Acompañar e integrar: las herramientas del próximo Sínodo de octubre

10.00 p m| 30 jun 15 (VIDA NUEVA/BV).- Se necesita un anuncio del “Evangelio de la familia” que “dé esperanza y no aplaste”; el Vaticano publicó el documento con las líneas guía para el Sínodo sobre la familia de octubre. El Instrumentum Laboris integra las conclusiones de la asamblea extraordinaria del año pasado y retoma las discusiones sobre los temas más diversos que se relacionan con la familia, desde las convivencias prematrimoniales hasta la misionariedad de la familia, desde la cuestión de los divorciados que se han vuelto a casar hasta la situación de los homosexuales, desde la educación sexual hasta la necesidad de involucrar a las mujeres y a las familias en la formación de los sacerdotes en el seminario. En conclusión, un texto en el que se subraya que no se puede olvidar que la celebración del próximo Sínodo se sitúa en sintonía con el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que comenzará el próximo 8 de diciembre de 2015.

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Presentación del Instrumentum Laboris del Sínodo “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”

Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la presentación del Instrumentum Laboris de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema: “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo” (4 -25 octubre 2015). Han intervenido los cardenales Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los Obispos y Peter Erdo, arzobispo de Esztergom-Budapest (Hungría), Relator General de la XIV Asamblea General del Sínodo de los Obispos y el arzobispo Bruno Forte, de Chieti-Vasto (Italia), Secretario Especial de la XIV Asamblea General del Sínodo de los Obispos.

El Instrumentum Laboris, explicó el cardenal Baldisseri, se divide en tres partes que retoman la estructura de la Relatio Synodi, demostrando la estrecha relación entre la III Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos de octubre de 2014, dedicada a “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización” y la próxima Asamblea General Ordinaria. La primera parte titulada “Escuchar los desafíos de la familia” se relaciona de forma más directa con el pasado sínodo, mientras la segunda “El discernimiento de la vocación familiar” y la tercera “La misión de la familia hoy”, introducen el tema del próximo.

El purpurado destacó algunas novedades que se encuentran en la primera parte y que se refieren sobre todo al contexto antropológico-cultural, al socio-económico y al ecológico, ahora felizmente iluminado por la nueva encíclica Laudato sí. “Los desafíos son -dijo- la pobreza y la exclusión social, la tercera edad, la viudez, el luto en la familia, la discapacidad, las migraciones, el papel de la mujer, la afectividad y la educación de la sexualidad, la bioética”.

En la segunda parte, “El discernimiento de la vocación familiar” se enriquece la Relatio Synodi con una ampliación de los temas relacionados con el matrimonio natural y la plenitud sacramental, la indisolubilidad, don y tarea, la vida familiar, la unión y la fecundidad, la dimensión misionera, la fe, la oración, la catequesis, el estrecho lazo entre la Iglesia y la familia, los jóvenes y el miedo de contraer matrimonio, la misericordia.

La tercera parte, dedicada a “La misión de la familia hoy”, comienza con una vasta reflexión sobre la familia y la evangelización, y se profundizan, entre otras cosas, cuestiones como el tema de la familia, sujeto de la pastoral, la liturgia nupcial, un lenguaje renovado y apertura misionera.

“Se habla -puntualizó el Secretario general del Sínodo de los Obispos- de familia y acompañamiento eclesial, de la agilización de los procedimientos de las causas matrimoniales, de la integración de los fieles en situaciones irregulares, de la eventual introducción de una forma de penitencia, de los problemas pastorales sobre los matrimonios mixtos y con disparidad de culto, así como de las cuestiones de responsabilidad generativa, del control de la natalidad, de la adopción y acogida familiar, del respeto a la vida desde la concepción hasta la muerte natural y de la educación de las generaciones futuras”.

“Es muy relevante -añadió – la referencia a la indigencia económica de muchas familias que corren el peligro de la usura y al compromiso socio-político de los cristianos en favor de la familia, también en el contexto internacional. En este sentido, se considera útil la proposición de la Carta de los Derechos de la Familia, en unión a la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.

El cardenal Baldisseri ilustró además los trabajos de la Secretaría del Consejo del Sínodo entre una asamblea y otra que comenzaron ya en noviembre de 2014, con la presentación del proyecto de los Lineamenta, compuesto por la Relatio Synodi y una serie de 46 preguntas relativas a la recepción y profundización de ese documento sinodal que fueron enviados a los sínodos de las Iglesias Orientales Católicas sui iuris, a las Conferencias Episcopales, a los dicasterios de la Curia Romana y a otros sujetos, con la invitación de responder como fecha tope el 15 de abril de 2015. La Secretaría General ha recibido hasta ahora 99 respuestas por parte de los organismos competentes a las que se han añadido 359 observaciones enviadas libremente por diócesis, parroquias, asociaciones eclesiales, grupos espontáneos de fieles, movimientos y organizaciones civiles, etc… De ahí que el período intersinodal, se haya revelado como “una ocasión inapreciable de escucha de lo que el Espíritu dice a la Iglesia en la pluralidad de sus componentes”.

Por último se refirió a la metodología de la próxima Asamblea General, que hay que recordar, es Ordinaria y no Extraordinaria como la anterior y que, obedeciendo sobre todo a las sugerencias de los miembros sinodales, “continuará con el proyecto de un desarrollo del Sínodo en una línea dinámica y más adecuada a nuestros tiempos”.

A este propósito los padres sinodales han reiterado la necesidad de evitar una larga serie de intervenciones individuales, como sucedía en los sínodos anteriores, para asegurarse de que las intervenciones estén mejor distribuidas en el tiempo y no todas seguidas. También se ha solicitado la valorización de los Circuli Minores y de reafirmar el principio del orden temático. Siguiendo esta línea, las tres semanas del Sínodo se distribuirán de acuerdo con las partes del documento Instrumentum Laboris, que son también tres.

La primera semana abordará la primera parte del documento, la segunda se ocupará del discernimiento de la vocación familiar y la tercera de la misión de la familia hoy. “Al final de la tercera semana -aclaró el prelado- se dedicará el tiempo necesario para preparar el texto final del documento, que se presentará a la Asamblea para su última puesta a punto, que se integrará en el documento para ser sometido a la aprobación final. Esta modalidad asegurará la intervención en el Aula a cuantos tienen derecho a tomar la palabra, incluida la hora de final de la jornada, y concederá más tiempo a los Circuli Minores. Se prevé un documento final, que será entregado al Santo Padre”.

Por cuanto respecta a la información, el cardenal recordó que el Papa Francisco ha afirmado que “el Sínodo es un espacio donde puede actuar el Espíritu Santo y no un parlamento. Los Padres sinodales están invitados a expresarse con parresia. Serán libres de comunicar con los medios de comunicación a discreción y bajo su responsabilidad”.

Instrumentum Laboris. La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo (documento completo).


El Instrumentum laboris, presentado en Roma, analiza todos los retos de la familia

Crónica de Antonio Pelayo, corresponsal de la revista Vida Nueva en El Vaticano

Los periodistas estábamos convocados a las doce del mediodía del martes 23 de junio para conocer el Instrumentum laboris (documento base) sobre el que se trabajará de cara al próximo Sínodo de la Familia, en octubre. En la conferencia de prensa iban a intervenir el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos; el cardenal Peter Erdö, arzobispo de Esztergom- Budapest y relator de la próxima asamblea sinodal; y el arzobispo italiano Bruno Forte, secretario especial de la XIV Asamblea General del Sínodo de los Obispos. Como moderador ejerció el portavoz vaticano, Federico Lombardi.

Tres horas antes se nos había entregado el texto del Instrumentum laboris que servirá de guía en los debates sinodales que comenzarán el 4 de octubre y se prologarán hasta el 25 del mismo mes. Es un librito de 78 páginas en su versión italiana, y ya puede imaginarse que la mayoría de los presentes en la Sala de Prensa no habíamos tenido más oportunidad que echarle una ojeada buscando “la” o “las” noticias que, como veremos, no faltan.

La conferencia de prensa fue tan soporífera como es habitual: una hora emplearon los tres relatores en presentarnos el documento y no quedó mucho más de un cuarto de hora para responder a algunas de las preguntas de los presentes; como siempre, por cierto, no excesivamente interesantes. Pero volvamos al análisis del texto en cuestión. Como nuestros lectores saben, el Instrumentum laboris deriva de los lineamenta enviados a finales del año pasado a todas las conferencias episcopales, a los dicasterios de la Curia romana, a la Unión de Superiores Generales y a otros organismos, pidiéndoles que respondieran a un cuestionario de 46 preguntas. Se les daba como límite para enviar sus aportaciones el 15 de abril del 2015.

Hasta esa fecha llegaron a Roma las respuestas de 99 entidades, a las que hay que añadir nada menos que 359 “observaciones”, provenientes, por libre iniciativa, de diócesis, parroquias, asociaciones eclesiales, movimientos, familias y fieles individuales. Con todo ese arsenal, la Secretaría ha elaborado el documento ahora hecho público.

Al cabo de una primera lectura, puede afirmarse que estamos ante una objetiva reconstrucción de los planteamientos, no siempre coincidentes, que han ido surgiendo en la Iglesia frente a los problemas más delicados de la familia en el mundo actual y que abordará la próxima Asamblea Sinodal. A algunos de nuestros lectores, esta apreciación les podrá parecer tacaña, pero a los que hemos conocido durante años los mecanismos empleados en el pasado para “orientar” el debate en el aula sinodal, nos parece una novedad realmente encomiable.

Después de una breve introducción, el texto se divide en tres partes: la escucha de los desafíos sobre la familia, el discernimiento de la vocación familiar y la reflexión sobre su misión hoy. Una conclusión, a la que se ha añadido una oración a la Sagrada Familia, cierra el documento.

Finalizada la lectura del texto completo y escuchadas las intervenciones de los tres ponentes, destaco dos palabras que, en mi opinión, resumen la orientación general del Instrumentum laboris: acompañamiento e integración. Como dijo el cardenal Erdö respondiendo a una de las preguntas, “acompañar significa estar cerca de esas personas que tienen la impresión de estar separadas de la Iglesia; en algunos casos concretos, hay que destruir muros y construir puentes. Hay algunas hipótesis en el documento que pueden realizarse para que se sientan dentro de la Iglesia”.

En la primera parte del documento se dibuja el contexto socio-cultural y el cambio antropológico que se han producido en nuestro mundo. “En la sociedad actual –se escribe– se observan disposiciones diferentes. Solo una minoría vive, sostiene y propone la enseñanza de la Iglesia católica sobre el matrimonio y la familia, reconociendo en ella la bondad del proyecto creador de Dios. Los matrimonios, religiosos o no, disminuyen y el número de separaciones y divorcios crece”.

“Se nota en los más diversos contextos culturales –continúa el texto– el miedo de los jóvenes a asumir compromisos definitivos como el de constituir una familia. Más en general, nos encontramos con la difusión de un individualismo extremo que pone en el centro la satisfacción de deseos que no llevan a la plena realización de la persona. El desarrollo de la sociedad de consumo ha separado sexualidad y procreación. También esta es una de las causas de la creciente caída de la natalidad. En algunos contextos, esta va unida a la pobreza o a la imposibilidad de ocuparse de la prole; en otros, a la dificultad de querer asumirse responsabilidades y a la percepción de que los hijos podrían limitar la libre expresión de sí mismos”.

Contradicciones culturales

Otro aspecto contemplado en el documento es el de las contradicciones culturales que inciden sobre las familias. Una de ellas es la siguiente: “Se quiere reconocer a la estabilidad de una pareja constituida, independientemente de la diferencia sexual, la misma titularidad de la relación matrimonial, intrínsecamente ligada a los roles paterno y materno definidos a partir de la biología de la generación. La confusión no ayuda a definir la especificidad social de tales uniones, mientras entrega a la opción individualista el vínculo especial entre diferencia, generación e identidad humana. Es ciertamente necesaria una mayor profundización humana y cultural, no solo biológica, de la diferencia sexual con la concienciación de que ‘la remoción de la diferencia (…) es el problema y no la solución’ (Francisco, audiencia general del 15 de abril de 2015)”.

En otro capítulo se analizan los retos que plantea a la familia el contexto socio-económico. “La vida familiar concreta está estrechamente ligada –se dice– a la realidad económica. Muchos observan que, en nuestros días, la familia puede fácilmente sufrir múltiples vulnerabilidades. Desde el punto de vista económico, los problemas más relevantes son los vinculados a los salarios insuficientes, el paro, la inseguridad económica, la falta de un trabajo digno y de una seguridad en el puesto de trabajo, el tráfico de personas humanas y la esclavitud”.

Al hilo de la reciente encíclica Laudato si, se afirma que “la Iglesia desea y colabora en un profundo repensamiento de la orientación del sistema mundial a través de una cultura ecológica capaz de elaborar un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida, una espiritualidad”.

Emancipación de la mujer

Otro aspecto interesante del documento es el que se refiere al papel de las mujeres y a sus procesos de emancipación. “En los países occidentales –véase el n. 30–, la emancipación femenina requiere un repensamiento de las tareas de los cónyuges en su reciprocidad y en la común responsabilidad hacia la vida familiar. En los países en vías de desarrollo, al abuso y a las violencias ejercidas sobre el cuerpo de las mujeres y a la fatiga que se les impone durante el embarazo, con frecuencia se unen abortos y esterilizaciones forzadas, así como las consecuencias extremadamente negativas de las prácticas unidas a la procreación (por ejemplo, el alquiler del útero o el mercado de gametos embrionales)”.

“En los países avanzados, el deseo de un hijo ‘cueste lo que cueste’ no ha llevado a relaciones familiares más felices y sólidas, sino, en muchos casos, ha agravado de hecho la desigualdad entre las mujeres y los hombres. La esterilidad de la mujer representa, según los prejuicios presentes en diversas culturas, una condición socialmente discriminadora”.

Es en el tercer capítulo de la tercera parte del Instrumentum donde los informadores han encontrado algunas de las “novedades” que se le atribuyen. Así, por ejemplo, en el n. 41, después de exhortar a la Iglesia a que anuncie la gracia del matrimonio “a todas las personas y en todos los contextos”, se afirma que “también debe ser capaz de acompañar a cuantos viven el matrimonio civil o la convivencia en el gradual descubrimiento de los gérmenes del Verbo que allí se encuentran escondidos, para valorizarlos hasta la plenitud de la unión sacramental”. “La opción por un matrimonio civil o, en algunos casos, de la convivencia –se reconoce–, con mucha frecuencia no está motivada por prejuicios o resistencias ante la unión sacramental, sino a situaciones culturales”.

Espíritu de acogida

En este, como en otros casos, el documento exhorta a la comunidad cristiana a “comprometerse en reforzar el estilo de acogida que le es propio”. Bajo el título El gran río de la misericordia, pueden leerse estas líneas: “Cuidar a las familias heridas y hacerlas experimentar la misericordia de Dios es considerado por todos un principio fundamental. (…) Ciertamente, este arte del acompañamiento requiere de discernimiento prudente y misericordioso, así como la capacidad de captar concretamente la diversidad de las situaciones particulares. (…) No se olvide que la experiencia del fracaso matrimonial es siempre una derrota para todos. Por eso, después de la toma de conciencia de las propias responsabilidades, cada uno tiene necesidad de reencontrar la confianza y la esperanza”.

Sobre el tan debatido problema de los divorciados vueltos a casar civilmente, después de algunas consideraciones generales, esta es la posición reflejada en el documento: “Hay un común acuerdo sobre la hipótesis de un itinerario de reconciliación o vía penitencial, bajo la autoridad del obispo, para los fieles divorciados y recasados civilmente que se encuentran en situación de convivencia irreversible. (…) Otros entienden como camino penitencial un proceso de clarificación y de nueva orientación, después del fracaso vivido, acompañado por un presbítero encargado de esta materia. Este proceso debería conducir al interesado a un juicio honesto sobre la propia condición en el que el mismo presbítero pueda madurar su valoración para poder hacer uso de la potestad de ligar o desligar de modo adecuado a la situación”.

Otro punto tratado en el texto es el de las adopciones, y esta es la posición expresada por los autores: “Se ha puesto en evidencia la necesidad de afirmar que la educación de un hijo debe basarse en la diferencia sexual, como la procreación. Por lo tanto, también ella tiene su fundamento en el amor conyugal entre un hombre y una mujer, que constituye la base indispensable para la formación completa del niño”.

Por fin, la norma que debe presidir la atención a las personas con tendencias homosexuales es la siguiente: “Se vuelve a afirmar que todas las personas, independientemente de su tendencia sexual, deben ser respetadas en su dignidad y acogidas con sensibilidad y delicadeza tanto en la Iglesia como en la sociedad. Sería deseable que los proyectos pastorales diocesanos reserven una específica atención al acompañamiento de las familias donde viven personas con tendencias homosexuales y de esas mismas personas”.

En clave de misericordia

Comentando en L’Osservatore Romano el contenido definitivo del Instrumentum laboris, Maurizio Gronchi escribe: “La Iglesia escucha y reflexiona, comparte ansias y temores, sostiene la confianza y la valentía de recorrer nuevos caminos, teniendo en la mano el antiguo mapa de la tradición de la fe”.

En la conferencia de prensa que hemos citado al inicio de esta crónica, el cardenal Baldisseri nos recordó a todos los informadores presentes que “el Sínodo ha sido puesto por el Papa Francisco bajo el signo del Año Santo de la Misericordia”. Intelligenti pauca, que decían los antiguos para significar que las personas listas necesitan poco para entender por dónde van las cosas.


Nuevo guiño de Francisco a los divorciados vueltos a casar

Extracto de artículo publicado en La Nación

Tras la presentación del Instrumentum Laboris, la virtual hoja de ruta al debate que cerca de 300 obispos de todo el mundo tendrán en el sínodo sobre familia de octubre próximo, el Papa intervino ayer personalmente sobre varios temas cruciales. Dedicó la audiencia general a las “heridas” que muchas veces hay en el seno de las familias e intervino en la espinosa cuestión de los divorciados vueltos a casar.

Al respecto, significativamente advirtió que no le gusta que los divorciados vueltos a casar sean llamados parejas “irregulares”.

“No me gusta esta palabra”, destacó durante la audiencia general. Y, en línea con esa Iglesia vista como una hospital de campaña después de la batalla, que debe curar a los heridos de nuestro tiempo, reiteró que hay que preguntarse “cómo ayudarlos, cómo acompañarlos”.

“Pidamos al Señor una fe grande, para mirar la realidad con la mirada de Dios, y una gran caridad, para acercar a las personas con su corazón misericordioso”, exhortó.

El tema de los divorciados vueltos a casar, que no pueden comulgar salvo que vivan “como hermano y hermana”, es decir, en abstinencia, pero que tampoco pueden ser padrinos o leer lecturas en misa, es uno de los que más dividen a los obispos de cara al próximo sínodo de octubre.

Un sector conservador se resiste a cualquier apertura, mientras que otro propone analizar caso por caso y eventualmente recorrer un camino penitencial y de reconciliación, propuesta realizada por el cardenal alemán Walter Kasper.

Más allá de la división, el documento preparatorio al sínodo presentado anteayer llama con insistencia al “acompañamiento” y a la “integración” de todos, en línea con el llamado constante a la misericordia que hace el Papa.

No casualmente un día después de difundirse el “Instrumentum Laboris”, el documento preparatorio del sínodo de octubre, que será la segunda parte de otro sínodo que tuvo lugar el año pasado, Francisco dedicó la audiencia general a las heridas internas de las familias.

“Hoy reflexionamos sobre las heridas que se abren en el seno de la convivencia familiar, es decir, cuando en la familia misma nos hacemos mal: ¡la cosa más fea!”, exclamó. Al hablar de este tema sin tapujos, también reconoció que la separación de las parejas en algunos casos “es inevitable” y hasta “moralmente necesaria”, sobre todo en casos de violencia doméstica.

“Hay casos en que la separación es inevitable, a veces incluso moralmente necesaria, para sustraer a los hijos de la violencia y la explotación y hasta de la indiferencia y el extrañamiento”, dijo.

El Papa destacó, por otro lado, que en muchos casos “la disgregación del amor conyugal se derrumba sobre los hijos”.

“Cuando los adultos pierden la cabeza, cuando cada uno piensa en sí mismo, cuando papá y mamá se hacen daño, el alma de los niños sufre mucho, siente desesperación y son heridas que dejan huella durante toda la vida”, advirtió.

“¿No estaremos anestesiados respecto de las heridas del alma de los niños? Cuando más se intenta compensar con regalos más se pierde el sentido de las heridas del alma”, indicó.

“Hablamos mucho de disturbios de comportamiento, de salud psíquica, de bienestar del niño, de ansiedad de los padres y de los hijos. ¿Pero sabemos lo que es una herida del alma?”, preguntó, ante miles de fieles de todo el mundo presentes en la Plaza San Pedro.

Otros enlaces de interés:

Señales de apertura en el documento de trabajo del sínodo de la familia (La Nación)

La Iglesia invita a “dejar atrás las exclusiones” contra los divorciados vueltos a casar (Religión Digital)

El Vaticano constata un “consenso” en torno a la comunión para los divorciados vueltos a casar (Religión Digital).

Vatican road map for family meeting underscores tensions (Crux)

Should the Church come between Christ and his flock? (The Tablet)


Fuentes:

Vida Nueva / La Nación / Agencias

Puntuación: 5 / Votos: 1

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