Iglesia católica califica de “discriminatoria” la Ley del Estado judío
6:00 p m| 3 ago 18 (RD/AN/LV).- El Parlamento israelí aprobó en julio la controvertida Ley del Estado-Nación, que define oficialmente Israel como el “Estado Nación del pueblo judío”. Entre las primeras reacciones por parte de la Iglesia católica, el Patriarcado Latino de Jerusalén expresó que lo establecido por la nueva ley es un “motivo de gran preocupación” porque no proporciona garantías a las minorías y calificó la norma recién aprobada, con rango constitucional, como “discriminatoria”. A esa voz, se unió la del Patriarca maronita, cardenal Bechara Raï, quien denunció la ley como “innoble, antidemocrática y anti-pluralista”, también ligada a la decisión del Parlamento israelí de proclamar a Jerusalén como capital de Israel.
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El Patriarcado latino de Jerusalén denuncia que la nueva ley fundamental por la cual se declara a Israel Estado-nación del pueblo judío, discrimina a cuando menos el 20% de la población, constituida por árabes, y a las diversas minorías presentes en el territorio. En una declaración que fue difundida anoche y cuyo texto completo publicamos a continuación, se afirma que la nueva ley también contraviene la Resolución 181 de la ONU sobre el nacimiento del Estado y es contraria a la Declaración de Independencia de Israel, en la cual se aseguraba a todos “la total igualdad de los derechos sociales y políticos”, independientemente de la religión, etnia o sexo de pertenencia”.
Aprobada el 19 de julio pasado, la nueva ley afirma que sólo los judíos tienen derecho a la autodeterminación; aprecia los asentamientos judíos [sobre los territorios ocupados] otorgándoles un valor nacional; degrada la lengua árabe, la cual deja de ser lengua nacional, pasando a ser una “lengua con un status especial”.
La del Patriarcado latino es la primera toma de posición oficial de parte de la Iglesia en Tierra Santa. Hace algunos días, hubo una declaración del Patriarca maronita del Líbano, Beshara Rai al respecto.
En la declaración del Patriarcado se afirma que “los ciudadanos de Israel que son cristianos comparten la misma preocupación con las otras comunidades no-judías en lo que respecta a esta ley”, la cual preocupa también a las comunidades musulmanas y drusas. Incluso hay varios grupos israelíes que han expresado su contrariedad, definiendo la nueva ley como parte de un “proyecto autoritario y etno-crático”.
Declaración completa
La reciente promulgación de la Ley Fundamental (Basic Law) por la cual se declara a “Israel Estado-Nación del Pueblo Judío” es causa de gran preocupación. Aparentemente promulgada por motivos políticos internos, lo cierto es que mientras ésta define a Israel como el Estado-nación del pueblo judío, no ofrece ninguna garantía constitucional para los derechos de los autóctonos y de las otras minorías que viven en el país. Los ciudadanos de Israel que son palestinos, y que constituyen el 20% de la población, siguen siendo totalmente ignorados por esta ley.
Es inconcebible que una Ley constitucional ignore un segmento entero de la población, como si sus miembros jamás hubieran exsitido. Aún si dicha ley no fuera a tener efectos concretos, la misma manda una señal inequívoca a los ciudadanos palestinos de Israel, comunicándoles que en este país, ellos no están en su casa. La lengua árabe fue degradada, y deja de ser una lengua oficial para ser una lengua de “estatus especial”, y se asume el compromiso de trabajar para el desarrollo del asentamiento de los judíos en el territorio, sin mencionar en ningún momento el desarrollo del país en relación al resto de sus habitantes.
La Basic Law es más exclusiva que inclusiva, es más impugnadora que consensual, y sobre todo está politizada, en lugar de fundada sobre las normas fundamentales comunes y aceptables para todos los elementos que componen la población.
Esta ley discriminatoria contraviene explícitamente la Resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, así como la Declaración de Independencia del mismo Israel. La primera garantizaba la institución de un Estado judío asegurando plenos derechos civiles a los árabes que habitan el lugar, y en la segunda, los Fundadores del país clara e inequívocamente se preocupan de impulsar su desarrollo para el bien de todos sus habitantes y para asegurar a todos la absoluta igualdad de derechos sociales y políticos, independientemente de la religión, etnia o sexo de pertenencia.
Por último, esta ley contraviene y contradice la Ley Fundamental, “Dignidad humana y Libertad”, promulgada en 1995, que garantiza el respeto por la dignidad de toda persona. Donde hay discriminación, no hay dignidad.
En otras palabras, la ley dice que los judíos no tienen los mismos derechos que los árabes, y se niega a reconocer su existencia.
No es suficiente con tener y garantizar derechos individuales. Todo Estado que tenga grandes comunidades minoritarias debiera reconocer los derechos colectivos de estas minorías, y garantizar la defensa de su identidad colectiva, incluidas las tradiciones religiosas, étnicas y sociales.
Los ciudadanos de Israel que son cristianos comparten la misma preocupación con las otras comunidades no-judías en lo que respecta a esta ley. Hacen un llamamiento a todas aquellas personas que pertenecen al Estado de Israel y que todavía creen en el concepto fundamental de la igualdad entre los ciudadanos de una misma nación, para que expresen su objeción a esta ley, y los peligros que se derivan de la misma para el futuro de este país.
Bechara Raï tilda de “innoble, antidemocrática y antipluralista” proclamar a Jerusalén capital de Israel
La ley votada por la Knesset, que define a Israel como “el Estado-nación del pueblo judío” es inadmisible porque excluye a las dos religiones: la cristiana (católica, ortodoxa y protestante) y la musulmana”, señaló el patriarca maronita, cardenal Bechara Raï, durante una misa dedicada al ermitaño san Charbel, celebrada por él en Faraya, distrito de Kesrouan.
La ley, votada el pasado 19 de julio que pasó con 62 votos a favor y 55 contrarios, encontró inmediatamente la oposición de los parlamentarios palestinos de la Knesset (Parlamento judío). El comentario del patriarca es el primer comentario oficial de una personalidad católica.
El cardenal Raï denunció la ley como “innoble, antidemocrática y antipluralista”, ligada a la precedente decisión del Parlamento israelí de proclamar a Jerusalén como capital de Israel. El patriarca hizo notar que “sobre esta tierra (Israel y territorios ocupados) tenemos episcopados, parroquias, instituciones y un pueblo. El pueblo hebreo- y los Estados que lo apoyan- no tienen el derecho de llevar siempre más lejos sus agresiones y sus actos de exclusión”.
El purpurado dijo querer enviar “un pedido a las Naciones Unidas y al Consejo de Seguridad para que ellos tomen una decisión que anule la ley de la Knesset sobre la base de las precedentes decisiones internacionales relativas” a los derechos de los palestinos.
La ley fue recibida en silencio por muchos países árabes. Hasta ahora sólo los palestinos y los diputados árabes en Israel criticaron como “racista” y hablan de “apartheid” legalizado. Diversos grupos de activistas israelíes se declararon contra la ley porque mina los derechos de las minorías.
También la Unión Europea, expresando preocupación, pidió que sean respetados los derechos de las minorías.
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Fuentes:
Religión Digital / AsiaNews / La Vanguardia