Month: diciembre 2010

Un mes

Hace un mes se fue mi abuelo:

Mingo, el piurano, decide partir a la costa para retornar su odisea marítima. Bien pije, agradece. Despide a Anchash con mucho cariño: extrañará el hermoso paisaje y sobre todo a su cholita, la Virginia.

Mira azul inestable. No sabe si el mar es el que se mueve o es el buque en el que se encuentra. Relájate, la brisa lo que lo roza le sugiere disfrutar el insistente sol. No queda más tiempo para juegos. Sigue las instrucciones de su capitán. No, no es una persona, es un escudo. Un símbolo que significa algo más grande que él: su bello Perú.

Se detiene en Ecuador. Atacar o morir, le enseñaron. No recuerda bien cómo acabó pero ganaron los peruanos. Ahora, Lima lo espera.

El aroma del océano Pacífico. Mira el horizonte. Está solo, no hay nadie en el buque, siente. Sólo él y los pocos días para pisar puerto. Saca la guitarra y viene la inspiración. Un valsecito para celebrar en el recorrido no viene mal.

El calor de su cholita lo recibe en el Callao. Un cielo limpio y despejado le revela que hay mucho por hacer. Ladrillo por ladrillo, ya está una pared. Sus pequeños hijos le imitan, le pasan los demás ladrillos y ya terminaron casa.

Se despide: volverá pronto, promete. Lo recibe otro buque, otro jefe y otros tripulantes. Esta vez será el panadero del buque. Moldea la masa, la estira. Un poco de ajonjolí y al horno. Humeantes y crocantes, salen los largos panes.

Mira el reloj y ya se ha detenido. No sabe cuánto tiempo ha estado en el buque. Recuerda puertos, sí, recuerda puertos que no puede tocar. Recuerda suelo. Recuerda hogar. Recuerda familia. Recuerda que sus hijos ya deben haber crecido bastante. Recuerda que tres de ellos se quedaron en Estados Unidos.

Ya ve Manhattan. Sí que es gigante, la Libertad, piensa. No puede salir de buque, el itinerario es inamovible. El vapor ya indica nuevo viaje. Cierra los ojos y los ve. Ellos tan jóvenes e inmaduros, tienen mucho por aprender.

Sus tres hijos están ahí, lo sabe. Se despide. Ellos, en su mente, también.
Estados Unidos, todo el mundo habla de ese país y del sueño americano. Todos menos él: hogar, hogar pronto.

La punta del buque genera una división en la superficie del mar. Se crean ondas que desaparecen luego de poco. Mingo las mira y cree encontrar algo diferente en cada una de ellas. Se confunden y vuelven al oleaje grupal.

Ya casi llega, y la Virginia lo espera. Ya casi llega, y la puerta de su casa chalaca abierta. Ya casi llega, y la soledad lo acompaña. Ya casi llega, y la melancolía que trastorna. Ya casi llega, y la fiebre comienza. Ya casi llega, y necesita un bastón. Ya casi llega, y no puede articular lo que piensa. Ya casi llega, y los nietos le cantan. Ya casi llega, y los bisnietos le abrazan. Ya casi llega, y las hijas que lo rodean en lágrimas. Ya casi llega, y el cielo no es más que el fluorescente del hospital Naval. Ya casi llega, y siente el cansancio. Ya casi llega, y la Virginia le llama sonriente… “Ven chancho, ahora sí. Tienes tus maletas listas ¿no?”.

Al fin… al fin llega el piurano Mingo y feliz se reúne con su cholita, para siempre.

In memoriam de Domingo Espinoza Quevedo. Leer más

Pedro Paquete

Querido Peter,

Una amiga nuestra nos ha contado,
Que en Perú vive una persona muy estresada.
Que estudia día y noche enteras
Así, haciendo crecer mucho su cerebro.

Ella se preocupa si la bolsa de café venezolano no alcanza,
Dar energía, para libros y danza.
Como en una yunza con hachas y arboles,
O en la uni, cuando estés rodeado de admiradores.

Eres muy inteligente y con sueños increíbles
Por lo cual Hester te nos recomendó.
Incluirte en nuestro libro de niños dulces y malos,
De los que van a España y los que reciben regalos.

El cinco de diciembre es nuestro gran fiesta,
Cuando bajamos del chimenea a dejar muy modesta
Poemas, cajas y cartones.
Con recomendaciones de convivencia u otras anotaciones.

Debajo del papel de color brillante,
Hay escondida un regalo verdaderamente interesante.
Que se abren al día de mi gran salida
De vuelta a España… no muy preferida.

Un año entero en la fabrica de deseos,
Con autoridad sobre los niños malos y sus dedos.
A construir trenes y autos, ponis y Barbies,
Computadoras, cámaras y libros de artes.

Este año quiero dar una vuelta por tu residencia,
En consideracion del aprecio derivado de la correspondencia
Entre tú y una holandesa lejanos y cerca
Pronto probablemente de nuevo en Latín América.

Soy el patrón de los niños belgas y holandés
Naturalmente preocupado por todos sus trivialidades.
Un dedo cortado, un corazón roto, yo lo curo.
Pero lo que necesito de ti, no sé bien cómo, yo dudo.

¿Como resolver la falta insolucionable?
Mi caballo leal Amerigo no es culpable.
Se perderá en las calles de Lima.
¿Cómo asegurar que visitamos tu chimenea y no la del vecino?

Este mensaje es una petición de direcciones,
Para ayudar Pedro Paquete en repartir nuestros creaciones.
En tu casa, tu espíritu y tu boca,
Para que tu día de san Nicolas sea maravilloso.

Saludos,
San Nicolas y sus Pedros negros.

Por Hester, mi bella holandesa Leer más