Month: julio 2010

El mensajero

Lleva en una mano un complejo aparato que lo eleva al espacio exterior, mientras que su otra mano siempre sostiene un sencillo pero cómodo cojín -creemos que sirve para hacerle más confortable el aterrizaje ¿cómo será realmente?-. Nosotros le damos cartas, escritas con mucho cariño a nuestros seres queridos, aquellos que extrañamos, que se fueron al cielo y ya no podemos ver.

 

Soy un intermediario, me dicen “el ángel”. Pero no hago más que otorgar las cartas que me encargan a los cuerpos celestiales. No tengo un lugar propio, soy del cielo y de la tierra.

 

Ha regresado y desde hace días está armada la fila de remitentes, todos con un sobre en la mano. Él nunca niega su misión, se lleva nuestras emociones. Y aunque nunca sabremos si realmente los llega a repartir, siempre la esperanza (que nuestras plegarias sean leídas) estará en la próxima fila que aguarde su nueva llegada.

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