Para entender la fe en la vida universitaria
11.00 p m| 22 oct 13 (THE TABLET/BV).- Una última investigación en profundidad sobre la vida de los estudiantes cristianos revela que casi la mitad de los jóvenes católicos dejan de asistir a Misa cuando van a la universidad. La tarea pendiente de la Iglesia, afirma uno de los autores del estudio, es reconciliar los lazos religiosos de la niñez con nuevos puntos de vista sobre la vida. Presentamos algunas ideas y reflexiones extraídas del mencionado estudio. Publicado en America Magazine.
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Comentarios recientes del Papa Francisco han hecho reflexionar sobre si la Iglesia Católica podría estar cerca de volver a conectar con sus miembros más jóvenes. Pedir humildad y bondad, instar respeto mutuo entre cristianos y musulmanes, negarse a juzgar la vida de los homosexuales: sin duda está en mayor consonancia con las normas occidentales de tolerancia cultural que las declaraciones más exclusivistas del pasado.
La idea de que esto atraería a los jóvenes no nace de una asociación ingenua de los jóvenes con un liberalismo idealizado. También refleja lo que la investigación reciente ha revelado acerca de los valores en los cristianos adultos jóvenes. Este puede ser el primer Papa en más de 30 años en proponer una perspectiva que está en sintonía con lo que predomina entre las generaciones más jóvenes.
Los escépticos dirán que este escenario es improbable, un intento de desesperado optimismo de iglesias cuyas bancas están más vacías con cada año que pasa. Lo que es más, los jóvenes parecen más cínicos que el resto al referirse a la Iglesia tradicional, y una reciente encuesta de YouGov encontró que las personas más jóvenes ven la religión como una fuerza del mal más que como una fuerza para el bien en el mundo. La misma encuesta reportó la idea de una percepción de líderes religiosos detrás de políticos, marcas y celebridades como fuerzas de influencia en las vidas de los jóvenes. Entonces, ¿dónde están los motivos para el optimismo?
Nuestro equipo de investigación ha pasado cuatro años estudiando cómo la experiencia de ir a la universidad influye en las creencias, los valores y las vidas de los estudiantes cristianos. A través de una encuesta y entrevistas en Universidades a nivel nacional (Inglaterra), investigando la vida de más de 4.000 estudiantes de pregrado, hemos sido capaces, por primera vez, de armar una panorámica detallada de esta población y sus vidas. Al enfocarse en las universidades, no sólo forman una imagen de los cristianos adultos jóvenes, también permite echar un vistazo a las vidas de aquellos que puedan ocupar puestos de influencia y liderazgo en el futuro.
El panorama general es de una población diversa y considerable de estudiantes que se identifican como cristianos. Mientras que en los últimos años se ha intensificado la publicidad de los llamados estudiantes “radicales religiosos” por un lado, y estudiantes laicos militantes por el otro, la evidencia sugiere que los más orientados hacia lo liberal -cauto, tolerante, respetuoso de las diferencias, incluyen a muchos que se identifican como cristianos- forman la mayoría.
Para abordar el tema de la homosexualidad: el 60 por ciento de los estudiantes que participan en los grupos cristianos evangélicos creen que las relaciones homosexuales “siempre están mal”, situación que no sorprende siendo seguidores del protestantismo conservador. Entre el resto de los estudiantes cristianos, sólo el 20 por ciento tienen este punto de vista.
Mientras que la Iglesia de Inglaterra está en constante debate por la cuestión de las mujeres obispos, sólo el 10 por ciento de los estudiantes cristianos creen que las mujeres no deben ser admitidos en las mismas posiciones de liderazgo que los hombres. La mayoría de los cristianos comparten con sus compañeros no cristianos un compromiso con los valores de la tolerancia, la igualdad y la aceptación de las personas con una perspectiva diferente de la suya.
Entonces, ¿qué distingue a los estudiantes católicos? Como era de esperar, en su perspectiva tiene mucha más importancia la figura de María, la Madre de Jesús, y las tradiciones de la Iglesia, que los no católicos. También el factor de heredar el cristianismo de sus familias en lugar de ser conversos. Pero en la mayoría de los reportes sobre valores o creencias, los estudiantes que asistieron a una Iglesia católica antes de la universidad son muy parecidos a los que asistieron a las iglesias protestantes o que no asistieron a la iglesia en absoluto.
Gran parte del panorama refleja un claro apoyo a la aceptación de las diferencias y el respeto por la autonomía humana, especialmente en cuestiones morales. Los católicos romanos parecen acercarse más a lo liberal en el tema de la homosexualidad, pero hacia lo conservador en el aborto, aunque la diferencia con los no católicos es reducida. En general, la distinción denominacional parece haberse debilitado en gran medida.
La importancia de la identidad denominacional también parece haber disminuido. La lealtad de por vida a una Iglesia particular ha dado lugar a una tendencia a ver a las iglesias como recursos espirituales -alternativas- disponibles según las necesidades, a menudo vistos como complementarios y no en contradicción radical. Si el catolicismo romano tiene prioridad, es porque se le atribuye a la costumbre, la crianza, las circunstancias o a preferencias personales, en lugar de cualquier sentido de preeminencia teológica. Como un estudiante comentó: “Voy a decir que soy católico porque es la Iglesia a la que más recurro… cada cristiano tiene un camino distinto”. Cuando se preguntó por lo que era esencial para la fe, otro respondió que: “Mi experiencia personal indica que estoy mejor con Dios que sin él”.
Pero si otras denominaciones se reconocen abiertamente como caminos igualmente legítimos al mismo Dios, en la práctica, los estudiantes católicos mantienen una conexión especial con su tradición. Mientras que casi la mitad de ellos abandonan la asistencia a misa cuando llegan a la universidad, la mayoría de ellos no cambian a una Iglesia diferente, se mantienen alejados por completo.
Mientras muchos se distancian de la enseñanza oficial de la Iglesia y de las expectativas que tiene de ellos, la universidad no es generalmente vista como un lugar donde la fe ha disminuido. Como una persona nos dijo, cuando se le preguntó si su fe había cambiado desde que se convirtió en un estudiante: “Podría decir que es lo mismo. No, no voy a misa como antes, pero sigo creyendo ciertas cosas. Tal vez al estudiar teología soy capaz de ordenar y condensar los argumentos de la Iglesia de mejor manera y llegar a una conclusión sobre ciertos temas, como la eutanasia y el aborto… Tal vez esos pensamientos eran una especie de cocer a fuego lento y de lejos en sexto grado, pero cuando llegué a la universidad es que han llegado a un punto crítico”.
La universidad ofrece la independencia y la estimulación necesaria para que los jóvenes piensen y encuentren sus identidades religiosas en sus propios términos. Para muchos, esto implica un distanciamiento para con las actividades de la Iglesia, y el catolicismo romano es la denominación con menos éxito en la retención de sus miembros más jóvenes como asistentes regulares de la Iglesia una vez que están en la universidad. Sin embargo, la mayoría ve esto no como una disminución o abdicación, sino como una moderación realista de la perspectiva. Ellos no dejan de ser católicos, pero lo que esto significa se vuelve más abierto a una reconfiguración.
Podríamos preguntarnos qué determina la forma en la que estos jóvenes católicos resultan finalmente. ¿Cuál es el factor que más influye al determinar si su fe crece o disminuye? Christian Smith, un sociólogo con sede en la Universidad de Notre Dame, en Indiana, ha explorado recientemente esta pregunta en un estudio a gran escala de jóvenes católicos en los Estados Unidos.
En un libro de próxima aparición, Smith sostiene que uno de los factores más importantes para garantizar que los jóvenes católicos puedan mantener la fe de su crianza, es si mantienen una estrecha relación con religiosos adultos. Nuestra investigación se hace eco de esta medida al verificar que las reservas de vitalidad católica parecen estar sostenidos por capellanes bien dotados de recursos y altamente motivados.
Hay muchas razones por las que los estudiantes católicos pueden experimentar una moderación de su fe, pero un factor local persistentente es la dual hegemonía Protestante de larga data en el campus, usualmente bastante liberal, de capellanes anglicanos y estudiantes-activistas evangélicos, los que conforman los grupos cristianos. El cristianismo en la Universidad, es en la imaginación popular, dominado por esas dos imágenes. El catolicismo romano es a menudo desplazado, y su marginación parece más eficazmente disipada cuando hay capellanes de mente creativa, dedicados a satisfacer las necesidades de los estudiantes que aparecen en sus puertas.
Un ejemplo fascinante encontramos en la Universidad de Kent, cuya base laical en la década de 1960 ya han dado paso a la creación de tres capellanías -Anglicana, Católica Romana y Pentecostal- cada una con su propia congregación en el campus. La Misa en el campus atrae a un máximo de 250 estudiantes cada semana, con el capellán católico romano “administrando” una sociedad católica vibrante, con su propio bar y eventos sociales, como cenas, debates y viajes a Europa continental. Alrededor de la mitad de los participantes son estudiantes extranjeros, que presta a la diversidad cultural en una comunidad ya bastante animada.
El capellán católico no evangeliza. En cambio, mantiene una fuerte presencia en la feria de los recién ingresados, circula noticias a través de correo electrónico, representa activamente los intereses de los estudiantes en comités universitarios y extiende una bienvenida que evita un juicio que determina quién “está dentro de” o “fuera de”. Él espera que los que se involucran no etiqueten la capellanía como conservadora o liberal, sino abierta y ortodoxa.
Como él dice, si “alguien viene con un pasado muy conservador, trato de animarlo a ver que todas las preguntas no son blanco y negro, es algo un poco más amplio. Si viene con un pasado ultra-liberal, les recuerdo que es una sociedad universal con 2000 años detrás… y que no es la primera persona en hacer esas preguntas”.
Sólidas relaciones intergeneracionales hacen una verdadera diferencia en la vida de las comunidades católicas. Esto es especialmente relevante cuando incluyen adultos jóvenes, cuya experiencia de vida presenta una gran cantidad de nuevas oportunidades, muchas de las cuales los conducen lejos de las preocupaciones cristianas. Parte del problema es la imagen pública de la Iglesia, que resulta en una lucha constante al tratar de reconciliarla con la perspectiva emergente de la vida de muchos adultos jóvenes.
Las iglesias y sus dirigentes deben acercarse a los jóvenes, abordando sus intereses y, afirmando una apertura espiritual y moral que refleje la suya propia, así podrían tener más éxito en mantener la credibilidad y el atractivo mientras las nuevas generaciones crecen hasta la edad adulta. Como nuestros resultados muestran, sus valores pueden evolucionar, pero el apego a la tradición religiosa de su infancia es a menudo un vínculo duradero, aunque un vínculo que puede resultar cada vez más frágil con el transcurrir de la vida.
“Christianity and the University Experience: Understanding Student Faith”, de Mathew Guest, Kristin Aune, Sonya Sharma y Rob Warner, publicado por Bloomsbury.
Fuente: America Magazine