P. Solalinde: “Los migrantes no son un fenómeno, son un acontecimiento histórico”
2:00 p m| 7 jun 17 (VI/BV).- Los narcos lo detestan y hay una recompensa de un millón de dólares por su cabeza… “Pero yo no tengo miedo”, afirma sonriendo el padre Alejando Solalinde, sacerdote mexicano de 72 años que fundó hace una década el albergue “Hermanos en el Camino”, en la ciudad oaxaqueña de Ixtepec, en el sur de México, para ayudar a los migrantes de América del Sur y del Centro que atraviesan por México con al esperanza de llegar a los Estados Unidos.
A ellos ha dedicado su vida, ofreciéndoles un pedazo de pan y un sitio seguro lejos de las bandas de criminales (principalmente de “los Zetas”) que los someten a extorsiones, violencia, vejaciones, torturas, tráfico de órganos, explotación en el mercado de la prostitución clandestina. Solalinde los protege denunciando los abusos de los narcos, pero también la corrupción de la política, de las instituciones de las fuerzas de seguridad. Entrevista publicada en Vatican Insider.
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-Padre Alejando, ¿cuál fue el motivo que lo llevó a comprometerse con los migrantes?
Mi compromiso nació, ciertamente de la fe en Jesús pero, sobre todo, porque un día que yo pasaba por las vías en ciudad Ixtepec pude ver a los migrantes que acababan de llegar y los vi muy necesitados, sucios, con hambre, venían algunos niños, unas mujeres, y me impresionó mucho y me pregunté ¿quién los atendía? Y nadie los atendía, andaban como ovejas sin pastor, por eso me interesó acercarme a ellos y empezar a conocerlos y a servirlos.
-A ponerle también un nombre a cada uno de esos rostros…
Claro, porque, antes yo los veía en grupo y no sabía quiénes eran, pero cuando yo fui tratando poco a poco a algunos de ellos, y conociendo sus historias, entonces pude comprender mejor quiénes eran, y también fui cambiando en mi vida.
-¿Cómo ha influido este cambio que lo llevó a la opción preferencial por los migrantes?
Ha sido determinante mi cercanía con ellos, porque yo he podido compartirles el cariño de Dios, pero ellos también me han podido compartir su fe, que es muy grande, y muchas cosas más. Me han enseñado sus sufrimientos y las causas por las cuales han salido, y también cómo los están agrediendo, violentando, en México. Y me ha permitido tener una visión de sus lugares de origen (Sudamérica, Centroamérica), pero también lo que sufren en su tránsito por México y luego cómo no son bienvenidos en los Estados Unidos.
Esa visión regional yo la puedo tener gracias a la experiencia de ellos y ellas, y también, lo más importante, que no solamente he visto su sufrimiento, sino que he entendido su significado en la historia y cómo son ellos los que están fundando una nueva era, una nueva época, y los que van a tener que responsabilizarse de Europa, pero también de Estados Unidos y México.
-Un papel histórico determinante.
Ya lo están teniendo. Ellos son como un mensaje de Dios, y hay que saber leerlo con los ojos de la fe, porque la sociología no nos alcanza para entender eso que la sociedad llama fenómeno migratorio, para mí ellos no son un fenómeno, son un acontecimiento histórico de mucha importancia, que están entre una época y otra.
-Entonces, Alejando, usted lleva ya muchos años viviendo con amenazas de muerte, ¿cómo vive la cotidianidad con una recompensa sobre su cabeza?
Las amenazas y esta situación la vivo con mucha paz. No soy paranoico, porque sé que mi vida no está en manos del crimen organizado, no está en manos de políticos corruptos, sino que está en manos de Dios, por eso estoy tranquilo. Pero, por otro lado, también siento mucha tristeza, por tantas injusticias, por tanta violencia contra la gente más humilde, contra la gente más vulnerable.
Y veo con tristeza la desigualdad, y veo con tristeza la ceguera humana, que no nos permite unirnos entre todos para construir un mundo diferente, ni modelos económicos más justos y más equitativos. Lo digo con mucha paz, porque también yo siento una gran amistad con Jesús y nunca me siento solo. Porque para mí, los seres humanos son mi familia. Y he recibido, así como recibo amenazas, también he recibido muestras de mucho cariño, mucha solidaridad. Para mí, es algo muy hermoso ir a cualquier parte del mundo y encontrar casas abiertas, mesas preparadas para compartir y mucho cariño, hermanas y hermanos. Y es un tesoro que no se puede comprar con todo el dinero de un magnate.
-El amor es más fuerte que el miedo…
Lo dice el Evangelio, la Palabra de Dios. Dice San Juan: “En el amor no hay temor”, Cuando yo he aprendido de las mamás, de las mujeres, cómo ellas exponen su vida para defender a los hijos. De la misma manera Dios nos defiende a nosotros y nosotros defendemos a los demás sin importarnos el riesgo, pero hay que decirlo: el riesgo por construir el Reino de Dios, por ayudar a los demás, no es una pérdida, es una ganancia, eso lo decía muy claro Jesús, todo aquel que guarde su vida, egoístamente, la va a perder, pero aquel que la pierda la va a ganar. Esa es la paradoja más hermosa del Evangelio.
-Hablando de otras paradojas, un poco más mundanas, usted afirma que el gobierno de Donald Trump, con sus políticas migratorias, podrían representar, paradójicamente un cambio para la situación de los migrantes…
Yo creo que no solo va a ser un cambio positivo para los migrantes, porque se está generando la fuerza contraria. Donald Trump empezó con el odio a los migrantes y con el rechazo, y resulta que nunca en Estados Unidos había surgido una defensa tan grande en favor de los migrantes como ahora. Ahora ha surgido una fuerza muy grande de defensa por los derechos humanos. Y él tiene una misoginia… ahora han surgido millones de mujeres que se manifiestan en contra de esto; y él tiene una xenofobia, y hay manifestaciones de miles de cientos de personas en favor de los migrantes.
Frente a este racismo hay también manifestaciones en todo el mundo, con personas de todos los colores, para decir que no hay distinción de una raza o de otra y que somos hermanos. Entonces Donald Trump nos está ayudando, a México, nos está ayudando a entender que el gobierno mexicano es un mal gobierno que está vendiendo al país, y entonces el pueblo de México, la sociedad mexicana, tiene que defender lo que es suyo. Si Donald Trump no nos quiere, nosotros sí nos queremos, y queremos rescatar a México para los mexicanos y para compartir México con el mundo.
-¿Usted cree que a pesar de la corrupción en el Estado, en la política y en las fuerzas de seguridad de México hay una posibilidad para que el país salga de esta violencia?
Sí, sí la hay. Pero no con este gobierno. Porque los partidos, el PRI, el PAN, el PRD, el Verde, son partidos corruptos, que se han hecho un solo grupo. Yo creo que sí, tiene que venir algo diferente, aunque sea un poco de lo mismo. Yo pienso que Morena y Andrés Manuel López Obrador tienen posibilidades reales de cambio. No es que ellos no puedan (Andrés Manuel, no), pero no es que Morena no pueda caer en la corrupción; puede caer en la corrupción, pero si lo cuidamos y le exigimos que no lo haga es más difícil que caiga en la corrupción. Entonces para 2018 ellos son la única esperanza para poder cambiar a México.
-Durante los últimos años en México ha crecido exponencialmente la violencia en contra de sacerdotes pero también en contra de periodistas. ¿Hay alguna conexión?
Sí, yo lo explico de esta manera: tanto los periodistas como los defensores de derechos humanos como los sacerdotes son personas que están a favor del ser humano, que defienden sus derechos, que defienden la vida, que denuncian las injusticias, que visibilizan lo que el gobierno corrupto no quiere que se vea. Entonces, todos estos sectores (sacerdotes, defensores de derechos humanos, periodistas) son enemigos del régimen corrupto, enemigos del sistema. Porque simplemente están visibilizando lo que no se quiere que se vea. Y entonces, son enemigos que hay que combatir y exterminar. Yo así lo veo. Este gobierno es simulador, este gobierno quiere dar la idea de la honorable fachada de que todo está bien en México, de que no hay violencia y de que no hay corrupción. Pero en México hay 98% de impunidad.
-¿Qué opinión tiene sobre el Papa Francisco?
Bueno, el Papa Francisco es un gigante de nuestro tiempo, porque, a pesar de que es una persona anciana (y hay que decirlo, no es normal que el Papa sea una persona mayor, necesitamos Papas jóvenes), está haciendo cosas heroicas, está tratando de corregir la corrupción de la Curia romana, está tratando de corregir el camino de poder y de dinero de la jerarquía eclesiástica para volver al camino sencillo del Evangelio, y él mismo nos está hablando con su ejemplo, nos está diciendo que la Iglesia tiene que ser peregrina y solamente como huésped en esta vida.
Y él está viviendo en una hostelería, no es un lugar de residencia permanente, es un lugar de paso, y con esto quiere decir que también es un peregrino. Pero tampoco tiene lujos, no quiso vivir en el palacio papal, porque Jesús no vive en palacios, como tampoco el Vicario de Cristo debe vivir en palacios. Y está dando un ejemplo muy hermoso de preferir a los descartados, como son los migrantes, las migrantes, él está demostrando su amor su preferencia, por los pobres y por los migrantes.
-En cierta manera, ¿usted siente que el magisterio del Papa Francisco le está ayudando en su lucha contra las injusticias?
Claro que sí. Te voy a decir algo importante, lo que ha dado el magisterio de la Iglesia donde ha intervenido el Papa Francisco, aparte de Laudato si, lo más importante ha sido el documento de la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Aparecida, Brasil. Ahí estuvo Jorge Mario Bergoglio, y si tú lees ese documento es importantísimo, porque prácticamente dice que la Iglesia está mal, que la Iglesia está en crisis, y que hay que comenzar, hay que recomenzar desde Jesucristo teniendo como centro el reino de vida, y que hay que declarar a la Iglesia como en zona de desastre, y como respuesta hay que hacer la misión permanente, que llaman la misión continental, de evangelización, de siembra de la Palabra de Dios. Aquí participó Jorge Mario Bergoglio y él estuvo en la redacción final, por esto es muy importante entender que él participó en este documento. Pero quiero decirte que ya van para 10 años de ese 13 de mayo de 2007 y el episcopado latinoamericano no ha cumplido con su compromiso de hacer la misión continental y de declarar el continente en estado de misión.
-Una última pregunta. Usted, como monseñor Raúl Vera están muy comprometidos y muy en contacto. La semana pasada Vera se reunió con el Papa ¿Sabe algo de ese encuentro?
Yo sé mucho de él, porque Raúl y yo somos amigos, nos queremos mucho, y platico mucho con él, me reúno con él. Pero ahora, cuando regrese a México, voy a estar dos días con él, con Raúl Vera. Vamos a tener una reunión en Puebla con el tribunal permanente de los pueblos, y cada vez que me reúno con él platicamos de la Iglesia, y él me platica de sus conversaciones con el Papa. Y es verdaderamente alentador porque cada vez que Raúl se encuentra con el Papa sí le dice la verdad, verdad que tiene que conocer de los migrantes y de las injusticias de México, y entonces, estoy seguro de que el Papa Francisco conoce perfectamente bien la situación de México. Por eso encuentro en esta relación de Raúl con el Papa, con Jorge Mario Bergoglio, una esperanza muy grande para México.
Fuente:
Vatican Insider