¿Quiénes son y qué hicieron los diez nuevos santos?
10:00 p.m. | 18 may 22 (VN/RD).- Educadores, místicos, mártires, periodistas, sacerdotes… Así fue la vida de los beatos que fueron canonizados esta semana. El ascenso a los altares de Carlos de Foucauld, que generó gran expectativa entre los católicos, eclipsó a otros nueve beatos que le acompañaron en la ceremonia. ¿Quiénes son estas personas y por qué entran al santoral? La vida y experiencia de cada uno refleja con claridad un mensaje que Francisco ha compartido durante la celebración: “La santidad no está hecha de algunos actos heroicos, sino de mucho amor cotidiano… sean santos luchando por el bien común”. Y recordando a Carlos de Foucauld, el Papa resaltó su capacidad de “sacar a la luz la esencialidad y universalidad de la fe”.
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En la primera canonización en tres años, que marca el regreso al Vaticano de las grandes celebraciones, suspendidas a causa de la pandemia, Francisco presidió en una plaza de San Pedro abarrotada, ante unos 60.000 fieles, esta emotiva ceremonia con el telón de fondo de la basílica, adornada con los tapices de los diez santos proclamados.
César de Bus – Nació en Cavillón (Francia), el 3 de febrero de 1544. Ingresó en el ejército y escribía poesía, hasta su encuentro con la Virgen. Sus conversaciones con el sacerdote jesuita Pierre Péquet y la lectura de las vidas de los santos a su amiga analfabeta Antoniette, le hicieron sentir la llamada al sacerdocio. Junto con otros sacerdotes, fundó Padres de la Doctrina Cristiana (Doctrinarios o Doctrinarios de Aviñón), cuya aprobación fue concedida por Clemente VIII (1592-1605) en 1597, y la orden femenina de las Ursulinas de la Provenza. Murió el 15 de abril de 1607. Fue beatificado por Pablo VI el 27 de abril de 1975. (más sobre César de Bus)
María Domenica Mantovani – Nació en Casteletto di Brenzone, en Verona (Italia), el 12 de noviembre de 1862. Destacó desde muy niña por su inteligencia en los estudios, que hubo de abandonar por la pobreza de su familia. Vivió con su familia hasta los 30 años, en cuyo seno recibió una profunda formación religiosa. La llegada del beato Giuseppe Nascimbeni fue fundamental en su vida. Se convirtió en su confesor y guía espiritual. Bajo su consejo, comenzó a visitar enfermos y enseñar el catecismo. en 1886, realizó un voto privado de castidad a la Virgen, a quién pidió que iluminara cómo realizar su vocación. En 1992 cofundó, con Nascimbeni las Pequeñas Hermanas de la Sagrada familia. Murió en 1934. Fue beatificada por san Juan Pablo II en 2003. (más sobre María Domenica Mantovani)
Maria Rivier – Nació el 19 de diciembre de 1768 en Montpezat (Francia). A los 16 meses queda paralítica por una fuerte caída y su situación se complica al padecer raquitismo. Acompañando diariamente a rezar a su madre ante la imagen de una Piedad, la niña se convence de que la Virgen la curará. Y así ocurrió en 1774, cuando la niña comienza a andar sin que hubiera variado su diagnóstico. Se consagra a los 18 años y, en plena época del terror de la Revolución Francesa y de persecución a sacerdotes, religiosos y religiosas, abre una escuela y organiza encuentros clandestinos los domingos. Junto con otras cuatro jóvenes, viaja a un pequeño pueblo donde funda, en la más completa indigencia, la Congregación de las Hermanas de la Presentación de María. Falleció el 3 de febrero de 1838 y proclamada beata por San Juan Pablo II en 2003. (más sobre María Rivier)
María de Jesús Santocanale – María de Jesús, fundadora de las Hermanas Capuchinas de la Inmaculada de Lourdes, nació en Palermo el 2 de octubre 1852 con el nombre de Carolina Santocanale en el seno de una familia acomodada. Al asistir a la casa de sus abuelos en Monreale, vio la necesidad de asistencia y educación de su pueblo. Abandonó la idea de una vida de clausura, que había cultivado desde niña, y se puso al servicio del pueblo. Abrazó la espiritualidad franciscana y se convirtió en terciaria; reunió a otras chicas que querían pasar su vida ayudando al prójimo. Se instaló en la ciudad de Cinisi, donde, en el oratorio, abrió un jardín de infancia, un instituto educativo y un taller de costura. Murió en 1923. Proclamada beata en 2016 por el Papa Francisco. (más sobre María de Jesús Santocanale)
Lázaro (Devasahayam) – Nació el 23 de abril de 1712. Sus padres lo llamaron Neelakanta. Se convirtió al catolicismo fruto de la amistad que mantuvo con el capitán Eustachius De Lannoy, un comandante naval holandés. Al recibir el bautismo toma el nombre de Lázaro. Comenzó a una intensa evangelización de la India, por lo que fue detenido y fusilado en 1752, tras sufrir tres años de detención y torturas. Benedicto XVI lo proclamó beato en 2012. (más sobre Lázaro)
Luigi María Palazzolo – Nació el 10 de diciembre de 1827 en Bérgamo. Se ordenó sacerdote en 1850, dedicándose a la educación de los niños abandonados. Pronto se dio cuenta de que también debía encargarse de las niñas, para lo que puso en marcha la Obra de Santa Dorotea. El 22 de mayo de 1869, con Teresa Gabrielli, fundó el Instituto de las Hermanas de los Pobres, comprometidas en compartir en todo la vida de los pobres. Falleció en 1886 y beatificado en 1963 por San Juan XXIII. (más sobre Luigi María Palazzolo)
Justino María Russolillo – Nació el 18 de enero 1891 en Pianura (Nápoles). Se ordenó sacerdote en 1913, y ya durante su misma ordenación juró fundar una congregación religiosa para cultivar las vocaciones a la fe, el sacerdocio y la santidad. El 18 de octubre de 1920 funda la primera comunidad de Padres Vocacionistas. Un año más tarde se formó la Comunidad de las Hermanas Vocacionistas con los mismos objetivos y metas que la de los Padres. Falleció en 1955. Beatificado en 2011 por Benedicto XVI. (más sobre Justino María Russolillo)
María Francesca de Gesú Rubatto – Nacida como Ana María Rubatto, en Carmagnola (Turín) el 14 de febrero de 1844. Huérfana a los 19 años, se trasladó a Turín para ser dama de compañía. En 1883 conoce al capuchino Angélico da Sestri Ponente, quien el pide que sea la directora de una nueva comunidad femenina. Tras consultar con su director espiritual y San Juan Bosco, acepta, y entra en el Instituto de las Hermanas Terciarias Capuchinas de Loano, nacido el 23 de enero de 1885 (desde 1973, Hermanas Capuchinas de la Madre Rubatto), adoptando el nombre de María Francisca de Jesús. Abre varias casas en Uruguay Brasil, y fallece en Montevideo en 1904. Beatificada en 1993 por San Juan Pablo II, está considerada la primera beata (santa) uruguaya. (más sobre María Francesca de Gesú Rubatto)
Tito Brandsma – Anno Sjoerd Brandsma nació el 23 de febrero de 1881 en Bolsward, Países Bajos. Pronto descubrió su vocación y, en 1898, ingresó en un convento carmelita, tomando el nombre de Tito. Tras ser ordenado sacerdote en Roma, vuelve a los Países Bajos, donde se dedica a la docencia y realiza trabajos como periodista. Fue nombrado rector de la Universidad de Nimega poco antes del ascenso de Hitler al poder en Alemania. Como carmelita, profesor, periodista y, por último, como presidente de la Asociación de Escuelas Católicas, se opuso firmemente a la presión nazi. Fue detenido y pasó por varios campos de concentración, hasta que fue asesinado en Dachau en 1942. Regaló su rosario a la enfermera que le suministró la inyección letal. Ella, tras convertirse, declaró en el proceso de beatificación, que finalizó con San Juan Pablo II en 1985. (más sobre Tito Brandsma)
Carlos de Foucauld – Nacido en Estrasburgo (Francia) el de 15 de septiembre de 1858. Hijo de familia aristocrática, su juventud estuvo lejos de los cánones de la santidad. Llegó a ser expulsado del ejército “por indisciplina y notoria mala conducta”. Se valió de mentiras (afirmó ser judío) para participar en expediciones, y alcanzó notoriedad como explorador, llegando a ganar la medalla de oro de la Sociedad Geográfica de París. En 1886 entró en crisis existencial y comenzó a acudir a las Iglesias repitiendo “Dios mío, si existes, haz que yo te conozca”. Así, tras confesarse con el sacerdote Henri Huvelin, su vida dio un vuelco. En 1888 viajó a Tierra Santa y entró en la Trapa de Nuestra Señora de las Nieves.Durante varios años entre Jerusalén y el Imperio Otomano escribió muchas meditaciones en las que se recoge su espiritualidad. Comenzó a llevar una vida eremítica y se trasladó al Sáhara, desde donde combatió la esclavitud. Vivió con los bereberes, desarrollando un ministerio basado en el ejemplo, y no en el discurso. Ser un pobre entre los pobres, viviendo entre ellos como ellos. Fue asesinado por una banda de forajidos a la puerta de su ermita el 1 de diciembre de 1916. Benedicto XVI le proclamó beato el 13 de noviembre de 2005. (más sobre Carlos de Foucauld).
El Papa: La santidad no está hecha de actos heroicos sino de mucho amor cotidiano
En una mañana soleada en la plaza San Pedro el Papa Francisco presidió la celebración Eucarística y el rito de canonización de diez beatos. “Amar significa servir y dar la vida, -dijo Francisco en su homilía- servir es no anteponer los propios intereses, desintoxicarse de los venenos de la avidez y la competición, combatir el cáncer de la indiferencia y la carcoma de la autorreferencialidad. Dar la vida, es salir del egoísmo para hacer de la existencia un don. El Señor tiene un proyecto de amor para cada uno de nosotros, cada uno tiene que seguir ese camino de santidad”.
Además, el Papa afirmó que “la santidad no está hecha de algunos actos heroicos, sino de mucho amor cotidiano. Cada uno de nosotros, podemos amar al otro como Cristo nos ha amado. Es tan simple el camino de la santidad”. Expresó el Pontífice: “somos nosotros que lo complicamos. El Señor, dijo, tiene un proyecto de amor para cada uno, tiene un sueño para nuestras vidas”. Luego explicó: “hemos hecho de la santidad una meta inalcanzable, la hemos separado de la vida de todos los días, en vez de buscarla y abrazarla en la cotidianidad, en el polvo del camino, en los afanes de la vida concreta”, y resaltó que ser discípulos de Jesús es caminar por la vía de la santidad y, ante todo, dejarse transfigurar por la fuerza del amor de Dios: “El amor que recibimos del Señor es la fuerza que transforma nuestra vida, nos ensancha el corazón y nos predispone para amar”.
ENLACE. Homilía completa del papa Francisco en la ceremonia de canonización
Francisco: “Espiritualidad de Carlos de Foucauld me hizo mucho bien cuando estudiaba teología”
“Quiero dar las gracias a San Carlos de Foucauld, porque su espiritualidad me hizo mucho bien cuando estudiaba teología”. El papa Francisco reivindicó el legado del ‘santo del desierto’ durante una audiencia con los miembros de la Familia Espiritual de Charles de Foucauld, canonizado este domingo en el Vaticano. En su discurso, Bergoglio mostró “mi alegría por la canonización del hermano Carlos”, a quien calificó de “profeta de nuestro tiempo, que fue capaz de sacar a la luz la esencialidad y universalidad de la fe”. Francisco trató de condensar el sentido de la fe al estilo Foucauld en dos palabras: “Iesus – Caritas”; y sobre todo “volviendo al espíritu de los orígenes, al espíritu de Nazaret”.
“Como Iglesia necesitamos volver a lo esencial, no perdernos en tantas cosas secundarias, con el riesgo de perder de vista la simple pureza del Evangelio”, insistió Bergoglio. La segunda palabra, universalidad. “El nuevo santo vivió su cristianismo como un hermano de todos, empezando por los más pequeños”, destacó Francisco, insistiendo en que “su objetivo no era convertir a los demás, sino vivir el amor gratuito de Dios, poniendo en práctica el apostolado de la bondad”. Y abriendo “las puertas de su casa para que fuera un puerto para todos, el techo del Buen Pastor”.
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Fuentes
Revista Vida Nueva / Vatican News / Religión Digital / Videos: Rome Reports – Vatican Media – ICM Noticias / Foto: Vicenzo Pinto – AFP