Month: septiembre 2011

Itinerante

Ya no duele ver cómo queman mi casa.

 

La primera vez, hace un par de años, fue terrible. Sí, me acuerdo. Hice mi casita muy cerca de acá, es que antes había una maleza, ahí mira. Bien grande era. Atrasito, construí algo sencillo en realidad. Junté unos cuantos cartones, una frazada y un colchón que encontré en la avenida. Ya no aguantaba, las calles estaban más frías por el Centro. Encontré un lugar bonito aquí, al lado del río seco.

 

Pero no pe’, tenían que venir estos títeres y destruir todo. Por favor, jefe (así les gusta ser llamados), no me derrumben la casita, ¿a dónde me voy a ir, papá lindo? les decía. Pero ellos seguían y hablaban cosas que no entiendo. Sólo entendí que el alcalde en persona se había quejado, que se veía feo. Bueno, que bien, que vean a su nuevo inquilino, respondí. Pero creo que eso no les gustó. No sólo desarmaron y llenaron de gasolina mis cosas, sino también las rompieron.

 

Las empezaron a quemar. Qué feo ¿no? Me molesté pe’. Después de pedirles amablemente, qué me quedaba, ¿sentarme con los brazos cruzados? Entonces vino el Lope, me agarró el brazo y me dijo que no valía la pena. Me contó que siempre hacen eso, cuántas casas le han quemado esas basuras. Y luego dicen que nosotros somos las lacras.

 

Me calmó un poco saber que no era el único y me pregunto si era la primera vez que me quemaban las cosas. Sí, le respondí. Me estaban empezando a salir un poco de lágrimas no sabía si era por la pena o por el humo negro. Tranquilo, el Lope me jalaba con los otros.

 

Ahora, aquí sentado a un lado viendo como queman mi colchón, no puedo hacer nada más que aplaudir. Me miran raro cuando pongo esta sonrisa, siempre lo hacen. Lo que ellos no saben es que voy a volver a armar mi casita por acá y a ver si queman algo la próxima vez. Leer más