Familias de circo y artistas de la calle elogiados por Benedicto XVI
El Papa reconoció en ellos los valores de su tradición, como el amor por la familia o la atención a los enfermos, y la importancia de que el diálogo entre generaciones sirva como canal para transmitirlos. Finalmente resaltó también la función social que desempeñan.
“Lo que distingue a su gran familia es la capacidad de utilizar el lenguaje particular y específico del arte que dominan, como un camino inmediato de comunicación para entrar en diálogo con grandes y pequeños, suscitando sentimientos de serenidad, de alegría y de concordia“, les dijo el Papa.
Para Benedicto XVI la capacidad que tienen de poner en práctica y transmitir valores que forman parte de su tradición, como el amor por la familia o la atención a los enfermos y ancianos, es invaluable. “En su ambiente sigue vivo el diálogo entre las generaciones, el sentido de la amistad, el placer del trabajo en equipo. La acogida y la hospitalidad son propias de ustedes, así como la atención a la hora de responder a los deseos más auténticos, sobre todo de las generaciones más jóvenes”.
No dudó tampoco en reconocer el sacrificio que conlleva el ejercer el oficio que escogieron, y que además viene acompañado de responsabilidad y perseverancia. “Son virtudes que la sociedad actual no siempre aprecia pero que han contribuido a formar enteras generaciones de nuestra gran familia”.
“Conozco también los numerosos problemas que resultan de su condición itinerante, como la educación de los hijos, la búsqueda de lugares adecuados para los espectáculos, su autorización y los permisos de residencia para los extranjeros”. En este aspecto el Papa invocó a las administraciones públicas les brinden apoyo, al reconocer en ellos una función social y cultural. “Los animo, a ustedes y a la sociedad civil, a superar cualquier prejuicio y a buscar siempre una buena integración en las realidades locales”.
“La Iglesia se alegra por el empeño que demuestran y aprecia la fidelidad a las tradiciones de las que se sienten orgullosos. Aunque la vida itinerante les impida formar parte de una comunidad parroquial de manera estable, también en su mundo es necesaria una nueva evangelización. Espero que encuentren, en las comunidades en las que se detienen, personas acogedoras y disponibles, capaces de salir al encuentro de sus necesidades espirituales. No olviden, sin embargo, que la familia es el primer camino para la transmisión de la fe, la pequeña Iglesia doméstica llamada a dar a conocer a Jesús y a su Evangelio y a educar según la ley de Dios, para que todos lleguen a la plena madurez humana y cristiana”.
“Les aseguro la cercanía de la Iglesia que comparte su camino y pido por ustedes a la Santa Virgen María, la ‘estrella del camino’, que con su presencia maternal nos acompaña en todos los instantes de la vida”, ha concluido Benedicto XVI.