Menos nacimientos y más inmigrantes. La ‘revolución demográfica’ con maletas
Las dos tesis son opuestas y del todo inconciliables.
Según el parecer de Gotti Tedeschi, no es suficiente para resolver la crisis económica en los países occidentales ni siquiera una compensación de la caída de la natalidad mediante los inmigrantes.
Pero sobre este punto no todos están totalmente de acuerdo con él. No sólo entre los demógrafos, sino que también en aquel “think tank” de la Santa Sede que es “La Civiltà Cattolica“, la revista de los jesuitas de Roma, cuyos borradores, por estatuto, son leídos y controlados antes de ser impresos, por la secretaría de estado vaticana. En “La Civiltà Cattolica” del 2 de octubre el director de la autorizada revista, el jesuita Gian Paolo Salvini , dedicó once páginas a presentar un libro de dos demógrafos que muestran, con cifras en la mano, que en Italia la población no está para nada declinando, sino que vive por el contrario una nueva “revolución demográfica”, en la cual las fuertes migraciones, el aumento de duración de la vida, la recuperación de la natalidad, la conservación del vínculo entre padres e hijos interactúan entre sí en modo positivo.
Los autores del libro son Francesco C. Billari, de la Universidad Bocconi de Milán, y Gianpiero Dalla Zuanna, de la Universidad de Padua. El libro reseñado con evidente favor por el padre Salvini es el siguiente:
F.C. Billari, G. Dalla Zuanna, “La rivoluzione nella culla. Il declino che non c’è”, Università Bocconi Editore, Milano, 2009.
Entre los países occidentales, Italia es un caso de estudio de primera importancia respecto a las movidas demográficas y a los flujos migratorios. El 27 de octubre, comentando en el “Corrier della Sera” el último informe anual de la Caritas-Migrantes sobre la inmigración, difundido el día anterior, el profesor Dalla Zunna escribió:
“Hoy viven en Italia cinco millones y medio de extranjeros, once veces más respecto a 1990. Este crecimiento tiene consecuencias profundas en la demografía, la economía, la sociedad y la cultura. El envejecimiento se ha lentificado, porque los extranjeros tienen en promedio 30 años, contra 45 de los italianos. Hoy los jóvenes extranjeros sustituyen los hijos que los padres italianos no han querido o no han podido tener”.
Pero inmediatamente después agrega, prudentemente: “Es difícil decir en qué medida los extranjeros influencian el desarrollo económico”.
En cuanto al padre Salvini, para probar su competencia en la materia, ha salido la primavera pasada un libro a tres voces, escrito por él, un economista de la Universidad de Chicago y el director editorial del “Gruppo Il Sole 24 Ore”:
GianPaolo Salvini, Luigi Zingales, Salvatore Carrubba, “Il buono dell’economia. Etica e mercato oltre i luoghi comuni”, Università Bocconi Editore, Milano, 2010.
Hacia el final de su reseña al ensayo de Billari y Dalla Zunna, el director de la “Civiltà Cattolica” sostiene que para hacer crecer la economía el crecimiento demográfico debería se de todos modos “moderado”, con el recurso a la “procreación responsable” recomendada por el magisterio de la Iglesia y últimamente por la encíclica “Caritas in veritate”.