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El latido del estómago se levanta una vez más contra los ricos
y no sabe a dónde huir
y qué comer
y qué decir
si el hambre gruñe fuertemente entre las paredes de la conciencia estatal
El hambre recorre los basureros
y las sobras se escapan una vez más hacia los ricos (entre ellos, hay alguno que otro político)
y no hay qué degutar
y no hay labios masticados ni fauces contentas
en la nada no hay para comer
Las madres se detestan y las vacas viven gordas para unos
y la ley divina castiga al pobre, lacera el hambre y odia su vivir
¿el dolor hace humano al pobre? ¿o el pobre ya nace humano?
En este desigual equilibrio, no hay leche, no hay buen pan, no hay siquiera cuchillos con que morir
Lovón Cueva, Marco. No hay buen pan. Lima: 1 junio 2013.