Apenas la joven abrió la boca y el ascensor empezó a carraspear
el contoneo de las caderas removieron los regordetes lóbulos
con un gesto de asentimiento la tardanza da permiso al pasillo tan largo
y ningún sonido se oyó
hasta que se asomaron los cortos tramos de escalera, creo que eran cuatro peldaños
de pie en el umbral
Estar ascensorado con miedo y turbación provoca la bestiosa soledad
cuyo color -digamos amablemente dorado- no se mezcla con ninguno
así duró toda una semana; luego un mes; hasta que el calendario se consumió
la luz mudó mientras escalaba la primavera por la superficie de las cosas
Las burbujas entonces volvían a las calles
después de que las compuertas mirasen el acceso a la ciudad
Al llegar la mañana la muralla desalcazarizó
los cerrojos fueron envueltos en sus cajetillas -la verdad es que ya no hacía falta echar cerrojos más-
desde que las puertas se abrieron -ambas de tamaño igual- era de menos que aguantara la presión de los músculos
el hacha de menor tamaño fue escogida y esta blandió en el aire con cautela
Así la luz tuvo razones para enorgullecerse
porque ese invierno no ha sido uno de los muy largos
Ahora discurre un riachuelo donde se puede beber el agua en la azotea sin bajar