“El pueblo se ve grande, sobre el cerro, siguiendo la lomada: los techos de teja suben desde la orilla de un riachuelo, donde crecen algunos eucaliptus, hasta la cumbre; en la cumbre se acaban, porque en el filo de la lomada está el jirón Bolívar, donde viven los vecinos principales, y allí los techos son blancos, de calamina. En las faldas del cerro, casi sin calles, entre chacras de cebada, con grandes corrales y patios donde se levantas yaretas y molles frondosos, las casas de los comuneros, los ayllus de Puquio, se ven como pueblo indio. Pueblo indio, sobre la lomada, junto a un riachuelo.”
(J. M. Arguedas, Yawar Fiesta. Lima: Horizonte, 1980: 19)
De esta manera, Arguedas introduce el pueblo de Puquio en la primera página de la obra. La descripción da al lector una idea clara de lo que está a punto de ver en las siguientes páginas, sin embargo es una descripción que está marcada por dos factores: el ambiente rural y la separación de clases.
El contexto es el de uno donde reina la naturaleza y la forma de vida rural. Puquio es identificado desde el inicio con la agricultura y ganadería (chacras, corrales), y con la cercanía a lugares naturales que son importantes para el autor (cerro, riachuelo/agua). La división clasista muestra cómo el paisaje se parte por la adquisición de riquezas, y señala que la sociedad habitante del pueblo se rige por esta jerarquía. El “pueblo indio” se construye bajo la óptica de la separación, y son sus polos opuestos los que fundan la sociedad andina.