Month: agosto 2009

San Andreas

A mi lado, las gigantes rocas hacen juego con este desierto amarillo. No hay un pueblo cerca -el mapa lo corrobora-, mejor ir a la carretera más cercana.

Dejé la rutina del gimnasio hace mucho y la comida chatarra no me ha ayudado estos días, mi trote es más pesado.

Algo me detiene: en el cielo naranja aparece una estela. Saco la cámara. Aumento el zoom, parece que se trata de un objeto rojo.

¿Podrá ser cierto lo de los OVNIs? Ciertamente estoy muy cerca al área 69, una peculiar base militar que no admite visita alguna. Ya me daré tiempo para explorar dentro. Coleccionar estrellas por entrar a áreas prohibidas es mi especialidad.

Al fin aparecen los autos. Prefiero sentir el aire en mis oídos. Elegiré una moto. A estas alturas no importa si es una Sánchez o una FCR-900 (mi favorita).

Un buen tramo luego encuentro la primera. Es una Freeway negra. La patada voladora sobre el volante, cae el papanatas. Te lo mereces, idiota.

Dejo atrás al ranchero y su “K-Rose”, cambiemos a “Radio Los Santos”: Snoop Dogg suena mejor con velocidad.

La carretera es mía. Esquivo un carro tras otro. Aún falta mucho para llegar a la verdadera Las Venturas -diversión garantizada: casinos y más misiones-.

No vi al vehículo delante, el impacto me hace volar. El cretino baja de su carro (trae un bate de baseball). Hace poco que no peleo, nunca es suficiente.

Se acerca amenazante, mi manopla será suficiente. La sangre vuela a mi lado. Un par de golpes más y caerá. Pisotones en el pecho aseguran que no se levantará.

Un Buffalo rojo, mediocre auto, será mi trofeo por asesinar un sujeto más. Buenos gustos, otra canción de Snoop me acompaña.

Diablos, no había percatado la estrella que me han puesto. Un carro de policía estaba cerca.

¿Escapar? No lo creo, quiero acabarlos. Bajo la velocidad, el coche está a mi lado.

Empieza la lluvia de balas, acaba con una explosión. Tan sencillo destruirlos, a ellos y a esa horrenda patrulla.

Las estrellas aumentan. Apenas entro a la ciudad misma y aparece otro carro policial.

Me bajo del Buffalo, sé que me expongo pero muy cerca habrán otros carros con mi nombre en ellos.

Primero acabaré con estos uniformados. Saco la AK 47. Mi puntería es buenísima. Aparecen más policías. Aparecen más muertos.

Pocos minutos más, ¿hasta cuánto podré soportar? ¿Podré llegar a seis estrellas y sobrevivir para contarlo?

Un helicóptero me apunta con una luz blanca. Dispara. Esto se puso feo. Mejor escapo por ahora.

El aluvión de proyectiles ha hecho correr a todos al rededor. Los carros escapan y ellos no dejan de seguirme.

Mi línea de vida está muy baja. Creo que no aguantaré mucho…

Se me ocurre algo, ir a Burger Shot y subir esa línea roja. Mientras tanto las estrellas desaparecerán, ahí estaré seguro.

Por ahora, debo despistar a los que me atacan. Empiezo con las granadas. La calle tiembla.

Luego el lanzamisiles. ¡Qué espectáculo! Los cuerpos carbonizados volando ante el impacto.

El helicóptero, mi siguiente blanco. Trato de apuntar lo mejor posible ignorando a los que me disparan en tierra. Me las quiero cobrar como sea.

Y ahí va. Escucho el BOOM en el aire. Va a caer en cualquier momento. Cae.

Qué ironía… se desmorona encima mío. Sí, ya estoy muerto. Desde aquí arriba me veo aplastado por el negro esqueleto de un helicóptero.

Eliminado. Game Over.

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Sin título 1

Algunos abiertos besos exploraron los rincones de toda su boca. Concluyó con un tenue mimo al labio inferior.

Ella quedó encantada con la magistral danza de su lengua.

No paró de mirarle los ojos. Ajena a su boca por unos pocos centímetros, le regaló una sonrisa.

De pronto, sintió el bigote invisible de saliva que le dejó el besuqueo.

Comprobó el húmedo bozo. No reparó en sigilar, eres un baboso.

Lo siento, él le respondió inmediatamente. Su intimidado rostro recurrió a la compasión.

Es que mis amigdalas segregan más saliva de lo normal, se justificó. No puedo controlarlo.

Ella continuó triunfante, como si hubiera descubierto un oscuro secreto. Realmente no le importó, lo quiso así.

Eres un gran baboso, le repuso con una sonrisa final.

Esta vez inició el acercamiento, le encantó sentir nuevamente sus besos mojados. Leer más