritaria del juez Samuel Alito. Anularía Roe y Casey anulando los derechos específicos de privacidad, eliminando la implicación federal y dejando que la cuestión la determinen los estados. Este editorial, publicado originalmente el 12 de mayo de 2022, respondía a ese borrador filtrado.

Como lo hemos hecho durante mucho tiempo, los editores de America Magazine seguimos argumentando que, como cuestión constitucional, la regulación del aborto es principalmente una cuestión para las legislaturas estatales; como cuestión moral, la vida humana antes de nacer tiene una dignidad sagrada y merece protección legal; y, finalmente, como cuestión política, las complicadas y divisivas cuestiones que rodean el aborto no pueden ser abordadas de manera efectiva cuando el único ámbito efectivo para la cuestión es el Tribunal Supremo. Los editores apoyamos la revocación de Roe contra Casey, pero también reconocemos que la vida del no nacido no puede defenderse únicamente restringiendo legalmente la disponibilidad del aborto. Por lo tanto, seguimos pidiendo un mayor apoyo a las políticas de ayuda a las mujeres embarazadas y a las familias con hijos, especialmente por parte del movimiento provida, para reducir la incidencia del aborto.

La opinión pública estadounidense ha permanecido profundamente dividida sobre el aborto durante décadas, y ambos partidos políticos se han vuelto expertos en explotar esa división con fines partidistas. Aunque la revocación de Roe contra Casey no acaba con ese partidismo, mientras el tratamiento del aborto sólo pueda verse afectada de forma significativa por las decisiones del Tribunal, seguirá siendo un tema que domina la política.

La postura de la Iglesia católica contra el aborto se deriva de un compromiso con el carácter sagrado de toda vida humana, independientemente de las circunstancias, en el útero o fuera de él. Proteger la vida en todas partes pero negar esa protección a los no nacidos es participar en lo que Daniel Berrigan, SJ, denunció una vez como “un horror humano”, en el que la vida de los nonatos se considera entre las que no merecen derechos y dignidad. “Las personas civilizadas”, dijo el padre Berrigan, “no tienen por qué disponer de la vida en cualquier etapa”.

La Iglesia católica enseña que el embrión, como vida humana, “debe ser tratado desde la concepción como una persona” (Catecismo de la Iglesia católica, nº 2274). Se trata de un argumento moral, que reconoce implícitamente que no hay forma objetiva de identificar un momento del desarrollo humano en el que los responsables puedan estar seguros de que un ser humano menos desarrollado no es todavía una persona y, por tanto, puede ser sacrificado libremente. Los católicos estamos llamados a convencer a nuestros conciudadanos del deber compartido de proteger la vida humana a través de la argumentación y el activismo democrático, y no debemos tratar de imponerlo por medio de decretos judiciales, que se basan en argumentos constitucionales inevitablemente forzados.

Lo que más se necesita en el debate público sobre el aborto es un reconocimiento moral honesto de los dos elementos que entran en tensión cuando una mujer se enfrenta a un embarazo que siente que no puede continuar: su integridad corporal y su autonomía personal, y la dignidad de la vida no nacida que depende totalmente de ella. Bajo los incentivos que Roe ayudó a establecer, quienes defienden uno de estos elementos tienden a ignorar o eludir el otro, mientras vilipendian a los opositores que hacen lo mismo. La enemistad y el miedo de las personas del otro lado de la cuestión del aborto no serán fáciles de superar. Pero la llamada a amar y hacer justicia tanto a las mujeres como a las vidas de los no nacidos no exige menos.

ENLACE. Más sobre la dimensión política-religiosa de la problemática del aborto en EE.UU.

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Fuentes

Vatican News / La Nación / America Magazine / Rome Reports / Foto: Chip Somodevilla – Getty Images

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