Los jóvenes reivindican un ecumenismo más vivencial
Una de las cuestiones que más se les achaca es que no les interesa tanto la vertiente teológica del diálogo, sino la exclusivamente vivencial, no acudiendo apenas a los cursos de formación, mientras que sí lo hacen, a veces multitudinariamente, a las celebraciones y oraciones.
Taizé como modelo
Alejandro Izquierdo, católico de 24 años, y que lleva desde hace ocho colaborando con las Misioneras de la Unidad, reconoce que intenta ir a las charlas, pero que es en la oración conjunta donde encuentra “algo que me ayuda mucho en mi vida”.
Poniendo el ejemplo del movimiento ecuménico de Taizé, entiende que “se puede dar un gran testimonio mostrando cómo compartimos y nos ayudamos unos a otros, siendo en verdad una gran familia”.
Para Aurelio Lepe, de la Iglesia Española Reformada Episcopal, no hay incompatibilidad entre lo reflexivo y lo vivencial, pues ambos reflejan un mismo objetivo. Aunque Aurelio también hace autocrítica eclesial: “La mayoría de las Iglesias no tienen conocimiento del verdadero ecumenismo, temiendo que sus ideas y conceptos se puedan ver comprometidos”.
Ecumenismo en la JMJ
A unos meses de la Jornada Mundial de la Juventud, algunas voces reclaman la idoneidad del testimonio que supondría un encuentro con jóvenes de otras confesiones.
Victoria Saugar, ortodoxa perteneciente al Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, cree que sería “una oportunidad excepcional para enseñar al mundo que lo que nos une, más allá de las diferencias, es que somos cristianos”.
No todos lo entienden así. Alejandro cree que “el ecumenismo funciona más a nivel parroquial que en las altas esferas jerárquicas”.