La Muerte ha llegado triste a tu entierro
y duermes silencioso como un hijo en el útero
En el cementerio enlutado, las tinieblas golpean sus cabezas
contra cuatro cruces negras
y el viento, cuál viento, solo asiste el silencio que se quebranta,
un eco estertor invade los rincones de la celda
El horror entonces se vuelve un objeto repugnante
tan desierto
y las miradas absortas o sordomudas aún lloran al cadáver
¿Para qué me entierran en este mundo si la muerte llora mi pena?,
Dieu
Lovón Cueva, Marco. Carta de despedida. Lima: 30 marzo 2013.