Month: marzo 2010

Personajes diarios

El jalador, el cobrador, el datero, los escolares, el canillita, el chofer, la emolientera, la seño del quiosco, el guachimán, el tío “Pare”, el tombo, don Filiberto, los patas, la tía, la madrina del Comedor Central, don Sósimo, la señorita Fénix, el tío Bigote, el canchero, los universitarios, el cobrador, el vende-caramelos, el chofer. Leer más

Recuerdo ilegal

En el paradero de Veterans Memorial Boulevard ella espera el bus de las 7.45 pm, uno de los últimos de la noche. Arriba, el cielo oscuro ha empezado a llorar. Pronto se avecinaría una tormenta.

Llega el bus. Sube con una sonrisa amable y con un dólar 25 centavos en su puño. “Good night!”, saluda al moreno conductor. En un ademán de cortesía, éste asienta. Introduce las monedas en la máquina. Inspecciona el bus y los otros pasajeros. Los pocos que la acompañan en el viaje la miran con recelo, al menos eso cree ella. Busca el asiento vacío más próximo.

Se sienta al lado de la ventana. Carga la bolsa blanca con su uniforme dentro. Las gotas que explotan tras la ventana y el lejano recorrido de las calles a medio iluminar de Metairie, la hacen sentir segura.

8 horas de acomodadora en Dollar General, el cansancio la atrapa mientras el bus cruza David Drive.

Pequeñas risitas en un amplio patio, en el medio dos niñas saltan. La ve, su hermana bajo un sol panameño de Febrero. Habla con otra niña, en español. Esa niña a su lado, es ella de pequeña. Juegan al avión. Piensa “tan tranquilas, no lucen preocupadas”. Recuerda, no tenían por qué. Una sombra más grande se dibuja en el piso. Es mediana, con el cabello recogido y el uniforme de minimarket puesto. Es ella, se da cuenta.

Las niñas la miran y la invitan a jugar. “No puedo” dice, sin embargo se dirige al avión dibujado en el patio de lo que parece su antigua casa. Saltos, saltos. Las sonrisas de las infantes la contagian. Se siente feliz. Una felicidad que no sentía hace mucho en Estados Unidos. Estados Unidos, ¿dónde estaba ella realmente?

Un avión se escucha por los cielos del aeropuerto y ella no está en el suyo aún. La ve, su hermana al lado. Despegará en pocos minutos. Es mejor despedirse ahora. El cálido abrazo de su hermana la empapa, presiente que no la verá en mucho tiempo. En ese momento tuvo toda la razón, piensa ahora. Las lágrimas de su hermana la contagiaron. Ella ya sabía que se iba a quedar ilegal en Norteamérica. La soñada Norteamérica.

Despierta. Trata de recordar en qué calle se encuentra, con tal lluvia le es difícil. Logra identificar el cruce con Bonnabel Boulevard, felizmente no ha pasado su paradero. Da un fuerte suspiro. Abraza la bolsa que sostiene en su regazo. Se limpia la lagrimilla derecha. Leer más