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Quien no se hace fuerte, desvanece el día
y la sombra, cual verdugillo, devora los deseos
Quien no lucha por comer mañana, la mesa le sobra
y los cubiertos se hacen inútiles muñecos
Quien duerme esperando el grito de mamá o algún ave cantar,
sin ninguna voluntad más, muere de tonta agonía
Quien enmudece su sueño, preciosidad divina, castiga al cuerpo,
el cerebro, la letanía positiva, en magnitudes infinitas
Quien espera hasta caérsele el último cabello,
decolora la palabra vida y anima la aquella cuerda pesimista
Lovón Cueva, Marco Antonio. Quien no lucha. Lima: 28 enero 2015.