Month: junio 2010

Bajo las ruedas

Un día me pregunté ¿cuál es la peor muerte que alguien pudiera tener en esta ciudad? no me costó mucho la respuesta: ser atropellado… así bajo las ruedas de una rica combi limeña, o mejor, desparramado en la mitad de alguna ensangrentada carretera.

 

Saben qué es lo peor de todo, la existencia de los famosos “bolsiqueadores“. Sí, esos asquerosos seres sin escrúpulos. Sólo imagine: el cuerpo tendido de la víctima y las despiadadas aves de rapiña que pelean por la obtención primera de la billetera, el reloj, la cadena… en fin, todo cuanto valor pueda ser apreciable y removible del inconsciente. Se abalanzan sobre la presa sin importar las miradas de indignados peatones, éstos ni se inmutan ante tal actuación. Sólo están ahí parados, viendo cómo corren estos malandrines. Qué bella función.

 

No sé cómo ni cuándo moriré -ni intento saberlo-. Pero pediré que si irónicamente, sucede ello en alguna avenida o carretera de nuestra querida Lima, me concedan un espacio chiquitico al lado de la misma en donde se construya un templo conmemorativo: ese altar en forma de casita coqueta, que cuando bien cuidadas, llaman tanto la atención de los reflexivos pasajeros interprovinciales.

 

Que tenga mi nombre en ésta y que cada año me dejen una florcita en mi memoria. Con tal gesto se amortiguaría el sufrimiento inicial de un fin tan horroroso, así, hasta daría gusto morir arollado.

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