‘Vatileaks, papables y rumores de fin del papado de Benedicto’
– Se comienza a especular sobre los “papables”.
– ¿Quién filtra los documentos?
– ¿Qué consecuencias trae esto para el Cardenal Bertone?
– ¿Qué significa esto para la elección del próximo Papa?
Filtraciones y Papables
Las últimas semanas el mundo se ha admirado ante la publicación en la prensa de documentos filtrados de la Santa Sede. ¿Qué es lo que buscaban quienes los filtraron? Lo que los diferentes “vaticanistas” interpretan, es que se trata de movidas que siempre han existido en el Vaticano ante la proximidad del fin de período de un Papa.
Benedicto XVI cumplirá 85 años en abril, y “últimamente se han hecho visibles algunos signos de envejecimiento, normales a esa edad”, dice Antonio Pelayo, corresponsal de “Vida Nueva” en el Vaticano en su reporte de enero. Su círculo íntimo – escribe – intenta por todos los medios ahorrarle cualquier esfuerzo innecesario. Se ha reducido el número de personas a las que da personalmente la comunión en las Eucaristías vaticanas. Su médico personal, Patrizio Polisca, se trasladó a vivir al Vaticano con su familia a fines del año pasado, lo que no había sucedido anteriormente.
Esta situación provoca las “movidas” de uno u otro grupo para promover un candidato y desprestigiar a quien se podría erigir como alternativa a su candidato. Y se afirma también que quienes están interesados en el tema de la sucesión papal son sobre todo quienes trabajan dentro del Vaticano, no contentos con la firmeza de Benedicto XVI para combatir los abusos sexuales y hacer más transparentes las finanzas de la Santa Sede.
Benedicto XVI ha impulsado diversas reformas en los Dicasterios vaticanos. Ha designado como Prefectos de algunos Dicasterios muy importantes a Cardenales no italianos, cercanos a él antes de iniciar su Pontificado. Es el caso del Cardenal norteamericano William Levada, elegido para que lo sucediera en la Congregación para la Doctrina de la Fe, y del Cardenal canadiense Marc Ouellet, para la Congregación de los Obispos. Pero el Papa no ha tocado todo el “aparato burocrático” del Vaticano, que ahora se mueve para que el próximo Papa sea más sensible a la percepción que ellos tienen de la organización de la Iglesia.
Casi todos los documentos filtrados buscan en una u otra medida, de una u otra forma, debilitar la figura del Cardenal Tarsicio Bertone, Secretario de Estado (el “número dos” en el Vaticano). Bertone es considerado por quienes trabajan desde el anterior Papado en la Santa Sede como un “outsider”; alguien que llegó al cargo porque había trabajado con el Cardenal Joseph Ratzinger en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Este resentimiento ha crecido por el hecho que el Papa nombró como “Sustituto” del Secretario de Estado, su más importante colaborador, al Arzobispo Giovanni Angelo Becciu, que también es considerado outsider, porque aunque formaba parte del Cuerpo Diplomático del Vaticano, nunca había trabajado antes en la Secretaría de Estado. De otro lado, Becciu viene de la isla de Cerdeña, y los sardos son diferentes en muchos aspectos a los italianos, y se comenta que es por eso que Benedicto XVI lo escogió como Sustituto.
¿Quién filtra estos documentos?
La mayor parte de comentarios que circulan en el Vaticano considera que los “vatileaks” vienen de personal de la Secretaría de Estado misma, hostil a Bertone. Se filtran no por denunciar errores o buscar reformar las prácticas, sino más bien por rencillas personales o políticas.
Dicho esto, circulan tres teorías sobre los autores. Aunque son meras especulaciones o corazonadas, son las que circulan en las salas de prensa y los café romanos. Las filtraciones vienen:
– de personas cercanas al Cardenal Angelo Sodano, poderoso ex Secretario de Estado en tiempos de Juan Pablo II y ahora Decano del Colegio de Cardenales. Esta teoría considera que los cercanos a él, que constituyen la vieja guardia de la Secretaría de Estado, no olvida ni perdona que Bertone sea un “outsider”; resentimiento que se agrava con el hecho de que el Sustituto (el número uno después de Bertone en la Secretaría de Estado) es básicamente también un “outsider”.
– de funcionarios italianos relacionados con el Cardenal Camillo Ruini, poderoso ex presidente de la Conferencia de Obispos de Italia,. Según este punto de vista, los aliados de Ruini recuerdan que Bertone se enfrentó a él sobre quién debería ser su sucesor en la Presidencia de la Conferencia, y sobre todo no les gusta que Bertone se haya convertido en principal portavoz de la Iglesia en los asuntos sobre Italia.
– de círculos alrededor del Cardenal Mauro Piacenza, Prefecto de la Congregación del Clero. Piacenza viene de Génova, de la escuela del difunto Cardenal Giuseppe Siri, el famoso “Papa que nunca fue elegido,” un candidato permanentemente favorito del ala conservadora de la iglesia. Piacenza ha trabajado en el Vaticano desde 1990. Él se considera como un lógico sucesor de Bertone, o al menos como un candidato a jugar un mayor rol si Benedicto XVI decide que Bertone necesita ayuda en su tarea.
Aunque todas estas teorías aparentan ser plausibles, es necesario ser muy cautelosos. Pueden ser simplemente reflejo de la cultura psicológica italiana, que piensa que siempre tiene que haber un gran plan escondido bajo la superficie de los acontecimientos. Es a eso que llaman la “dietrologia”: la teoría de lo que está detrás (dietro). Es posible también que, si los documentos son heterogéneos, las fuentes puedan ser diferentes también en cada caso.
Las “cartas Viganò”, por ejemplo, pueden haber sido filtradas por amigos resentidos por haber sido despedidos, los documentos financieros pueden venir de gente del IOR u otra oficina vaticana que busca quejarse. Algunos creen que la carta sobre el plan para asesinar al Papa que se habría discutido en China, busca debilitar al Cardenal Scola como candidato al papado, y otros piensan que buscan bloquear el proceso de “détente” entre el Vaticano y el gobierno chino. En otros casos, puede ser simplemente que algún funcionario, amigo de algún periodista, al ver un documento importante le parezca interesante pasárselo, sin tomar en cuenta las consecuencias.
¿Qué consecuencias trae para Bertone?
Si el objetivo de estas “filtraciones” es realmente derribar a Bertone, uno se imaginaría que es por dos razones. Primero, Benedicto XVI ha mostrado muy claramente su aprecio personal y apoyo a Bertone; y, segundo, para ser honestos, no es que Bertone necsite ayuda para que su capacidad de liderazgo sea puesta en duda. No es un secreto que muchas personas dentro del Vaticano lo consideran un Secretario de Estado débil. Él es apreciado como persona, y nadie cuestiona su integridad personal o su lealtad al Papa, Bedicto XVI, pero hay desde hace tiempo serias dudas sobre su capacidad para lograr que los asuntos marchen a tiempo.
Bertone tiene 77 años, y algunos han especulado que estos últimos sucesos podrían convencer a Benedicto XVI de aceptar su renuncia. Otros dudan si una mejor salida sería que Bertone se mantuviera como titular, y que el Papa nombrara otra figura,al estilo de un Pro-Secretario que asumiera la mayor parte del trabajo más difícil.
Pero dado que Benedicto no es muy inclinado a preocuparse mucho acerca de los asuntos de gobierno, y probablemente no quiera recompensar a esa campaña de demolición, el pronóstico más sencillo parece ser que Bertone permanecerá. La gran pregunta es si hay manera de arreglar el descontento interno vaticano sin un cambio en los puestos altos.
¿Qué significa esto para la elección del próximo Papa?
Hay dos consecuencias que todo esto puede tener en el próximo Cónclave para elegir al Papa.
Primero, sea cuando sea que se realice la próxima reunión para elegir el Papa, muchos buscarán alguien que pueda poner los asuntos internos del Vaticano en orden. No es solo capacidad administrativa lo que los cardenales buscarán, pero se ha convertido en un punto básico para tomar alguien en seria consideración.
Segundo, el escándalo actual ha reducido las posibilidades de que el próximo Papa sea italiano, dado que muchas de las “filtraciones” han mostrado algunas de las características menos atractivas de cultura eclesiástica italiana. El desorden ha puesto en duda la vieja idea de que los italianos tienen una habilidad especial para el gobierno de la Iglesia, al menos porque han vivido con la institución tanto tiempo, y la conocen desde dentro. Dicho de otro modo: el próximo Papa podría ser un italiano, pero – en caso eso suceda –será elegido a pesar de ser italiano, y no por serlo.
Imagen:(Getty) El Papa Benedicto XVI, a la izquierda, saluda a los cardenales recién nombrados, de izquierda a derecha, Timothy Michael Dolan, de los Estados Unidos, Giuseppe Betori de Italia, Rainer Maria Woelki, de Alemania, y John Tong, de Hong Kong , en la basílica de San Pedro.