Junto a Hasán Rouhaní, el Papa destacó el rol de Irán en Medio Oriente
6:00 p m| 29 ene 16 (VATICAN INSIDER/BV).- Francisco recibió en audiencia a Hasán Rouhaní, Presidente de la República Islámica de Irán. En una conversación tranquila y cordial se subrayaron los valores espirituales comunes y se hizo referencia al buen estado de las relaciones entre ambos países, a la vida de la Iglesia en el país asiático y a la acción de la Santa Sede en favor de la promoción de la dignidad de la persona humana y de la libertad religiosa.
Luego se habló de la conclusión y la aplicación del Acuerdo Nuclear y se puso de relieve el significativo papel que Irán está llamado a desempeñar, junto con otros países de la región, en la promoción de soluciones políticas adecuadas a las diversas problemáticas que afligen a Oriente Medio. Acompañan a la noticia dos textos, el primero reseña brevemente la relación entre el país asiático y la Santa Sede en los últimos 50 años y el segundo detalla la interesante agenda de la delegación iraní para estas semanas.
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El coloquio entre Francisco y el presidente iraní Rouhaní duró 40 minutos. Al final, el presidente dijo al Pontífice, con la ayuda del intérprete: “Le pido que rece por mí”. Al despedirse de Rouhaní, antes de que este se dirigiera hacia la primera logia del Palacio Apostólico para reunirse con el Secretario de Estado, Pietro Parolin, el Papa le dijo: “le agradezco mucho por esta visita y confío en la paz”. Un intercambio de frases que describe el clima cordial del encuentro y que también indica el tono de un coloquio entre dos personalidades de alto nivel en el escenario internacional y que también son líderes religiosos.
Rouhaní llegó al Vaticano con algunos minutos de retraso. Después subió a la segunda Logia del Palacio Apostólico, con un séquito de 12 personas. El encuentro fue en la Biblioteca privada del Pontífice y comenzó a las 11.12 minutos. Terminó a las 11.52.
Durante esos 40 minutos los acompañaron dos intérpretes: un sacerdote para el Papa y una mujer con el velo, que trabaja en la embajada iraní ante la Santa Sede, para el presidente Rouhaní. Al final, el mandatario le presentó al Papa a sus colaboradores, empezando por el ministro del Exterior Javad Zarif. También estaban el embajador ante la Santa Sede y su “número dos”. Ambos líderes, según indicó el comunicado de la Sala de Prensa Vaticana sobre el encuentro, subrayaron los valores espirituales comunes y se refirieron al buen estado de las relaciones entre la Santa Sede y la República Islámica de Irán, a la vida de la Iglesia en el país y a la acción de la Santa Sede en favor de la promoción de la dignidad de la persona humana y de la libertad religiosa.
Más tarde se habló sobre la conclusión y la aplicación del Acuerdo Nuclear y se puso de relieve el significativo papel que Irán está llamado a desempeñar, junto con otros países de la región, en la promoción de soluciones políticas adecuadas a las diversas problemáticas que afligen a Oriente Medio, contrastando la difusión del terrorismo y el tráfico de armas. Al respecto, se recordó la importancia del diálogo interreligioso y la responsabilidad de las comunidades religiosas en la promoción de la reconciliación, de la tolerancia y de la paz.
Después se llevó a cabo el tradicional intercambio de regalos, y Rouhaní presentó al Papa un tapete de un metro por 60 centímetros: “Este fue hecho a mano en la ciudad santa de Qom”, le explicó. El otro regalo que llegó desde Teherán era un gran volumen con una antología artística de miniaturas. Francisco respondió con un medallón de San Martín, explicando que “el Santo se quitó la capa para cubrir al pobre: un signo de fraternidad gratuita”. “Gracias, de verdad”, le respondió el presidente, que también recibió una copia de la encíclica Laudado si; al entregársela, el Papa le indicó: “Es mi documento sobre la protección de la Creación, pero no existe en lengua farsi, por lo que le doy una copia en inglés y, me permita, también en árabe”. Al final, el Papa lo acompañó hasta la puerta y dijo: “su visita me ha dado mucho gusto, y le deseo buen trabajo”.
Rouhaní y el Papa; para construir la paz no se necesitan “Santas Alianzas”
(Gianni Valente – Vatican Insider)
El encuentro entre Papa Francisco y el presidente iraní Hasán Rouhaní estaba entre las citas “relevantes” de la agenda pontificia para el pasado 14 de noviembre. Después, las masacres de París provocaron su postergación, y el mismo presidente Rohaní quiso retomarla lo antes posible. Signo elocuente de la importancia que el actual gobierno iraní atribuye a la consolidación de las relaciones con la Santa Sede y con el Papa argentino. Una consideración se ha ido confirmando con los hechos recientes en los que se aprecia el protagonismo de Irán en el escenario del Medio Oriente y a nivel internacional.
La relación con la Santa Sede y con la Iglesia de Roma siempre ha sido u n papel de tornasol precioso para evaluar la dirección del gran país chiita. El único Papa que visitó el país fue Pablo VI: su viaje al Asia oriental de 1970 comenzó con una escala en el aeropuerto de Teherán, el 28 de noviembre. Montini fue recibido por el Sha Reza Pahlaví y por la Corte imperial. En el discurso que pronunció antes de partir, Pablo VI subrayó “las grandes obras realizadas por Su Majestad por el bienestar de su pueblo”, invocando la protección de Dios sobre el monarca y su familia, “para que prosiga una acción tan meritoria”.
La revolución khomeinista no provocó la suspensión ni crisis en las relaciones diplomáticas con la Santa Sede y el país, después de la institución de la República Islámica. Pero la mejora de las contactos entre Irán y el Vaticano se debe sobre todo a Mohamed Khatamí, presidente de la república islamica por dos mandatos, de 1997 a 2005 (quien fue recibido en audiencia por Juan Pablo II, en 1999). Quien tuvo un papel crucial en el Vaticano durante esos años para entretejer las relaciones con Irán fue Jean-Louis Tauran, que era el “ministro del exterior” de Papa Wojtyla, y que hoy dirige el ministerio vaticano para el diálogo interreligioso: en 2001 Tauran, como Secretario vaticano para las relaciones con los estados, fue recibido por el presidente Khatamí en Teherán. Desde 1953 no había vuelto a Irán ninguna delegación vaticana de alto nivel.
El Pontificado de Benedicto XVI coincidió con los años de la presidencia de Mahmoud Ahmadinejad (de 2005 a 2013). Las frases negacionistas sobre el Holocausto del líder iraní desconcertaron a la diplomacia vaticana. En junio de 2008, antes de su viaje a Roma, para participar en el encuentro de la FAO, llegó a los medios la indiscreción de que Teherán había pedido un encuentro entre Ahmadinejad y Papa Ratzinger. La audiencia nunca se llevó a cabo.
Pero durante esos años ambos se envían mensajes respetuosos y muy significativos. En septiembre de 2006, cuando explotaron las violencias y las polémicas tras la lección ratzingeriana de Regensburg, Ahmadinejad expresó su “respeto por el Papa” y dijo explícitamente que las palabras del Pontífice habían sido “manipuladas” por los medios de comunicación. En diciembre de ese mismo año, el líder iraní escribió una carta a Benedicto XVI para insistir en la urgencia de “establecer nuevas relaciones políticas y humanas con base en las enseñanzas comunes de los Profetas”.
En junio de 2013, cuando Rouhaní se convirtió en Presidente de Irán, Bergoglio acababa de ser elegido Papa (tres meses antes). Durante estos últimos tres años, la red de contactos y de sintonías entre el gobierno operado iraní y la Santa Sede han aumentado. También aumentó el volumen de las relaciones “bilaterales” entre las realidades católicas y entes iraníes, como la colaboración que mantienen la Universidad de Estudios de Religiones y Confesiones de Qom con la Pontificia Universidad Lateranense, o los contactos constantes entre la Comunità di Sant’Egidio y la Fundación Imam al-Khoei, comprometida en actividades caritativas.
Un papel decisivo en las relaciones con el chiismo iraní lo sigue jugando el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, presidido por el cardenal Tauran, “amigo” de Irán desde hace bastante tiempo. En marzo de 2015, también el cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Consejo Vaticano de la Cultura, recibió en el Vaticano a una delegación guiada por el Ministro de la Cultura de Teherán, Alí Jannati, en un encuentro operativo que tenía el objetivo de “incrementar las relaciones bilaterales”. Un mes antes, Papa Francisco había recibido a una delegación de mujeres iraníes, guiada por la vicepresidenta Shahindokht Mollaverdi (consejera de Rouhaní en relación con los temas de la familia), para hablar también sobre las violencias perpetradas en contra de las mujeres por grupos vinculados con la galaxia yihadista.
Detrás de este aumento en las relaciones entre la Santa Sede e Irán será banal y fuera de lugar imaginar nuevas “Santas Alianzas” entre el Papa argentino y los actores geopolíticos internacionales, según el cliché con el que fue encasillado el pontificado de Juan Pablo II. Simplemente, incluso en relación con Irán, la “conversión pastoral” que Papa Francisco sugirió a toda la Iglesia abre inéditas posibilidades de encuentro y de colaboración con todos, justamente mientras renuncia a perseguir un “plan” propio de relevancia geopolítica.
Los objetivos de la diplomacia pontificia (insistió en una entrevista el Secretario de Estado Pietro Carolin), consisten en “construir puentes, en el sentido de promover el diálogo y la negociación como medio para la solución de los conflictos, difundir la fraternidad, luchar contra la pobreza, edificar la paz. No hay otros ‘intereses’ ni ‘estrategias’ del Papa ni de sus representantes cuando actúan en el escenario internacional”.
Irán en diálogos de paz: Guerra en Siria
La visita llega días antes del inicio de conversaciones de paz en Ginebra para tratar de poner fin a la guerra en Siria, un conflicto que en casi seis años ya dejó más de 250.000 muertos y 11 millones de refugiados o desplazados y por cuya solución ha abogado el Papa en numerosas ocasiones.
Las conversaciones serán las más ambiciosas y amplias hasta ahora, y de ellas participarán delegados del gobierno y la oposición siria y todos los países que intervienen en el conflicto o que tienen capacidad de influencia sobre las partes, incluyendo a Irán, un aliado de Damasco, y Arabia Saudita, rival de Teherán.
Además de en Siria, Irán y Arabia Saudita también apoyan a los bandos enfrentados en Yemen, donde miles de personas han muerto desde marzo del año pasado en una campaña de bombardeos sauditas contra rebeldes chiitas respaldados políticamente por Teherán.
Las tensiones entre Irán y Arabia Saudita se agravaron al máximo el mes pasado cuando Riad rompió relaciones con Teherán luego de que una multitud atacara la embajada saudita en la capital iraní en protesta por la ejecución de un clérigo, generando temores a una guerra entre ambos países.
Más sobre la delegación iraní
La imponente delegación iraní había entrado al Vaticano minutos antes de las 11 de Roma, en medio de una caravana de 26 autos que había obligado a cortar totalmente el tránsito en la Via della Conciliazione, que desemboca en la Plaza San Pedro. Antes de ver al Santo Padre, Rouhaní había resaltado el espíritu del Corán que enseña “la cultura de la tolerancia” y que “hay que preservar la iglesia, la sinagoga y la mezquita, una al lado de la otra”, durante su intervención en un foro económico bilateral que se celebra en Roma.
Rouhaní llegó un día antes a Italia y mantuvo entrevistas con el presidente del Consejo de Ministros, Matteo Renzi, y con su par Sergio Mattarela. Se trata del primer viaje al exterior del mandatario tras la entrada en vigencia el 16 de enero último del acuerdo sobre el programa nuclear con las potencias del grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido, China y Alemania) y el fin de las sanciones económicas impuestas al país persa.
Esto desató una carrera entre las principales trasnacionales del mundo por cerrar contratos con Teherán y reanudar los negocios y la actividad en Irán, una potencia petrolera con un mercado interno de 77 millones de personas pero con su economía necesitada de inversión y modernización tras años de penalidades. En el primer día de su visita, Rouhaní firmó 14 acuerdos comerciales por cerca de 17.000 millones de dólares, según las estimaciones de la prensa italiana.
De hecho, el líder persa anunció en su cuenta de Twitter una visita de Renzi a Teherán “en los próximos meses” para profundizar los lazos económicos bilaterales. Al hablar ante el foro económico en Roma, Rouhaní dijo que su país “es una economía emergente”, que está preparada “para acoger inversión extranjera” y que supone una oportunidad de negocio que no debe ser visto como un mercado único sino como el acceso a otros mercados en Medio Oriente.
“Si queremos combatir el extremismo en el mundo y luchar contra el terrorismo, uno de los caminos es el desarrollo y la ocupación, porque la falta de desarrollo crea fuerzas para el terrorismo, el desempleo crea soldados para los terroristas”, agregó. También en Italia, y con motivo de la visita de Rouhaní, el canciller italiano, Paolo Gentiloni, y su homólogo iraní, Mohamad Yavad Zarif, conversaron sobre la crisis en Medio Oriente, la lucha contra el terrorismo y el tráfico de drogas, y la defensa de los derechos humanos, informó la Cancillería italiana.
Luego de su paso por Italia, Rouhaní viajará a Francia, donde tiene previstas reuniones con el presidente francés, Francois Hollande, otros representantes del gobierno y la directora general de la Unesco, Irina Bokova. Entre los encuentros oficiales en el país galo, el mandatario iraní se reunirá con potenciales inversores, empresarios y representantes de industrias: entre ellas, la petrolera ENI, la automotriz Peugeot, y el consorcio Airbus, con las que el líder iraní espera cerrar la compra de aeronaves para renovar la flota de su país.
Fuentes:
Vatican Insider / Radio Vaticana / Telam / La Nación
SUPONGO QUE DEL RECORD IRANÍ EN JUICIOS SIN GARANTÍAS Y EJECUCIONES POR MOTIVOS RELIGIOSOS O POLÍTICOS NO HAN HABLADO
694 presos ejecutados desde el 1 de enero hasta el 15 de julio de este año según datos de Amnistía Internacional. El régimen fundamentalista iraní ni siquiera “respetó para las ejecuciones la pausa que establece el mes sagrado de ayuno del ramadán”, advirtió AI.
Ejecutan a deficientes mentales y a jóvenes que han delinquido siendo menores. Amnistía deplora que las penas de muerte en Irán son dictadas por tribunales “que no son independientes del poder político y carecen de imparcialidad”. Según AI, la mayoría de las ejecuciones están relacionados con el delito de tráfico de drogas.
Los Tribunales Revolucionarios aducen que el 76% de las personas que han sido ejecutados lo fueron por delitos relacionados con la posesión de drogas, cargo que las organizaciones internacionales consideran una obscena tapadera para acabar con la vida de los opositores políticos.
“Además, los métodos de ejecución son inaceptables para la legislación internacional”, explica Ahmed Shaed (Relator Especial para los Derechos Humanos en Irán) que califica la cámara de gas empleada en el país como “algo inhumano y degradante”. “Las lapidaciones son especialmente crueles”, continúa, “porque se utilizan piedras pequeñas para prolongar el sufrimiento hasta la muerte, especialmente en casos de adulterio”. La República Islámica aduce que se trata de una forma de posibilitar que el ejecutado pueda liberarse de las piedras, “y se desentierra, queda libre. Dicen que así, como tiene capacidad de escapar, la tortura ya no es tan cruel”, explica el relator de la ONU.