“(…) en cambio habrá hecho el trabajo previo que para nosotros sería más violento: liquidar a ese loco fanático del Bruno y a la tropa de hambrientos cholos de San Pedro, que se hacen llamar “caballeros”, “señores”, “viracochas”. Necesitamos el agua del río y la pampa de “La Esmeralda”.”
(J.M. Arguedas. Todas las sangres. Milla Batres: Lima 1980:70)
(J.M. Arguedas. Todas las sangres. Milla Batres: Lima 1980:70)
La pampa de San Pedro era codiciada por su extensión y fertilidad. Empobrecidos los señores y vecinos no pudieron hacer nada frente a la industria y el capitalismo.