Obispos católicos y anglicanos peregrinarán juntos a Canterbury y Roma
5:00 p m| 28 set 16 (AGENCIAS/BV).- Treinta y seis obispos como representantes de las comunidades católica y anglicana de todo el mundo peregrinarán juntos primero a Canterbury y después a Roma. De esta manera celebrarán los 50 años del diálogo oficial entre la Iglesia católica y la Comunión anglicana, que comenzó oficialmente en 1966 con la Declaración común firmada por Pablo VI y el entonces arzobispo de Canterbury, Michael Ramsey.
El ente que promueve el gesto es la Iarcuum, siglas en Inglés para la Comisión Internacional Anglicana-Católica Romana para la Unidad y Misión, instituida en el 2000 como punto de referencia pastoral en el diálogo entre Roma y Canterbury. El peregrinaje culminará el 5 de octubre por la tarde en Roma, con una liturgia presidida por el Papa Francisco y el primado anglicano Justin Welby.
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Será una cita a la que los obispos llegarán juntos a Roma desde Canterbury, después de haber vivido allí un primer momento común en lo ese que definen como un itinerario de “nuevos pasos sobre un antiguo peregrinaje”.
Los protagonistas del peregrinaje serán los obispos -de 18 países diferentes- que forman parte del Iarcuum, que está presidida por el arzobispo católico de Regina (Canadá), Donald Bolen, y por el obispo anglicano David Hamid.
Desde el próximo viernes la Iaricuum se reunirá en Gran Bretaña para estudiar el estado de la cuestión sobre el camino recorrido durante estos 50 años y, en particular, sobre el documento Crecer juntos en la unidad y en la misión, texto en el que en 2007 los católicos y los anglicanos trataron de resumir los frutos y los nuevos desafíos abiertos en el frente del diálogo teológico entre ambas comunidades.
El peregrinaje vivirá un primer momento de celebración fuerte, también en Canterbury, con la visita a la tumba de Santo Tomás Becket, en donde rezaron juntos Juan Pablo II y el entonces arzobispo Robert Runcie en 1982, en un encuentro (ver anexo al final) que fue fundamental en la historia reciente de las relaciones entre católicos y anglicanos.
Y la historia de este diálogo había vuelto a comenzar en 1960, con el primer encuentro entre un Papa, Juan XXIII, y un primado anglicano, Geoffrey Francis Fisher desde 1559. En aquella ocasión fue una visita de carácter privado, por lo que para llegar a un primer encuentro oficial habría que esperar hasta el 24 de marzo de 1966, cuando Pablo VI y el arzobispo Ramsey firmaron por primera vez una declaración conjunta.
Desde entonces, mediante la Arcic (el organismo de diálogo teológico entre ambas confesiones), se fue trabajando en la elaboración de numerosos documentos comunes sobre temas como la Eucaristía, el ministerio ordenado, la eclesiología, la visión de la figura de María.
Pero la que ha ido creciendo principalmente ha sido la relación entre Roma y Canterbury, a través de los repetidos encuentros entre los Pontífices y los primados anglicanos (el último de los cuales se llevó a cabo hace pocos días en Asís).
Y se ha logrado avanzar, a pesar de las divisiones sobre cuestiones viejas y nuevas, como el tema del sacerdocio femenino o la relación con la homosexualidad, que, también en la actualidad, sacuden por dentro a la comunión anglicana.
El peregrinaje común pretende ser, pues, una ocasión para volver a impulsar este diálogo principalmente a nivel pastoral. Los obispos llegarán a Roma el próximo 3 de octubre y visitarán las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo.
El día central será el 5 de octubre, fecha en la que se llevará a cabo un simposio académico en la Pontificia Universidad Gregoriana. Pero el momento más importante será en San Gregorio, la iglesia romana cuyo prior fue el monje Agustino cuando en 595 fue invitado por el Papa Gregorio a evangelizar las poblaciones anglo-sajonas.
En este sitio Papa Francisco y el arzobispo Welby rezarán juntos y presidirán un rito durante el cual los obispos presentes recibirán la encomienda de proseguir el diálogo en la vida cotidiana de las propias comunidades.
Declaración común del Papa Pablo VI y del Arzobispo de Canterbury Michael Ramsey (24 de marzo de 1966)
En la declaración de 1966 se destacan dos actitudes muy importantes. En primer lugar, con absoluta unanimidad los dos líderes dieron la espalda a las polémicas de la Reforma y a sus recriminaciones mutuas. Decidieron volver más bien a las fuentes, a las palabras y hechos del Señor, a las Escrituras y a los Padres primitivos. Pablo VI facilitó aún más el intercambio teológico de dos maneras. Se refirió a un cierto nivel de pluralismo que había de esperarse por lo menos en la formulación de la doctrina, y también en la esencia misma de esta doctrina. Aún Juan XXIII no llegó a hacer tal declaración.
Pablo VI propuso cierta jerarquía de doctrinas, es decir, cuatro niveles de enseñanzas doctrinales: i) Doctrinas esenciales para la Fe; ii) Doctrinas esenciales para establecer la intercomunión entre Iglesias; iii) Doctrinas necesarias para actos ocasionales de intercomunión y; iv) Doctrinas más periféricas que han surgido de la devoción popular.
La segunda actitud muy importante que emerge de la declaración de 1966 es la firmeza y la determinación de no darse por vencidos con espíritus de cierto determinismo histórico o materialista por la situación de desunión y confrontación tradicionales, sino de mostrar unanimidad y resolución en “promover contactos responsables entre las comuniones”. Es alentador que estos dos líderes sean conscientes del problema y que públicamente se hayan declarado en favor, no únicamente de un comportamiento más digno de cristianos entre sí, sino también de un común desempeño para solucionar los grandes problemas que enfrenta el mundo en su totalidad.
Leer aquí declaración completa (Inglés).
Declaración común del Papa Juan Pablo II y del Arzobispo de Canterbury Robert Runcie (29 de mayo de 1982)
En la declaración se comprometen, entre otras cosas, a constituir una nueva comisión internacional conjunta de teólogos católicos y anglicanos que continúen el estudio de los problemas doctrinales que existen actualmente entre ambas iglesias, como el de la validez de las ordenaciones sacerdotales anglicanas, que fue rechazada por Pío XI. Afirman que quieren ampliar el diálogo a todas las demás confesiones cristianas no católicas y que desean ponerse “al servicio de la paz, de la libertad del hombre y de su dignidad”.
Leer aquí declaración completa (Inglés)
Fuentes:
– Vatican Insider
– El País
– Texto del Revmo. David R. J. Evans, obispo de la Iglesia anglicana en el Perú. Publicado en “Revista de la Universidad Católica No. 8” (31 de diciembre de 1980)