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El embrión tuerce nuestros dedos crayólicos
como si el frío nos pegara continuamente la cabeza
provocando el rechinar vacuno de las antiguas teteras
Así son los partos: moscudos volátiles legionarios
Cuentan los hombres matemáticas maternas
gritos desesperados antiabúlicos por la infantanada
y en medio de la nada la flor aun no crece
y en medio de la nada el árbol no camina
es la piel circular del odio gestante que no jardinea
brota lacrimales el feto desconcertado de la duda
ese aire inquieto de dolor cebolliano
ese aire lactoso y espumoso
hasta las siete más dos
hasta la suma de esos meses
hasta que se esfuma de una palmada en la nalgada
desembrionado