Una mirada a las emergencias y las crisis humanitarias
3:00 p m| 20 set 19 (EP/VN).- Según la ONU, una de cada 70 personas en el mundo necesita actualmente ayuda humanitaria debido a las guerras y la violencia, pero también a desastres naturales y a los cada vez más palpables efectos del cambio climático. Además, una mayoría persiste en esta situación por siete años o más. Precisamente, el mes pasado se celebró el día de la Asistencia Humanitaria, con el llamado a no cerrar los ojos ante estas situaciones. Reunimos una breve reflexión, que nos ayuda a comprender estos escenarios, y una reseña para no olvidar las crisis más preocupantes del último año.
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Nos hemos conmovido con las pérdidas de vidas humanas y materiales que el huracán Dorian causó en Bahamas tras su impacto en días pasados, en una región en la que se hace frecuente recibir imágenes paradisiacas. Los retratos captados por los medios son contrastantes, dejan ver la devastación y el sufrimiento de quienes lo han perdido todo. La cifra de fallecidos todavía no ha sido cerrada pero las autoridades advierten que podría ser estremecedora.
Se dice que Bahamas no solamente enfrenta una emergencia, sino una crisis humanitaria. La emergencia se presenta cuando las capacidades de atender un fenómeno han sido rebasadas y nos pone ante la necesidad acuciante de salvar vidas en peligro. Por su parte, una crisis humanitaria se refiere a circunstancias en las que los efectos tras la emergencia siguen representando una amenaza para la vida, la salud, el bienestar o la seguridad de una comunidad o territorio, sin que sea posible a nivel local el manejar esa amenaza o mitigar el riesgo.
Justamente cuando ocurren las emergencias y crisis humanitarias, no cabe duda de que se necesita ayuda y se hace patente nuestra solidaridad. Debe empezar reconociéndose a los héroes anónimos, a aquellas personas que “in situ” (en el lugar de la emergencia) están dispuestas a realizar actos humanitarios para proteger la vida y dignidad de quien está en peligro, incluso corriendo riesgos personales.
Luego, están las respuesta más visibles, como en el caso de la actual situación en Bahamas, miles de personas, instituciones y gobierno han empezado a enviar su ayuda. Las Naciones Unidas asignó 1 millón de dólares para las actividades de búsqueda y rescate inmediatas. La solidaridad ante la emergencia es algo que siempre nos ha conmovido, principalmente a quienes han sido vulnerables a ser afectados por fenómenos de una índole similar.
Las raíces de estas crisis humanitarias
El temor en Bahamas por convertirse en una crisis humanitaria y lo que estamos viviendo en muchos puntos del planeta, tiene una tendencia. De acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para los Asuntos Humanitarios (OCHA por sus siglas en inglés), reporta que, en los últimos 10 años, de 2005 a 2017 el número de crisis que han necesitado ayuda internacional, así como su duración se han incrementado, pasando de 16 a 30 en 2017.
Hay crisis humanitarias como la de Haití tras el terremoto que se complejizaron. En la última década 95.5 millones de personas han sido afectadas por los desastres naturales pertenecientes a 123 países. Las consecuencias de estos fenómenos duran años, uno de los menos visibles es el desplazamiento y la migración desde los lugares afectados a centros urbanos u otras ciudades. Las raíces de estas crisis humanitarias tienen que ver con los resultados del cambio climático, con los altos niveles de violencia por conflictos armados en los territorios y con el crecimiento no sostenible de las ciudades.
Es poco reconocido que la Iglesia y su red de organizaciones tienen un peso considerable como red humanitaria. Desde Caritas Internacionalis hasta los albergues de religiosas y religiosos, junto con las organizaciones de base y el mismo Pontífice han puesto en marcha la doctrina social y la caridad de forma pública y anónima, en los rincones menos pensados del planeta.
No debe sorprendernos que el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral convocó en septiembre de 2018 a una Reunión sobre la crisis humanitaria en Siria e Iraq; en julio de este año, el papa Francisco convocó a una cumbre por la situación en Ucrania en cuanto a la situación ecológica y acceso al agua potable. En Venezuela misma, la presencia y el involucramiento de la Iglesia es clamada por un sector de los venezolanos que desean sobrellevar la crisis humanitaria que vive el país.
Las constantes crisis humanitarias dejan ver que el legado humanitario de la Iglesia siempre ha estado presente, en acompañamiento a las poblaciones más vulnerables y afectadas para restituir su dignidad, así como desarrollar capacidades de resiliencia y construir cohesión social tras la emergencia. Aún así, nuestra voz y experiencia necesita seguirse escuchando, justo ahora que el consenso de las organizaciones humanitarias es que las soluciones tienen que ser duraderas.
Las 15 principales crisis humanitarias que marcarán 2019
1) Afganistán: El número de personas necesitadas de ayuda en Afganistán prácticamente se ha duplicado en el último año, pasando de 3,3 millones a 6,3 millones. El motivo está relacionado con la violencia –en el país operan varios grupos armados, principalmente los talibán pero cada vez más Estado Islámico–, pero también a la grave sequía que ha asolado a buena parte del país y provocado más de 200.000 desplazados.
El año 2018 ha terminado con casi 350.000 nuevos desplazados por la violencia, un 36 por ciento menos, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU. Según el Proyecto de Datos sobre Localización de Conflictos Armados (ACLED), el conflicto en Afganistán fue el más letal en el mundo el año pasado, con casi tantas víctimas como Siria y Yemen juntos. De las más de 41.000 víctimas contabilizadas por esta iniciativa, el 30 por ciento se registraron en el país asiático.
2) Camerún: El país se enfrenta a una doble crisis. Por una parte, la violencia del grupo islamista Boko Haram, activo en la región del Extremo Norte, que ha provocado más de 220.000 desplazados y la llegada de miles de nigerianos buscando refugio de las acciones de los yihadistas en el otro lado de la frontera. En total, Camerún acoge a más de 350.000 refugiados de Nigeria y de RCA. Por otro lado, la crisis en las regiones anglófonas del país se ha deteriorado en el último año, en medio de las acciones de los grupos armados separatistas y la respuesta contundente de las fuerzas de seguridad. Como resultado de ello, más de 437.000 habitantes se han visto desplazados en las regiones Suroeste y Noroeste, mientras que otros 30.000 han cruzado hacia Nigeria.
Así las cosas, la ONU estima que 4,3 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria este año, un 31 por ciento más que en 2018. Además, hay 2,8 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria y 340.000 niños menores de 5 años se enfrentan a desnutrición aguda. Naciones Unidas ha solicitado 392 millones de dólares para 2019.
3) Etiopía: Pese a que la llegada al poder del primer ministro, Abiy Ahmed, ha traído consigo la paz con la vecina Eritrea y la reconciliación con grupos hasta ahora ilegalizados e incluso considerados terroristas, Etiopía registró en 2018 un dramático aumento del número de desplazados internos debido a distintos conflictos de carácter étnico que la ONU teme que continuarán este año.
Según la ONU, en el país hay unos 2,4 millones de desplazados internos, mientras que al menos 8 millones de personas necesitarán asistencia alimentaria. Para cubrir estas necesidades, Naciones Unidas ha solicitado 1.200 millones de dólares este año.
4) Irak: Pese a que la derrota de Estado Islámico a finales de 2017 trajo consigo la esperanza para muchos iraquíes y facilitó que cuatro de los seis millones de desplazados volvieran a sus lugares de origen, aún hay otros cerca de dos millones de desplazados cuyo retorno, por diversos motivos, la ONU considera más difícil y que requieren ayuda.
La reconstrucción de las zonas otrora controladas por el grupo yihadista, con Mosul como emblema, ya está en marcha pero completarla llevará años. Mientras, tanto quienes regresan como quienes se quedaron requieren ayuda ante la falta de servicios básicos. Así, la ONU cifra en 6,4 millones los iraquíes que requieren asistencia y ha solicitado 570 millones de dólares para poder ofrecérsela.
5) Lago Chad: El conflicto en el lago Chad afecta a más de 17 millones de personas que viven en Nigeria, Camerún, Chad y Níger. La violencia del grupo islamista Boko Haram y de la rama regional de Estado Islámico -una escisión de la anterior- sigue cobrándose víctimas con frecuencia pese a los esfuerzos militares de los países afectados, sin visos de que el problema vaya a resolverse a corto plazo.
A la inseguridad viene a sumarse la pobreza y la falta de presencia estatal en las zonas afectadas junto a los crecientes efectos del cambio climático, que están teniendo un fuerte impacto en los medios de vida de la población local. Como resultado de todo ello, hay más de 2,5 millones de desplazados internos en los cuatro países –2 millones solo en Nigeria– y unos 230.000 refugiados en los países vecinos.
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Día de la Asistencia Humanitaria: No cerrar los ojos ante las crisis olvidadas o invisibles
Según el informe mundial de Datos y Tendencias Humanitarias 2018 publicado por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), una de cada 70 personas en todo el mundo está atrapada en una crisis de índole humanitaria y necesita asistencia y protección urgentes. Además, casi tres cuartas partes de las personas destinatarias de recibir asistencia en 2018 se encontraban en países afectados por una crisis durante siete años o más.
Esta realidad muestra que la asistencia humanitaria necesita ser repensada, sobre todo, como señala Cáritas Europa, si se tiene en cuenta que la brecha entre las necesidades humanitarias y los compromisos de financiación global por parte de los Gobiernos se está ampliando lentamente.
Cáritas es una de las redes humanitarias globales más grandes del mundo, con 167 organizaciones activas en más de 200 países y territorios de todo el planeta. Como parte de esta confederación, Cáritas Española es una de las Cáritas donantes más activas en la respuesta fraterna a las crisis humanitarias y a las emergencias de pequeña y mediana escala.
Este trabajo de asistencia humanitaria es posible gracias al fuerte arraigo de Cáritas en las comunidades locales, lo que le proporcionar una importante capacidad de respuesta a nivel básico tantos antes como durante y después de una situación de emergencia.
“Desde esta posición de primera línea –señala Cáritas Europa— hemos visto que la cobertura de los medios puede ser muy caprichosa cuando se declara una emergencia, ya que las comunidades afectadas y las instituciones locales a menudo están en el centro de atención informativa solo durante un corto período. Sin embargo, sus muchas y serias necesidades suelen ser a largo plazo, por lo que es crucial contar con una visibilidad sostenida en el tiempo para atraer la solidaridad de la comunidad nacional e internacional”.
Cuando las crisis humanitarias se vuelven “olvidadas” o “invisibles”, Cáritas trabaja para revertir esa tendencia y alzar la voz de aquellos que corren el riesgo de dejarse de lado en medio de las condiciones más duras.
Recordar a las víctimas de la violencia
Yago Aparicio, técnico del Equipo de Ayuda Humanitaria de Cáritas Española, afirma en el blog que se publica en nuestra web, que “recordar a las crisis olvidadas en un día como hoy, supone recordar a las víctimas de la violencia provocada por las maras y los grupos narcotraficantes en México y el Triángulo Norte Latinoamericano (Honduras, El Salvador y Guatemala); a los que padecen las persecuciones étnicas en Myanmar; a los que se ven obligados a abandonar sus casas por los conflictos armados en Mindanao (Filipinas), Colombia y Ucrania; a los que tienen que huir de sus localidades debido a los enfrentamientos interétnicos en Malí y otras zonas del Sahel; o a los que se ven obligados a solicitar asilo en otros países por los conflictos políticos en Sudán, Burundi, Venezuela y Haití”.
Por su parte, Maria Nyman, secretaria general de Cáritas Europa, subraya que “las comunidades y organizaciones locales suelen ser los primeros en responder en caso de emergencia. Como organización de la Iglesia católica, Cáritas está en el corazón de las comunidades locales y en una situación privilegiada para ofrecer refugio a las víctimas y un apoyo valioso para las personas necesitadas. Y aunque los primeros en responder también pueden verse directamente afectados por la emergencia, continúan brindando un apoyo vital, a pesar de que a menudo se enfrentan a limitaciones financieras significativas”.
Tanto los estándares y principios humanitarios como los valores de solidaridad global, subsidiariedad y colaboración están en el centro de la acción de Cáritas. A ello se añade el compromiso permanente con la transparencia y la rendición de cuentas a las personas a las que servimos, y a las instituciones privadas y públicas que apoyan esta acción vital.
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Fuentes:
Vida Nueva / Europa Press / Cáritas