Algunos abiertos besos exploraron los rincones de toda su boca. Concluyó con un tenue mimo al labio inferior.
Ella quedó encantada con la magistral danza de su lengua.
No paró de mirarle los ojos. Ajena a su boca por unos pocos centímetros, le regaló una sonrisa.
De pronto, sintió el bigote invisible de saliva que le dejó el besuqueo.
Comprobó el húmedo bozo. No reparó en sigilar, eres un baboso.
Lo siento, él le respondió inmediatamente. Su intimidado rostro recurrió a la compasión.
Es que mis amigdalas segregan más saliva de lo normal, se justificó. No puedo controlarlo.
Ella continuó triunfante, como si hubiera descubierto un oscuro secreto. Realmente no le importó, lo quiso así.
Eres un gran baboso, le repuso con una sonrisa final.
Esta vez inició el acercamiento, le encantó sentir nuevamente sus besos mojados. Leer más
A continuación, un extracto de una entrada en DrMonique.blogspot dedicada a la aparición del Mero Loco -el peculiar personaje de la farándula limeña- en el mundo Twitter:
What are you doing?
hoy he creado mi cuenta de twitter a pedido de mis fans enamoradas
10:20 AM May 21st from web
[FASE I: Un Comienzo tan auspicioso como demoledor. Tras un silencio de dos semanas, el Mero Loco inicia su contraataque. Como era previsible, empieza haciendo en Twitter lo mismo que hace en televisión: promocionarse a diestra y siniestra. La escuela de Susy, le dicen]
hola a todos mis seguidores tuiteros, los quiero mucho y los espero en mis dos locales de la molina para hacerles un descuento tuitero
4:58 PM Jun 3rd from web
estamos en la av. flora tristan 619 la molina
6:56 PM Jun 3rd from web
mi teléfono para contratos: 995733798
6:57 PM Jun 3rd from web
llegas y me dices por el descuento para tuiteros
6:58 PM Jun 3rd from web
y en la noche estamos en el burger kin vendiendo hamburguesas con los wolswaguen clasicos
6:59 PM Jun 3rd from web
[FASE II: Comportamiento clásico de todo aquel hijo de vecino que gusta de hacer huevadas en televisión: llamar desesperadamente la atención]
hola, aca el mero loco
7:05 PM Jun 3rd from web
ablen
7:07 PM Jun 3rd from web
soy el mero loco
7:10 PM Jun 3rd from web
hola haganme caso, hay alguien ally
7:12 PM Jun 3rd from web
no se que acer
7:13 PM Jun 3rd from web
contestenme peeeeeeee
7:16 PM Jun 3rd from web
[FASE III: Llegado este punto, Mero Loco saca las garras. Pone en evidencia sus bajos instintos y el verdadero motivo de su presencia en Twitter: conseguir mujeres. El tipo no puede con su genio]
hola muriel1311 conoces tumbes?
7:18 PM Jun 3rd from web
tengo una jatito en mancora
7:18 PM Jun 3rd from web
fatimatv que tal
7:19 PM Jun 3rd from web
este es mi fono 995733798
7:22 PM Jun 3rd from web
invitame a un karaoke
7:23 PM Jun 3rd from web
@morgana_pe mi numero es 995733798
6:23 PM Jun 5th from web
@muriel1311 este es mi nextel 8306219
7:24 PM Jun 3rd from web
este fin de semana te voy a invitar un caldo de choros con su leche de tigre
7:26 PM Jun 3rd from web
@fatimatv @muriel1311 a todas quiero conocerlas
7:29 PM Jun 3rd from web
las conchas son lo maximo pa el muñeco jejeje
7:30 PM Jun 3rd from web
[FASE IV: Mero Loco se despide hasta una próxima oportunidad, no sin antes mandarse con una chiquita y maletear a la competencia]
gaston es huevon, no cocina ni michi
7:31 PM Jun 3rd from web
– Entrada completa: El Twitter de Mero Loco (8 de junio de 2009).
– Sigue el Twitter de @meroloco. Leer más
En aquella ‘práctica’ de Lógica, Brenda nos explicó:
“Una vez dentro de esta universidad no son más que códigos: 2002… 2006… 2008… y códigos son lo único que ven los profesores.
Chicos, déjenles claro que son más que eso, tienen un nombre y un apellido… demuestren siempre que son más, traten en todo momento de salir del montón…”
No era la primera vez que escuchaba esto, sin embargo -desde ese día-, lo volví a tener en cuenta. Anhelando, para siempre.
Gracias Brenda… me hiciste recordar por qué carajo estoy en la universidad, en esta universidad. Leer más
Recuerda su primer verdadero encuentro con la televisión. Aún no articulaba correctamente las palabras, ¿cuántos años tendría? ¿Dos, tres, cuatro?
Sus padres carcajeaban en la sala frente a uno de los pocos objetos que aún no había investigado: una caja negra con un bailarín vidrio brillante que lo mareaba. Quizá esa fue la razón por la cual no la exploraba. Lo confundía, no entendía cómo -en ocasiones, cuando podía captar algo- gente tan pequeña vivía dentro de esa cosa. La mayoría de veces, la velocidad no le dejó comprender las figuras formadas en ésta. Qué raro que sus padres se divirtieran tanto, los juguetes eran más amigables.
Hubo ocasiones en que papá o mamá lo sentaban en el medio del mueble con ellos. No, ¡qué rara sensación, tratar de descifrar esos colores tan brillantes! Era mejor cerrar los ojos y pensar en volar sobre del océano… el sueño lo atraía.
Una tarde lo condujeron a la alfombra frente al televisor. Mamá lo encendió. Y vio algo curioso: dibujitos -sí, dibujos como los que él hacía- se movían y hablaban. Pero, todo seguía inexplicable ¿Cómo lo hacían?
De pronto, no supo por qué, se acercó al programa infantil y apagó el televisor. Un punto blanco fue consumido por un fondo negro. Luego, tocó el oscuro espejo y sintió que una película invisible lo cubría, le gustó el cosquilleo en su mano.
Prendió el equipo. Un sonidito veloz. Otra vez el ratón cantando. Se aproximó más y más a éste. Quiso tocar al roedor. Probar si era real.
No pudo. El vidrio se lo impidió. Pegó su cara a la pantalla, pero sólo veía cuadraditos que alternaban colores infinitamente. ¿Qué es esto? No le gustó tal simetría, no la entendía.
Se alejó y volvieron los animales de la granja. Lo encantaron. Se dejó llevar por las danzas, por la animación, no le interesó más el cómo fueron concebidos. Sus ojos cambiaron -eso sintió-, se relajaron.
El programa acabó. Los comerciales se repitieron, ya no le interesaron. Se puso en pie, presionó nuevamente el botón más grande de la caja negra. Otra vez el punto blanco desaparecía.
Miró a ambos lados; corrió por toda la casa gritando. No estaba papá ni mamá.
Falla. Otra vez Bomky lleva su pata a la mandíbula, nuevamente la fricción. Siente el alivio: ahora sí tal molestia debe desaparecer, anhela. Apoya el hocico al suelo rojo, lo quiere frío. Ya está acostumbrado a seguirla en estos gélidos lugares del infierno.
Trata de cerrar los ojos, pero el intenso coqueteo del nuevo amante lo aturde. En cambio, los jadeos de ella son un coro de querubines, quizás por ello le encante tanto estar a su lado; ello lo calma, lo calma más que todas las uñas limando su mandíbula.
Ya no le molesta que toquen a su ama, la primera vez saltó a la cama, ella lo castigó encerrándolo en el baño. Una tortura pensar que agreden a su dueña, esos gritos. Se encontraron solos cuando decidió liberarlo de su encierro. Ella lo llevó a sus sábanas con un abrazo y prosiguió una lluvia de besos. Algo parecía descubrirse tras una fina cascada de lágrimas: no sólo para ti es la primera vez, Bomky.
Ella ya conoce su esquina. Sabe quién es la nueva y quién no. No deja que otras tomen posesión de su oficio, es celosa. Una mala noche le enseñó el cuchillo a una aprendiz que quiso ‘dárselas de viva’. Ella se lo buscó, repuso a la mami mientras sostenía el arma ensangrentada. Le había dibujado una cicatriz a la altura del pómulo. Lo consiguió, la esquina sólo para Bomky y ella.
Recuerda la tarde aquella en la que lo encontró. Todavía no ejercía el oficio. Era el cachorrito más enjuto de la jauría, lo único que le daba vida era un diminuto estómago que aparentaba una pelota. Su madre lo abandonó en una rota sucia caja de cartón, se identificó tal vez. Lo recogió, no miró al resto de cachorros que corrían la misma suerte. Se lo llevó.
Bomky no puede vivir sin ella, siempre la acompañó al paradero cuando ella pretendía encontrar trabajo. Le es desesperante la soledad, sin ella. Pensar en esperarla en la entrada del apartamento, soñar esos pasos, sentir sus tacones cerca.
Un anuncio en el periódico más caro de la capital. Se requiere buena presencia. Esta puede ser su oportunidad. La misma danza: Bomky con los ojos puestos en la rendija de la puerta, esperándola. Llega ella con la mirada roja. Se tira a la cama y rompe en llanto maldiciendo a alguien. Bomky se aproxima y salta a su lado. Ella lo abraza, la tibieza del pelaje la adormece. Ambos duermen.
Dos noches luego se puso los tacones más altos, el perfume más caro de todos los que colecciona, el vestido más pequeño que pudo encontrar en el armario. Se despidió con la puerta cerrada. El miedo de Bomky hizo retumbar la puerta, los empujones estallaron a unos pasos de la casa. Hubo algo diferente: se volvían más intensos. Ella retrocedió; acompáñame, lo llamó a puertas abiertas.
La noche se volvió toda de ellos. Saludó a la señora que la cuidaría unas cuadras más adelante. No se preocupe por el perro, él se cuida solo, aseguró. Empezó a perder la timidez. Debía hacerlo.
Bomky tiene pulgas, le ha advertido ‘la Perli’, su compañera. El can no se resiste, el rascar emite un desesperante sonido rítmico cada vez más prolongado. Ella promete que lo llevará al doctor mañana ‘en la mañanita’, esta noche, le ha tocado un cliente difícil, de estos exigentes que quieren probar cosas nuevas.
Él llega en su propio taxi. Quiere irse del lugar lo más pronto posible. El precio está sobre la mesa. Tiene que ser con Bomky si no nada ah, le condiciona al parroquiano. Quién es Bomky, pregunta. Mi escolta, lo alza a la luna del taxi. El taxista ríe. Al cliente le da igual.
El hotel está cerca, Bomky no soporta los taxis. Las escaleras amarillas los conducen al lecho. Bomky ya los mira desde arriba, esperándolos. Ella va al baño, él enciende un cigarrillo, el perro encuentra un buen lugar a los pies de la cama. Todo listo: sobre la cama se exhiben los aparatos que él quiere explorar. Está obligada a lucir experta, no debe temerle a esos artefactos. Empieza el ritual sexual.
Ahí regresa, el malestar, el cosquilleo. Termina de rascarse pero ese gemido no sale de su hocico, es de ella. Ya sabe qué hacer, relajarse, no ocurre nada malo. Debe vencer por más que le fastidie el hormigueo… es imposible, no aguanta. Leer más
Y la torre nunca alcanzará la cima. Pronto la deidad nos separará, disfrazando su egoísmo y confundiéndonos más. Por ahora nos humilla. Nosotros, unos títeres expuestos a sus deseos, empezamos a odiarnos…
Y la construcción cesará… y la torre se destruirá. Leer más
Se detuvo, encontró su atajo invadido: un ‘dos-patas’ descansando en la banca junto a la pileta. Lo miró, supo que lo llamaba ¿ir con él? Ni en sueños. No sabe acaso que ya le ha hecho suficiente daño con remodelar su paraíso, con instalar contenedores llenos de más depredadores. Y qué buenos, dejaron al menos el canal; pero para qué… sólo para degradarlo con su hediondo sarcasmo. Lo llenaron de olor a muerte, envenenaron a los míos.
La mirada recorrió los detalles particulares del animal. El dolicocefálico hocico rosado, las orejas plásticas apuntando a las pocas estrellas en el cielo, el abundante gris pelaje desordenado, los ojos llorosos de un perro, la cola de rata muy larga.
¿Qué cree? que soy un prisionero como aquellos que suelen vivir de ellos y piensa que voy a dejarme capturar también. Escapar, decide. Se alejó entrando a oscuros arbustos ágilmente dando brincos.
Lo terminó de analizar en la memoria fotográfica consecutiva. ¡Espera! Un escalofrío lo invadió ¿Quién es ese pokémon? Leer más
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