Mea culpa del Vaticano por el trato de casos de sacerdotes con hijos

4:00 p.m. | 17 feb 21 (NCR).- Tras afrontar el silencio en el tema de los abusos en la Iglesia, llega el momento de poner sobre la mesa la problemática de los hijos no reconocidos de sacerdotes. Es lo que refleja un documento del presidente del Comité Pontificio de Ciencias Históricas, Bernard Ardura, quien explicó que la Iglesia “ha evitado abordar públicamente asuntos relativos al comportamiento de sus miembros”, pero dicho silencio ha sido un “error” ya que “hay mucho sufrimiento en juego y muchas heridas tardan en cicatrizar”. El documento fue enviado a Vincent Doyle, líder de una organización que brinda apoyo a hijos de sacerdotes. Para Doyle, reconocer es un primer paso, pero una comisión permanente dedicada a estos casos sería el camino.

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Una oficina del Vaticano ha reconocido que la Iglesia católica se equivocó en el pasado al pedir a sus miembros que guardaran silencio cuando se enteraban de que los sacerdotes tenían hijos. “Antes de nuestra época, la Iglesia hacía como la mayoría de las instituciones y evitaba abordar públicamente los asuntos relativos al comportamiento de sus miembros, sobre los que guardaba silencio”, dijo el padre Bernard Ardura, presidente del Comité Pontificio para las Ciencias Históricas, en un documento publicado la semana pasada. “Esto fue un error, que se puede explicar por el contexto, pero sigue siendo un error”, dijo Ardura.

El sacerdote, cuya oficina es responsable de fomentar la cooperación entre el Vaticano e historiadores externos, lo explicó en una carta a Vincent Doyle, hijo de un sacerdote en Irlanda y líder de Coping International, una campaña mundial para el reconocimiento de los hijos de los sacerdotes. La organización de Doyle ha publicado la carta, escrita en francés, en su página web. “Envié las preguntas al Comité Pontificio de Ciencias Históricas principalmente porque es importante que las instituciones reconozcan de manera oficial sus errores del pasado que han durado y continuado durante siglos”, dijo Doyle en una entrevista con el portal National Catholic Reporter (NCR).

Reconocer el error es el primer paso para corregirlo, dijo Doyle. “Cuando, por primera vez en sus 2000 años de historia, la Iglesia examina esta cuestión, está cumpliendo su misión, que no es sólo una misión de caridad, sino también una misión de justicia”, dijo. “Por lo tanto, este reconocimiento impulsado por el Vaticano no sólo es histórico, sino que, lo que es más importante, es lo correcto; de hecho, es lo católico”.

Ardura dijo a NCR en una breve entrevista que decidió responder a Doyle por una cuestión de principios. “En este caso, hay mucho sufrimiento en juego y muchas heridas tardan en cicatrizar”, dijo el sacerdote. “Considero prioritario expresar mi cercanía de forma concreta, al tiempo que intento comprender desde un punto de vista histórico cómo y por qué la institución adoptó su [antigua] posición”.

“Tenemos que aceptar nuestra historia en todos sus aspectos y no siempre es fácil”, dijo Ardura. En respuesta a una de las preguntas de Doyle, Ardura admitió en su carta que el silencio en torno a los hijos de los sacerdotes tuvo consecuencias perjudiciales. Sin embargo, subrayó que, a nivel local, muchas diócesis y congregaciones religiosas ayudaban a los niños económicamente o de otras maneras. “Por desgracia, esto no les quita el sufrimiento, pero muestra una verdadera compasión”, dijo el sacerdote.

Preguntado por lo que permitió a la Iglesia ignorar la realidad de los sacerdotes que engendraban niños durante tanto tiempo, Ardura respondió que esta elección estaba “guiada por la convicción de que había que evitar el escándalo en la medida de lo posible, temiendo que erosionara la confianza hacia los miembros del clero”.

“Hoy, reconocemos con el papa Francisco que definitivamente fue un error, teniendo en cuenta nuestros criterios actuales, basados en la verdad y en la exigencia de comunicar la verdad”, dijo Ardura.

¿Es esta declaración un primer paso para resolver esta cuestión del destino de estos niños? “La Iglesia tiene que abordar esta cuestión, ya que no va a desaparecer”, dijo Doyle. “Siempre habrá hijos de sacerdotes, en todo el mundo. Todos ellos necesitan reconocimiento, respeto y amor, como cualquier otra criatura de Dios”, dijo. Según las últimas cifras del Vaticano, hay unos 414.000 sacerdotes católicos en todo el mundo. Aunque no hay una cifra segura sobre el número de hijos de sacerdotes, Doyle ha dicho anteriormente que su grupo cuenta con unos 50.000 miembros en 175 países.

Entonces, ¿cuál es el siguiente paso? El Papa debe reconocer públicamente la existencia de estos niños, dijo Doyle. “El Papa debe decir las palabras: Los hijos de los sacerdotes deben ser respetados, amados, cuidados, no descuidados de ninguna manera”, dijo Doyle. “Estoy desafiando al Papa”, dijo Doyle. “Si no creyera en él, no le plantearía este desafío, con respeto y humildad”.

“Necesitamos desesperadamente que un Papa en funciones tenga el valor espiritual de reconocernos, al igual que ha reconocido a tantos otros grupos marginados”, dice. “Este silencio de 2000 años ha creado una soledad que penetra en el corazón de cada niño concebido”. Doyle, católico practicante, subraya que tiene fe en Francisco, a quien conoció personalmente en Roma en junio de 2014.

Pero Doyle no cree que una vez que un sacerdote admite ser padre de un niño deba ser automáticamente laicizado, especialmente si eso significa que él, el niño y la madre vivirán entonces en la pobreza. Sugiere que el Vaticano cree una comisión dedicada a la cuestión de los hijos de los sacerdotes y que cada caso reciba la atención adecuada y una respuesta única. En su nuevo libro, titulado Our Fathers, Doyle sostiene que la abolición del celibato sacerdotal no es necesariamente la respuesta correcta. La idea de ordenar a viri probati, hombres casados que pueden tener ya hijos, es probablemente la solución, dice.

ENLACES. Documento enviado por Bernard Ardura a Vincent Doyle / Web de Children of Priests International

 

Antecedentes en Buena Voz Noticias:
Fuente:

National Catholic Reporter / Foto: Irish Central

 

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