La alimentación y la memoria de la comunidad campesina de Utec

Autor: Cecilia Sueiro

Introducción

Todas las personas tenemos que comer para poder soportar el día y llegar al día siguiente; sin embargo, comer no es solamente conseguir las vitaminas, minerales, proteínas, fibras y carbohidratos que nuestro cuerpo necesita. Se comen productos que han sido sembrados y cosechados por personas, producidos en fábricas, vendidos y comprados por personas, escogidos por personas y preparados por personas. Además, generalmente, estos productos convertidos en comidas y alimentos con sabores, olores, texturas particulares, son consumidos por quienes los preparan acompañados de más personas, aquellos para quienes lo ha preparado, buscando satisfacer sus gustos y apetencias. Y quienes se encargan de buena parte de todo este proceso son las mujeres, es por esto que el presente capítulo ha sido realizado en base a las informaciones que ellas, las mujeres de Utec han compartido conmigo.

En el presente capítulo trataré lo referente a las comidas preparadas desde tres perspectivas, lo cotidiano, lo preferido y lo que se consume menos. Sin embargo no es posible tratar lo que se come sin tratar la producción de alimentos ni lo que se encuentra alrededor de la cocina. Por lo tanto, serán tratados en función a mis tres temas ejes. No trataré lo concerniente a las bebidas, alcohólicas o no, ni a lo que tiene que ver con festividades, pues, si bien he tenido algunas menciones respecto a platos que se preparan en fechas especiales (tal como el asado de cordero acompañado de trigo o el asado de res), mis preguntas no han ido en esa dirección. El siguiente capítulo, respecto a lo ritual y escrito por Monika Banach mencionará lo concerniente a los alimentos que se utilizan en las ceremonias.

Lo que veremos entonces será primero el proceso de la producción de alimentos, es decir quiénes los producen, de dónde provienen los alimentos y productos y quienes los preparan. Luego veremos la comida cotidiana: lo que las mujeres de Utec me contaron que habían comido ese día y por lo tanto, lo que se come en un día cualquiera de Mayo en Utec, al 2013. Luego, pasaremos a ver lo que las mujeres me contaron eran sus comidas preferidas, es decir, lo que más les gusta, aunque no sean comidas usuales. Después mencionaremos las cosas, comidas y productos, que ya no se comen o mejor dicho, que ya no se come tanto, debido al cambio de hábitos, a la necesidad de hacer las cosas más rápido, porque se ha perdido la costumbre, las posibilidades de cosecharlo o por otros motivos, más bien ajenos a la comunidad misma. Finalmente mencionaré algunas características de lo que sucede alrededor de la cocina.

Metodología: población, encuestas, preguntas, expectativas

El presente trabajo se hizo en una semana, entre el 4 y el 11 de Mayo del 2013 en la Comunidad Campesina de Utec, distrito de San Juan, provincia de Lucanas en el departamento de Ayacucho en Perú.

Al ser el eje de mi investigación la alimentación, la población con la que he trabajado ha sido enteramente femenina, salvo por una conversación aislada con dos varones nacidos en Utec pero residentes fuera, que habían llegado al pueblo de visita y algunas conversaciones informales con algunos niños del pueblo, a los que, lamentablemente, no llegué a encuestar sistemáticamente. Por lo tanto mi investigación está planteada desde un punto de vista casi exclusivamente femenino (teniendo en cuenta que yo, quien escribe, soy también mujer).

Inicialmente mi metodología de investigación estaba pensada como entrevistas a profundidad con las mujeres durante el día y específicamente cuando estuvieran preparando los alimentos. Sin embargo, por diversos motivos, esto fue difícil y luego de conversarlo con la profesora, Cecilia Rivera, decidí cambiar al método de entrevistas estructuradas a modo de encuestas, pero con preguntas abiertas, lo que finalmente me permitió una entrada estructurada pero más simple. Hice un total de 21 encuestas. Los datos que daré a lo largo del trabajo se encuentran en el anexo 1 y 2, fruto de las encuestas. El #1 tiene que ver con las preguntas de la encuesta (comida cotidiana, comidas preferidas y lo que ya no se consume tanto) y el #2 con los ingredientes, su mención, su procedencia y el número de menciones respecto a que se consumían más en otra época. Algunos otros datos me ha sido imposible ponerlos en un cuadro, por lo que los iré mencionando a lo largo del texto. Provienen, pues, de mis conversaciones a partir de las encuestas.

Creo que el motivo principal y determinante para que mi primera entrada no funcionara fue el temor a ser intrusiva, por parte mía, en un ámbito que es tan íntimo y en un momento en que las personas tienen ciertos hábitos y tiempos determinados, por un lado, y la amplitud de lo que quería investigar, por otro. Esta falta de seguridad se reflejaba y no lograba entablar conversación con las mujeres, salvo con la persona que nos daba pensión, quien se dedicaba el día entero a cocinar (para nosotros) y respondía pacientemente mis preguntas.

El cambio de metodología de recojo de información me dio más confianza – tenía una estructura que seguir y las conversaciones empezaron a fluir. Sin embargo, al contar con una semana, tuve que limitar bastante mi investigación respecto a mis expectativas iniciales. Finalmente me quedé con las comidas preferidas de las personas (diferenciando entre sopas o caldos y segundos o platos de fondo), las comidas cotidianas, a través de la pregunta “¿Qué comió ayer/hoy?”, con lo que ya no se comen tan a menudo como en otros tiempos, intentando determinar que “otros tiempos” eran a los que se hacía referencia, y finalmente algunas preguntas básicas respecto al tipo de utensilios, el tipo de cocina, la forma en que las personas entrevistadas aprendieron a cocinar y si esto les gustaba o no. Además, dentro de cada pregunta le pedía a la persona encuestada que especificara de dónde provenía cada uno de los ingredientes que utilizaba para cada preparación. Como pregunté respecto a cuatro comidas (sopa y segundo preferidos, comida del día y lo que ya no se come tanto) podría haber hasta 84 menciones a un mismo ingrediente (una por pregunta/persona encuestada) y aunque esto no sucedió, es lo que explica que, más adelante, diga que la papa ha sido mencionada 57 veces.

Creo que si bien el cambio me dio una estructura y datos estructurados que presentaré en los cuadros 1 y 2, dejó algunos espacios vacíos que quizá hubiera podido llenar de hacer otro tipo de entrevista. Un acercamiento más profundo respecto a los hábitos alimenticios, tales como horarios de comidas, tipos y frecuencias de comidas durante el día (¿las personas en Utec desayunan y cenan? ¿Almuerzan? ¿Meriendan?), costumbres alrededor de la mesa (¿Se sientan todos al mismo tiempo? ¿Se le sirve a alguien primero y alguien al final? ¿Comen todos lo mismo?), y, como ya mencioné, sobre las bebidas que se toman (¿Toman café, té, emoliente, ponche, leche en la mañana? ¿Toman todos lo mismo durante la mañana? ¿Qué tipo de bebidas refrescantes se toman más a menudo? ¿Con cuánta frecuencia beben alcohol? ¿Los hombres y las mujeres beben la misma cantidad y con la misma frecuencia alcohol? ¿Qué tipo de bebidas alcohólicas se toman más a menudo?). También sería interesante averiguar lo que le gusta comer a los niños, quizá comparándolo con lo que le gusta comer a las personas mayores de la comunidad. Éstas y algunas otras preguntas quedaron sin hacerse, esperando a alguien más que, quizá, las haga luego.

Sistema de producción de alimentos

La “producción de alimentos” consiste, por un lado en la generación de los productos, ya sea por actividad agropecuaria, llegando a manos de los consumidores como fruto directo del trabajo en el campo o por medios industriales, llegando a los consumidores a través del mercado y por otro en la preparación, la mezcla de los ingredientes, la cocción y el servir los alimentos ya preparados y listos para ser consumidos a los comensales. En el caso de Utec el nivel de autoconsumo es alto: se consumen muchos alimentos cosechados en la chacra o en la huerta. Las compras se hacen en el pueblo, los jueves que llega un camión de Puquio con precios similares a los que se encuentran ahí, en Puquio mismo y en menor medida en las bodegas de la comunidad. El dinero de las familias ingresa por varios medios, pero representa un ingreso importante – actual o con vistas a un futuro cercano – el trabajo en la mina o relacionado a ésta. Finalmente, algunos productos no se cultivan ni se compran, si no que se obtienen de la naturaleza: es el caso de la miel, la pesca de truchas y el recojo de algunas hierbas y frutas.

Lo/as productores/as

En el caso de Utec, muchas de las personas que se encargan del campo son mujeres. Los hombres jóvenes, en muchos casos, dejan el pueblo para conseguir un trabajo en alguna ciudad, tanto para mandar dinero a sus familias como hacer una vida diferente a la del pueblo. La familia que vi trabajando la tierra cerca a los límites urbanos de la comunidad estaba compuesta por una señora de edad avanzada, su nuera, una mujer adulta, el hijo de la señora, que había ido de visita y a ayudar en la cosecha y el hermano de la nuera, que había ido con los mismos propósitos. En este caso las dos residentes de la C.C. eran las mujeres de la familia y los varones eran visitantes. El hijo de la señora y esposo de la nuera vivía en la comunidad pero tenía un trabajo de vigilante, por lo que no contaba con tiempo, por lo menos por estos días, para trabajar en el campo.

Como dice Arantxa Guereña, las mujeres son las encargadas de producir gran parte de los alimentos del hogar[1], yo creo por lo expuesto líneas arriba que Utec no es una excepción. Como ya mencioné, son las mujeres las que se encargan, principalmente, del campo. Con esto no quiero decir que los hombres no lo hagan, pero debido al mercado laboral, son las mujeres las que se quedan, generalmente, encargadas del manejo del campo. Además, dado que el tema del presente capítulo no es únicamente de la producción de los alimentos como frutos, semillas o productos, si no como comida, cabe decir que son las mujeres las productoras en la inmensa mayoría de los casos. Producir alimentos, como lo expuse ya en la introducción, no significa únicamente producir o comprar los ingredientes, si no que engloba todo el proceso de transformación, con las diferentes técnicas y conocimientos que esto encierra. Conocimientos como proporciones necesarias para que un alimento quede “en su punto”, la forma de cortar ciertos ingredientes o incluso la elección de los ingredientes idóneos para un tipo u otro de plato es algo que no puede pasar desapercibido.

 

 

Ilustración 2: Tamizando cebada

Actividad agropecuaria junto a la minería

La agricultura es principalmente femenina mientras que la minería es casi exclusivamente masculina. Y digo casi pues, si bien las mujeres no pueden participar en la actividad extractiva directamente, lo hacen sí indirectamente, precisamente preparando y vendiendo alimentos a los trabajadores o preparando alimentos para sus propios esposos o hijos, también trabajadores y empleados de la mina. Éstos a su vez, ganan un salario que es utilizado para comprar los alimentos que el hogar necesita, complementando, en muchos casos, los alimentos obtenidos por la agricultura.

La agricultura es la actividad que da que comer a la gran mayoría de pobladores de Utec. Casi la totalidad de la producción agrícola de los comuneros, como ya dije, está destinada al autoconsumo. Esto se puede ver en el cuadro 2 de “ingredientes”, donde el producto más mencionado es la papa, (con 57 menciones, 38 de ellas como auto-producido) seguida por la Sal (comprada en todos los casos) y las habas en tercer lugar (con 37 menciones en total, 27 de ellas como auto-producido). Trataré el tema con más profundidad en el acápite de la comida cotidiana. Algunos comuneros que no tienen chacras trabajan en las parcelas de sus vecinos, obteniendo a cambio, como pago, los productos cosechados. Además, muchos tienen algún o algunos animalitos, lo cual contribuye a la posibilidad de una dieta más variada.

Si bien esta situación en la que coexisten agricultura y minería se lleva con relativa armonía, existe un recurso necesario para ambos y escaso en la zona: el agua. Tanto la minería como la agricultura necesitan agua para llevarse a cabo, y no han sido pocas las personas que me han referido que ahora hay “menos agua” y por lo tanto hay menos agricultura. Así, dependen mayoritariamente del agua de lluvias, con lo cual su nivel de incertidumbre es mayor. Sin embargo la mayoría de ellos, confía en que “la empresa” (minera) provea de una bomba de agua para irrigar los campos de cultivo, compensando así el uso extensivo del agua que hacen.

Las personas que tienen a algún integrante del grupo doméstico trabajando en la mina obtienen así dinero para comprar lo que la tierra ni los animales les pueden dar. Quienes no cuentan con eso suelen tener algún miembro trabajando fuera (en Puquio, Nazca o Ica, generalmente) y muchos generan un ingreso extra vendiendo algunos productos, como miel, queso o leche.

Autoconsumo: chacra y huerta

Las mujeres en Utec cocinan los alimentos, y son las que se suelen quedar trabajando el campo ante la ausencia de presencia masculina, quienes migran en busca de trabajo fuera de la comunidad. Además de eso, muchas de ellas migran temporalmente y se dedican a preparar y vender alimentos o dar pensión en las ciudades, sobre todo las de la costa, tales como Ica o Nazca. Son ellas las que deciden, a partir de lo que hay disponible, lo que comerá toda la familia día a día. Ellas, de 20, 30, 40, 50, 60 o 70 años, dedican horas de su día a transformar los productos en comidas.

Los que se produce en las chacras de Utec son principalmente papas, habas, cebada, maíz y trigo. En las huertas, los que tienen una, cultivan principalmente hierbas aromáticas como orégano, perejil o culantro y unos pocos tienen además zanahoria, apio, ajo o calabaza.

La mayoría de las mujeres consumen principalmente lo que cosechan o lo que se cosecha en la zona. El producto más mencionado, como ya dije, fue la papa, probablemente debido a que nos encontrábamos en época de cosecha. Las que venden lo hacen localmente, en Utec mismo; la mayoría, a sus vecinas. Algunas que migran temporalmente o que viven en otras ciudades y regresan una temporada al año, venden algunos productos en la ciudad donde residen cuando no están en Utec.

También sucede que algunas mujeres no tienen chacra, pero trabajan en las chacras de familiares o amigos, ayudando en la siembra y cosecha, y recibiendo así, a modo de pago, productos.

Entre los alimentos de origen animal obtenidos de la crianza se encuentran la leche, el queso, la cachipa y el quesillo, los huevos de gallina, la carne y menudencias de res, la carne de chancho y la carne de pato. La leche, el queso y el quesillo se consumen o se venden localmente. La carne puede consumirse fresca, cocida en algún plato, o secarse como charki y guardarse. La carne preservada de esta manera puede guardarse por meses. Muchos de los pobladores tienen chanchos en corrales, aunque durante el día se los puede ver paseando y comiendo lo que encuentran por todo el pueblo. Los patos, gallinas y pollos también se encuentran sueltos, aunque permanecen cerca a la casa. Los huevos consumidos han sido, en todos los casos registrados por mí, de las gallinas ponedoras; probablemente las que sobrevivieron del programa impulsado por el anterior alcalde para poroducir huevos para ofrecerlos en el circuito comercial de Marcona. Una señora de las entrevistadas me dijo que tenía cuyes y otra tenía una cabra que paseaba por el pueblo. Dos señoras me contaron que crían cabras en las alturas, ordeñándolas para obtener leche y preparar queso.

Las compras en el mercado

Dado que no todo lo que se consume se produce, ya sea por falta de tierras, de agua de mano de obra, o porque no crece en la zona, las familias compran parte de lo que consumen. El producto comprado más veces mencionado, por razones obvias, es sal (con 42 menciones). Le siguen luego (excluyendo el agua, que tendrá un acápite aparte) ajo (32), zanahoria (32), cebolla (29) y aceite (23).

La mayoría hace compras grandes en Puquio, ya que es más barato que en las bodegas de Utec; sin embargo, también compran las cosas que faltaran para un día en las bodegas locales. Además, una vez a la semana, los jueves, llega un camión de Puquio con frutas y verduras. Lo que ofrece este camión son las frutas de temporada (cuando llegó, en Mayo, tenía ciruelas, manzanas, mandarinas, sandía, duraznos, uvas, limón) y productos como apio, zapallo, cebolla, zanahoria, poro, tomate, camote, pallares, vainitas, yuca, arvejas, papas, habas. Los precios se asemejan a los de Puquio, por lo que muchas mujeres se acercan a comprar y regresan a sus casas cargadas de bolsas. Una de mis entrevistadas me dijo que compraba en el camión pues los precios eran los mismos de Puquio y de ésta manera se ahorraba el pasaje.

También se compra localmente algunos ingredientes producidos por los mismos comuneros: queso, leche, hierbas aromáticas (como perejil, culantro, orégano), papa, cebada y carne de res.

Lo que se recoge: trucha, hierbas, frutas, miel

Existen algunos alimentos que pueden ser recogidos ya que crecen silvestremente o, como en el caso de las truchas, viven en el río y es posible pescarlas. Entre los comuneros existe la idea general de que la zona de la Hacienda Viseca, al estar a menos altura y estar protegida por el valle, produce fruta. Sin embargo, cuando fuimos de visita por la zona de la casa hacienda, lo que quedaba de árboles frutales eran una higuera, un durazno y un pacae. No obstante, los testimonios indican que más abajo se puede recoger fruta, de los árboles cultivados anteriormente en la hacienda. En el río, además, hay truchas. Unos niños me contaban que su padre había recogido hasta 19 kilos. Más allá de la exageración en que podrían haber incurrido por el hecho de ser niños e impresionables, eso indica que probablemente, se pueda capturar un número no insignificante de este pescado. Cabe mencionar que éste dato no apareció en las encuestas, pero sí entre lo que me contaron unos niños en una conversación respecto a lo que yo estaba haciendo.

Además, existen hierbas silvestres. La principal es el paico, que sirve para hacer sopas y aderezar segundos, también recogen yuyo y atajo. Finalmente, algunos comuneros mandan a sus hijos jóvenes a recoger miel de los panales del campo, para consumirla y/o venderla.

La comida cotidiana

Como bien decía una de las señoras con las que conversé, hay que variar lo que se come, porque si no, uno se aburre. Así, la comida cotidiana incluye papa, habas y cebada, alternada con arroz o fideos. La forma de averiguar esto fue, como ya dije, a través de la pregunta “¿Qué preparó ayer/hoy?”. Las respuestas fueron variadas: la mayoría de personas preparó una sola comida (16/21), 11 habían preparado sopa, 9 habían preparado segundos, aunque excluyendo a quienes habían preparado dos tipos de comida la situación cambiaba, con 10 personas que prepararon sólo sopa o caldo y 5 que prepararon sólo segundo. Una persona había preparado una mazamorra de leche en el día, por lo que no está contada entre sopas ni segundos.

Para efectos de la sistematización de la información las encuestadas, aunque hubieran mencionado dos comidas preparadas en el día, elegían uno de los platos y me dictaban los ingredientes, especificando luego de dónde provenía cada uno. Es así que obtengo 11 sopas y 9 segundos. Entre éstas 11 sopas, se repite la sopa de leche (3/11). Pude notar que cuando una sopa lleva leche, no lleva carne y viceversa, es por esto que entre los ingredientes principales especifico el agua, pues si bien cuando se hacen sopas siempre llevan agua, es una forma de especificar que no llevan leche, salvo por una encuestada, la #2, que preparó una sopa de calabaza con leche y carne.

Entre los segundos preparados en el día, entre los 9, 3 prepararon pollo, 3 carne de de res (1 como estofado de carne, una utilizó charki y una más, menudencia) y una persona preparó carne de chancho. El segundo ingrediente más utilizado, es decir, la guarnición, fue papa. (Para todo lo anterior ver cuadro 1)

 

Los 10 ingredientes más mencionados, excluyendo sal, agua y aceite, son papa, habas, ajo, zanahoria, cebolla, leche, zapallo, apio, cebada y carne de res (en ese orden). La aparición de la carne de res en esta lista (que no sólo hace referencia al número de menciones, no a si es cotidiano o preferido) se debe a que se menciona 10 veces como ingrediente entre las comidas preferidas y 3 como algo que se comía antes con más frecuencia (de 21). (Ver cuadro 2)

 

Lo que más les gusta

En la encuesta hice dos preguntas respecto a lo que más les gusta: una sobre la sopa o caldo preferido y otra sobre el segundo. Sin embargo, para la sistematización, elegí como “Comida preferida 1” la primera preparación que respondiera ante la pregunta “¿Qué es lo que más le gusta comer?”. La preferencia entre sopas y segundos no fue muy marcada: 9 mencionaron una sopa, 11 un segundo y 1 una entrada (papa a la huancaína). Una sola persona me respondió, cuando le pregunté por su segundo preferido, que no le gustaban mucho los segundos, que prefería las sopas (E#3).

Sopas

Entre las sopas preferidas, casi todas (excepto 2) llevaban entre los ingredientes principales algún ingrediente producido localmente, cuando no dos. De las 21 sopas registradas, 11 llevaban cebada, 4 maiz, 4 habas y 1 trigo. Además 15 mencionaron papa entre los ingredientes. El caldo o sopa de morón (cebada) es la más recurrente.

Segundos

El caso de los segundos es diferente a las sopas. Así, si bien varias mujeres identificaron cereales producidos en la zona preparados como guiso y acompañados de algo más (carne de res, pollo u otros) como su plato de segundo preferido, hubo algunas referencias a la comida peruana más extendida, como el arroz con pollo o el chicharrón de chancho. De las 19 respuestas 10 tenían como uno de los ingredientes principales carne de res, 4 carne de pollo, dos carne de chancho (ambas en chicharrón con mote) y 3 sin ningún tipo de carne:1 tallarín, 1 picante de trigo con queso y 1 picante de quinua con queso.

Lo que ya no se come (tanto)

Lo que ya no se come tanto es identificado tanto con preparaciones como con ingredientes o productos específicos. Un proceso identificado por la mayoría de las personas es que “antes” –hace tanto 10 o 15 años entre las mujeres menores como hace 40 o 50 entre las mayores- se comía menos alimentos procesados y más procedentes de la actividad agropecuaria, “de la chacra” o “del corral”. Otra constante es el hecho de que “antes” –y esto entre las personas de 30 años y más- se podía cosechar más pues había mayor disponibilidad de agua y no dependían mayoritariamente de las lluvias como en la actualidad, debido a una bomba de agua instalada y mantenida por la empresa minera que funcionaba en aquel entonces.

Lo que ya no se come tanto está también relacionado con formas de preparar los alimentos y con los utensilios utilizados: una señora me contó que cuando era niña comía en mates con cucharas de palo y varias mujeres me contaron que sus madres cocinaban en ollas de barro.

También están relacionados con la presencia de la mina: un cambio respecto a la costumbre y el tipo de alimentos, como me dijo una señora mayor, se “acriolló” la comida, y también respecto a la disponibilidad de éstos, pues en épocas de la mina había un mercado y varios restaurantes.

Cabe mencionar que una señora, con la que hice una encuesta estructurada pero con la que luego me quedé conversando un tiempo más prolongado sobre otras cosas, mencionó que “antes” –cuando ella era niña- de la alimentación dependía directamente la salud de las personas, pues no había postas, ni hospitales ni pastillas. Su padre le daba quinua, por ejemplo, para que no se enfermara y se mantuviera fuerte y saludable.

Ingredientes

Según el cuadro 2, de ingredientes, los tres ingredientes que se identificaron como menos usados actualmente respecto al recuerdo de ellos son trigo, quinua y cebada, y les sigue “papa” haciendo referencia a variedades de papa que ya no se encuentra (curvas, de mesa, de colores). Luego, dos ingredientes mencionados por más de una persona y que no se mencionan para nada en la comida cotidiana ni en la preferida son oca y yuyo. La primera, junto a olluco y mashwa, son tubérculos andinos de altura, crecen sólo en lo alto y, al parecer, se consumen cada vez menos.

Me llamó la atención que una señora me contó que ella comía machas de pequeña; las traían en sacos desde Marcona y se comían en picante. Algunas personas también identificaron frutas, como naranja, membrillo, plátano o pacae, producidos éstos en los alrededores de Viseca. (Cuadro 2)

Platos

Los platos que se identificaron fueron varios. Lo único que se repite es la mazamorra de leche. Luego se menciona puspo de habas, picantes diferentes (de nabo, de quinua, de atajo).

El problema del agua

Ha sido identificado como un problema que tiene que ver con la alimentación y que viene desde antes, por este motivo lo pongo entre “lo que ya no se come (tanto)”, pues la falta de agua está asociada a la menor producción de ciertos alimentos. No pocas mujeres mencionaron que es debido a la falta de agua que se han dejado de producir algunos ingredientes y por lo tanto, algunas comidas, tales como tubérculos andinos de altura o quinua.

 Alrededor de la cocina

La cocina

“La cocina” tiene que ver con dos aspectos: por un lado el espacio físico donde se preparan y comen los alimentos, por un lado, y por otro la fuente de calor que se utiliza para la cocción de dichos alimentos. Debido a la arquitectura de las casa, varias cocinas estaban fuera, ya sea en un patio o incluso cruzando una calle. Los tipos de cocina utilizados fueron a leña o a gas (nadie usaba ya kerosene, aunque se había usado antes) y algunas personas utilizaban ambos, prefiriendo la leña cuando las cocciones eran lentas y requerían mucho tiempo de calor o el gas cuando podían ser rápidas, como para el arroz.

La mesa

Si bien no tuve oportunidad de conocer las mesas de las personas encuestadas, una de ellas me contó cuál era la dinámica de la mesa, pues, cuando ella se encargaba de cocinar iban comiendo, una vez listos los alimentos, los que estuvieran cerca. Así, servía varias veces en un solo día, dependiendo de la llegada de los miembros de la familia o invitados que llegaran a comer (como fue en mi caso).

Circuitos fuera de Utec

Como ya mencioné, algunas mujeres (por lo menos 5 de mis encuestadas) migran temporalmente a alguna ciudad, trabajando durante ese período como pensionistas. Así, preparan alimentos para varias personas al día, convirtiendo lo que suele ser una actividad más íntima, dentro de la familia, en algo más extenso, con gente que no conocen o conocen poco.

[1] Guereña, Arantxa. (2011). “Derecho a producir. Invertir más y mejor en la pequeña agricultura de América del sur.” Oxfam.com/es/. En: http://www.oxfam.org/sites/www.oxfam.org/files/derechoaproducir_oxfamcrece-04102011.pdf . Consultado el 21/06/2013

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